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Giro en la política de paz

Cristina de la Torre
10 de diciembre de 2024 - 05:05 a. m.
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"En algunos casos ha salvado vidas el cese el fuego, pero decretado sin mecanismos precisos de control y verificación, ha robustecido a los grupos armados": Cristina de la Torre.
"En algunos casos ha salvado vidas el cese el fuego, pero decretado sin mecanismos precisos de control y verificación, ha robustecido a los grupos armados": Cristina de la Torre.
Foto: Comunicaciones Mesa de Diálogos

Un avance imprevisto se registra en el replanteamiento de la política de paz: el reconocimiento de sus errores de origen. Equivocaciones y vacíos que explican la inusitada expansión de los grupos armados que, dedicados sin excepción a economías ilegales, se disputan a bala el territorio e imponen su dictadura a las comunidades. En favor de esta violencia redoblada obraron las pautas que Danilo Rueda, primer comisionado de Paz, trazó desde el día uno de la negociación y en buena hora se revisan hoy. Y se materializan, para comenzar, en bombardeos de aviones Kfir a un campamento madre del Clan del Golfo en Antioquia: primera acción de la Fuerza Aérea contra grupo armado en la era Petro.

En foro promovido por El Espectador y la Universidad de los Andes con participación de autoridades de Gobierno, negociadores y líderes de territorios sojuzgados, proliferan razones enderezadas a corregir entuertos. Pasan al banquillo los diálogos de paz sin objetivo definido o claudicante en la orilla del Estado; ceses de fuego improvisados y aquietamiento letal de la Fuerza Pública, para solaz de la contraparte; manipulación y segregación de organizaciones de base por los armados, a fuer de integración de la sociedad al proceso de paz. Desaguisados cuyos efectos señala Leyder Palacios, líder social del Chocó: normalización de la guerra en su región, miedo, violencia, gobernanza armada de los criminales por cooptación del poder local, pérdida de legitimidad del Estado y de sus Fuerzas Armadas, cese el fuego que sólo beneficia a los armados. Y Luz Estela Sucre, líder social en Arauca, dice: “Estamos solos, en nuestro departamento gobiernan los grupos armados… nos sentimos desamparados”.

La cruda realidad ha impuesto ya objetivos inescapables en la negociación: reducción de la violencia, transformación del territorio y desarme de la contra parte. Claro, no siempre se lograrán ni al mismo tiempo. Una es la experiencia de Comuneros del Sur, cuyo proceso entra en fase de implementación; otra, la engorrosa mesa con el ELN, que va para el año congelada y anuncia ese grupo que no suscribirá acuerdo final con el Gobierno. Se depuran los objetivos de la mesa también al tenor de los cambios producidos en los grupos armados: no apuntan estos ahora a la toma del poder, sino que batallan por prevalecer en las economías ilegales; saltan ellos de la política al lucro regado en sangre. Y el Gobierno pasa de mesa y cese el fuego con todos, a mesa y cese el fuego con quienes lo merezcan.

En algunos casos ha salvado vidas el cese el fuego, pero decretado sin mecanismos precisos de control y verificación, ha robustecido a los grupos armados. Señala el gobernador del Caquetá que en su departamento este disparó la violencia entre armados: cuando había que mantener el control del territorio se desescaló, no la violencia, sino la presencia de la Fuerza Pública y se fortalecieron los armados. El ministro de Defensa baja de su pedestal al cese y le concede importancia sólo si beneficia a las comunidades: a guisa de negociación de paz, no puede el Estado ceder poder de control sobre el territorio, ni igualarse con los ilegales.

Tampoco podrá permitirse más la manipulación, la cooptación o la segregación de organizaciones populares por grupos armados, a título de participación de la sociedad civil en el proceso de paz. En esta avanzada para monopolizar la voz del pueblo, tampoco se les permitirá violentar ni presionar a las Juntas de Acción Comunal.

Sostiene el expresidente Santos que toda negociación de paz conjuga garrote y zanahoria; que en esta no han sentido los armados el garrote y sí, en cambio, se han comido la zanahoria. Mucho indica que se apunta esta vez a equilibrar las cargas, y otra política de paz empieza a tapizar nuevos caminos con los despojos de sus reveses iniciales.

Cristinadelatorre.com.co

 

Fernando(70558)Hace 1 hora
El mayor de los logros del gobierno del cambio con su política de "paz Total", ha sido el descrédito y rechazo que la población le viene dando a los grupos armados, evidenciando que ya no son la "guerrilla política" que luchaba por una sociedad justa, sino organizaciones criminales de narcotráfico y economías ilegales. Es decir, el Estado ha ganado la batalla ideológica frente a la guerrilla. Falta la dejación de armas o la derrota militar sin afectar a la población civil. Entre todos podemos.
Ccdaw(0kmc6)Hace 23 horas
Cuando el diagnostico de la situación no incluye la guerra contra las drogas ordenada por la potencia del norte, cuya secuencia que fortalece la minería ilegal para facilitar el saqueo del oro hacia esos mismos lugares, se equivoca el enfoque hacia la solución. No es necesario bombardear los campamentos de guerreros, ni matar mineros ilegales. Es indispensable bombardear la maquinaria amarilla de forma dura, secuencial y frecuente, para reducir los fondos obtenidos.
Alberto(3788)10 de diciembre de 2024 - 11:41 p. m.
Excelente análisis.
Lucila(60806)10 de diciembre de 2024 - 11:30 p. m.
Tanta dificultad con el ELN,ya deseamos,que esos senores,ya tan viejos y manosos,sigan extorsionando al paîs.Si alguna vez,alguien ruvo simpatîa por su movimiento,ya no queremos ni oîrlos,ni verlos.Son repugnantes.
  • Javier Roldán(d4acu)10 de diciembre de 2024 - 11:48 p. m.
    Totalmente de acuerdo.
David(0vhxw)10 de diciembre de 2024 - 11:28 p. m.
Atenas no confunda la m..... Con la pomada, una cosa es el deporte y otra su politiquería uribista y matona.
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