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Derecha demoniza la reforma laboral

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Cristina de la Torre
18 de marzo de 2025 - 05:05 a. m.
"Las reformas sociales que este Gobierno ha discutido largamente con el país aspiran a revertir los efectos más perniciosos de la Ley 100 y del estatuto laboral de Álvaro Uribe": Cristina de la Torre.
"Las reformas sociales que este Gobierno ha discutido largamente con el país aspiran a revertir los efectos más perniciosos de la Ley 100 y del estatuto laboral de Álvaro Uribe": Cristina de la Torre.
Foto: Joel_Gonzalez
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La hipocresía de nuestra derecha parece no tener límites. Lleva 35 años bloqueando la industrialización —fuente de trabajo productivo para amplios sectores de la población— pero ahora acusa a la reforma laboral de este Gobierno de evadir el desempleo y la informalidad. Maleducados en la sociedad del privilegio, líderes de los partidos y de los gremios ponen el grito en el cielo al primer amago de tocarla, como si devolver a una minoría de trabajadores formales los derechos salariales que Uribe les conculcó en 2002 comprometiera la existencia de la empresa privada o disparara la abrumadora cifra de 58 % de informalidad. Como si la precariedad de los salarios no se tradujera en desempleo pues, si los trabajadores no consumen, no hay demanda; y sin demanda cae la producción y hay recesión. Como si esta vergüenza de informalidad y pobreza en un país que se cree democracia no procediera sobre todo del modelo de mercado que liquidó toda opción de desarrollo productivo, todo plan nacional como su carta de navegación, a instancias del Consenso de Washington.

Ignominia que pesa en César Gaviria y adláteres de la política tradicional, comprometió también a la tajada más jugosa del empresariado. Esta se dedicó desde entonces más a la especulación financiera y a desplazar el trabajo nacional con mercaderías importadas que a crear empresa. Lejos, brumosa quedaría la edad heroica de la industria en Colombia, que pocas firmas evocan hoy trabajando a brazo partido y en espíritu de patria. Cursilería de románticos, dirán banqueros MacPiponchos bendecidos por la increíble gabela que la Carta del 91 les dio como intermediarios forzosos de los recursos que el Banco de la República gira al Gobierno. Mas no lo dirían las 1′700.000 pequeñas y microempresas a las que deberá concedérseles un período de transición para adoptar progresivamente las disposiciones de la reforma. Y reorientar hacia ellas el apoyo del Estado, con crédito fácil y legislación antimonopolio.

Las reformas sociales que este Gobierno ha discutido largamente con el país aspiran a revertir los efectos más perniciosos de la Ley 100 y del estatuto laboral de Álvaro Uribe. Queriendo aquel bajar costos de contratación dizque para crear empleo, recortó el pago de dominicales y trabajo nocturno, eliminó el contrato laboral de aprendices y, para evadir el pago de prestaciones, introdujo la intermediación de empresas de servicios temporales. Argumentó que bajar salarios y facilitar despidos servía al empleo, pero los hechos probaron lo contrario: tras sus ocho años de gobierno, Colombia fue líder del desempleo y la informalidad en América Latina. Fiel a la libertad de mercado y al desmonte de controles del Estado en boga, hoy critica el expresidente la reforma en curso con los criterios que animaron la suya. La iniciativa de Petro controvierte la política laboral que privilegia al empresario, castiga al trabajador y sitúa a Colombia a kilómetros de las democracias y de la OIT.

Las graves falencias del mercado laboral resultan aquí de modelos concebidos para discriminar a los más y favorecer a los menos. ¿Qué hacer? ¿Surgirá, por ventura, una oposición creadora, con contrapropuestas para encarar los problemas del país, capaz de erigirse en alternativa de poder? En política social, ¿perpetuará el modelo que convierte la salud, las pensiones, los servicios públicos en negocio de particulares? ¿Se depurará la alternativa de economía mixta, Estado-empresa privada, puesta la mira en un proyecto de nación? ¿Este Gobierno no cuenta ya con el Plan de Desarrollo, hecho inédito en décadas, óptima ruta de acción? ¿Para cuándo, verbigracia, la creación de empleo productivo público que restaure la función empresarial del Estado? Con hechos de esta laya, pensaría la derecha en correr con sus demonios a otra parte.

Cristinadelatorre.com.co

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Blanca Lucy Marín Cuellar a la a Lucy Marin Cuellar(75596)26 de marzo de 2025 - 09:59 p. m.
Es lamentable que a pesar de que voces de economistas y periodistas serios como Cristina de la Torre quien hace un análisis serio y responsable, como el de esta columna, nuestros congresistas no acaten, ni defiendan los intereses del pueblo estudiando con enfoque social y económico los beneficios del progreso para el país y sus habitantes. Hasta cuándo?
javier arlés(96673)20 de marzo de 2025 - 04:16 a. m.
Después se lamentan porque las gentes se echan a las calles a protestar.
olga rebeca cabrales de la pava(01674)20 de marzo de 2025 - 01:47 a. m.
La comparto en su totalidad
Hernando Escobedo(58851)19 de marzo de 2025 - 11:17 p. m.
Con toda su experiencia política, Petro no supo manejar la derecha, su terrible oposición; lo más lógico era haberlo previsto. Por otra parte, el talante pendenciero, lo inhabilitó, casi completamente para ocuparse de lo que tenía y debía haber cumplido. Al Dios de Colombia, le queda el deber de iluminar a los colombianos y votar por quien verdadera y efectivamente, nos represente. Ay Dios. Upa Colombia
Jorge Diego Acosta Correa(wx8vt)19 de marzo de 2025 - 06:29 p. m.
Excelente columna. Las reformas y las finanzas del estado bloqueadas las unas y recortadas las otras, aderezads con una campaña masiva de manipulación mediática de la población, constituyen la receta que hoy nos aplican las élites del poder.
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