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Crece la economía y crece la pobreza

Cristina de la Torre
14 de septiembre de 2021 - 05:30 a. m.

Levitando en la muelle complacencia del poder que le cayó de chepa, desdeña el presidente a los 21 millones de colombianos reducidos a la pobreza. Ni plan de choque para crear empleo en masa, ni renta básica decente ni crédito sin intereses del Banco de la República al Gobierno. En vez de una cirugía capaz de salvar órganos vitales de la sociedad, administra paliativos. Campean la miseria y el desempleo en medio de la algarabía por una reactivación que no lo es, pues economía y pobreza han crecido a la par. Jugosa cosecha para los negocios que compiten con ventaja y desolación para todo lo demás, dizque a la espera de que la bonanza caiga un día a cuentagotas sobre los menesterosos. Manes del modelo de mercado en su 30 aniversario: es hija suya la crisis, acentuada por la pandemia.

Es producto de la apertura de César Gaviria, que desprotegió la agricultura y la industria nacionales, con resultado contrario al que sus promotores pronosticaron: la desindustrialización. Con todas sus secuelas de atraso, desempleo, trabajo informal y precario. Producto del desmonte del Estado empresario, planificador del desarrollo y regulador de los mercados. Producto de la preeminencia concedida a los banqueros, que se enriquecieron sin pudor. Y ahora, ante la crisis, propone Duque revitalizar la receta fracasada, la que dispara el desempleo y las desigualdades.

Impusieron “los economistas” su pensamiento único a la brava y prometieron una economía exportadora, acicateada por la competencia internacional. Otro fue el desenlace: la quiebra de porciones enteras del empresariado nacional a instancias de mercaderías foráneas que invadieron sin cortapisas el mercado, pues el arancel se redujo a la octava parte en estas décadas. Si en 1982 las importaciones fueron el 10,9 % del PIB, en 2019 alcanzaron el 22,9 %. José Antonio Ocampo sostiene que “hicimos más para diversificar exportaciones cuando combinábamos protección con promoción de exportaciones” (entre 1969 y 1974). Vuelve hoy el crecimiento pero sin empleo: se produce lo mismo que en 2019, pero dos millones adicionales de desempleados por pandemia no encuentran trabajo todavía.

En el origen del modelo que fue religión y hoy periclita, el Consenso de Washington frenó la industrialización alcanzada en 70 años. Modesta, sí, tardía y salpicada de favoritismos del Estado, pero había asegurado un crecimiento anual del 5,6 %; el doble del que se registra desde la apertura. En 1989, la industria representaba el 30 % del PIB; hoy no pasa del 10 %.

A Colombia se proyectó el diagnóstico de la crisis de la democracia que moría bajo dictaduras en el Cono Sur. Con ellas se equipararon las falencias de la nuestra. Se copió la seductora retórica del retorno a la democracia y el modelo económico que fue su corolario: el paradigma neoliberal. No pareció importar que este naciera precisamente en la dictadura de Pinochet. Se cooptó, sobre todo, el privilegio concedido al sector financiero, y la Carta del 91 lo extremó obligando al Banrepública a operar mediante onerosísima intermediación de la banca privada. Escribe Hernando Gómez Buendía en su obra De la Independencia a la pandemia que en 20 años pasó este sector de generar el 8,8 % del PIB, al 22 %: “un cambio en la composición sectorial de la economía (casi sin) precedentes en el mundo (…) La Constitución igualitaria del 91 acabó por entregarles la economía del país a dos grupos financieros gigantes”. Con razón se negó Duque a gestionar crédito directo con el banco central para paliar la pandemia.

Crecimiento sin redistribución es atesoramiento de pocos, no desarrollo. Entre tanto candidato a presidente, ¿habrá quien proponga reordenar prioridades entre los sectores de la economía y privilegiar la productiva sobre la especulativa? ¿Quién ofrece alternativa al esperpento que Duque encarna?

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Guillermo(68718)15 de septiembre de 2021 - 05:23 p. m.
Más cárceles no es la solución. Se requieren cruzadas para dignificarlas y hacerlas centros de resocialización con miras a cerrarlas por ausencia de delincuentes. Las mal llamadas cárceles de hoy son una vergüenza humana, de hacinamiento y preparación "Doctoral" para perfeccionar métodos de delinquir.
Guillermo(68718)15 de septiembre de 2021 - 05:16 p. m.
Millares de jóvenes de ambos sexos menores de 20 años deambulas por las calles ofreciendo baratijas cuando no, mendigando para saciar el hambre. Jóvenes que debieran estar estudiando en Colegios, Institutos Tecnológicos o bien Universidades. El Estado no se manifiesta. Es ciego para estos panoramas lamentables de la sociedad. Y los políticos en su tarea habitual de todos conocida.
Guillermo(68718)15 de septiembre de 2021 - 05:08 p. m.
Lo peor, lo que se adquiere en el exterior es un producto en buena parte de mala calidad que ha perdido por lo añejo sus propiedades culinarias. Basta echar una mirada por las ciudades del Huila, Tolima, Córdoba, Sucre, Cesar, Atlántico y Guajira, semejan ruinas , pobreza y desempleo.
Guillermo(68718)15 de septiembre de 2021 - 05:01 p. m.
Se visualiza en estas ciudades costeras y centro del país miseria, pobreza y delincuencia. Qué se espera de un Estado que pacta la compra del 80% del maíz subsidiado proveniente del cinturón maicero del sur de los EE:UU en desmedro de los sembradores colombianos? Igual se diría del sorgo, el ajonjolí, frijol, cebada, trigo entre otros.
Guillermo(68718)15 de septiembre de 2021 - 04:47 p. m.
Enarbolar supuestamente las banderas del Gran Líder miserablemente asesinado, catapultó a un casi desconocido para tomar las riendas del Estado. Fue el comienzo de la primera pandemia para los de a pie: Comienza la muerte de la pequeña y mediana industria colombiana y el lento marchitamiento del agro colombiano. Basta un vistazo a las otrora prosperas regiones de la costa y el centro.
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