Habitamos un tiempo de agudización de las crisis estructurales que atraviesan al mundo: la política, el ambiente, la economía, todo pendiendo de un hilo, todo tambaleante al vaivén de poderes que aún no terminamos de comprender. La comedia y la tragedia de lo que alcanzamos a percibir tienen la pulsión de muerte disparada; existe acá y en otras latitudes un descuido colectivo en las formas, en la cotidianidad, en la vida en general. Andamos de manera desprolija, exudando tedio, aportando a la agonía de todo lo que hace que ser humano valga la pena. En días recientes he visto mis redes sociales inundadas de imágenes generadas con...
Todavía hay un mundo
19 de diciembre de 2024 - 05:05 a. m.