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La “negociación” entre compadres políticos e ideológicos salió como se esperaba.
La semana pasada se firmó el Acuerdo Colectivo entre el Ministerio de Educación y Fecode que regirá hasta el final de 2024, y la cosa salió como se esperaba o temía: más recursos para los docentes a cambio de nada, o sí, a cambio del apoyo del magisterio sindicalizado al gobierno del cambio.
Generosos compromisos de más gasto en nómina y acuerdo político para financiarlos con una reforma constitucional del Sistema General de Participaciones (SGP). Naturalmente, les faltó condicionar el mayor gasto a la búsqueda de calidad educativa, es decir, al mejor aprendizaje de los estudiantes.
Se habla de nivelación salarial como si estuviéramos en 2014 y faltara mucho. Del 2014 al 2022 ha habido un 18,31 % de incremento en los salarios de los docentes por encima del incremento de salarios decretado para todos los demás servidores públicos, dicen Gobierno y Fecode. “Sin que tengamos una mejora parecida en la calidad educativa”, añadimos muchos colombianos.
Sin embargo, se acordó “avanzar progresivamente en los próximos tres años en la nivelación salarial, equivalente a 3 puntos porcentuales adicionales al incremento salarial de todos los demás servidores públicos”. Además, la bonificación pedagógica la suben del 19 % al 24 % en 2024, al 29 % en 2025 y al 35 % en 2026.
Sin duda, hay muchos docentes que se merecen la bonificación pedagógica, y otros no, pero se otorga de forma automática por año de servicio, y no tiene que ver con la pedagogía propiamente.
El Gobierno se compromete con una “nueva convocatoria para el ascenso y reubicación salarial de 126.000 docentes en el cuatrienio, con revisión del proceso evaluativo”. El orden correcto es “primero nos ponemos de acuerdo en la evaluación y luego vemos la disponibilidad fiscal”. La Evaluación Diagnóstico Formativa que tenemos es una puesta en escena (vídeo) que pocos defienden como idónea.
Con una evaluación que consulte los resultados de la labor docente en los estudiantes tendría bastante sentido prometer “25.000 nuevas oportunidades de formación docente en el cuatrienio” o muchas más, ya que sabríamos qué formación complementaria necesitamos. Aunque de eso no se trataba la “negociación” del pliego de peticiones de Fecode, que va por beneficios económicos, con el objetivo de la “nivelación salarial” que más le importa.
Esa nivelación es la de los docentes del régimen del Decreto 2277 de 1979 (salarios bajos con ascenso por antigüedad y diplomas, sin ningún tipo de evaluación) con los del 1278 de 2002 (mejores salarios con ascensos regulados). Se imaginarán qué quieren tomar de uno y otro régimen.
Y a eso se le llama en los acuerdos colectivos “Estatuto de la profesión docente”, el proyecto in péctore de unificación de los dos regímenes, que lo ponen en manos de una comisión tripartita (Ministerio de Educación, Fecode y Congreso), que ahora dicen que podrá sesionar con dos de las partes (MEN y Fecode, obviamente).
Si Hacienda avaló de verdad la generosidad de este acuerdo colectivo, corremos el riesgo de que la educación agrave su situación fiscal sin mejoras de calidad. Un mundo poco deseable.