Afrocolombianos del Año: narrativa de integración
El tenue papel de la “raza” en el proyecto moderno colombiano.
El miércoles 6 de diciembre se realizará en el Club El Nogal la ceremonia de Afrocolombianos del Año, una distinción que otorgan El Espectador y la Fundación Color de Colombia desde el 2010 y que como acción afirmativa del periódico está acordada hasta el 2019.
Más de 15 personalidades del país y los embajadores de Francia y Australia entregarán galardones en 13 categorías, en un gesto simbólico de Colombia que reconoce el aporte de su población negra. Un homenaje a tenientes coroneles recordará una historia que comienza en la guerra de Independencia.
Es un momento del año, en el núcleo de la sociedad, en el que hay una energía distinta en una relación históricamente compleja. El hecho de convocar a muchos blancos y mestizos es ya un logro en la mínima integración social que debe tener un país, no obstante la desigualdad.
Que se celebre la contribución de colombianos negros al conjunto de la sociedad, a través de 13 campos, es un gesto de compromiso de estos con el país, vocación con frecuencia no bien correspondida. Que los estándares de reconocimiento de los méritos sean nacionales indica suscripción de las reglas de juego.
No es un mensaje obvio en la actual comprensión acerca del tema. No pocos creen que se trata de un premio para los que luchan por la población afro, pero este no es un requisito. Muchos creen que los méritos que se reconocen están al alcance de muy pocos.
En el fondo, la narrativa de integración competitiva a la sociedad de Afrocolombianos del Año abre espacio a una nueva comprensión de la población negra en el proyecto moderno colombiano, aquel que ha desconfiado en público de las distinciones particularistas y las ha practicado en privado en distintos grados.
Afrocolombianos del Año está en el vértice: de un lado, es la distinción no estatal basada en raza más visible del país; de otro lado, representa la narrativa más inspiradora que enfatiza la igualdad y no la diferencia. Como es sabido, cada énfasis lleva a instituciones distintas.
En “Paradojas de Afrocolombianos del Año”, (19/dic/2015) mostré cinco aparentes contradicciones para avivar la reflexión pública.
Cuando la ministra de Educación tenga la conversación pública con cinco Ser Pilo Paga del Pacífico en la ceremonia, los sueños de los que hablarán tendrán la esencia de la mayoría cultural colombiana.
Cuando los tres candidatos presidenciales invitados respondan las preguntas de Fidel Cano y de los Afrocolombianos del Año, se estará hablando de un ideal de país que en el fondo se debate entre fortalecer o no las connotaciones de la “raza”.
Lo que sí es claro es que el respeto por la diversidad colombiana aumenta con la integración.
* Directivo de la Fundación Color de Colombia.
El tenue papel de la “raza” en el proyecto moderno colombiano.
El miércoles 6 de diciembre se realizará en el Club El Nogal la ceremonia de Afrocolombianos del Año, una distinción que otorgan El Espectador y la Fundación Color de Colombia desde el 2010 y que como acción afirmativa del periódico está acordada hasta el 2019.
Más de 15 personalidades del país y los embajadores de Francia y Australia entregarán galardones en 13 categorías, en un gesto simbólico de Colombia que reconoce el aporte de su población negra. Un homenaje a tenientes coroneles recordará una historia que comienza en la guerra de Independencia.
Es un momento del año, en el núcleo de la sociedad, en el que hay una energía distinta en una relación históricamente compleja. El hecho de convocar a muchos blancos y mestizos es ya un logro en la mínima integración social que debe tener un país, no obstante la desigualdad.
Que se celebre la contribución de colombianos negros al conjunto de la sociedad, a través de 13 campos, es un gesto de compromiso de estos con el país, vocación con frecuencia no bien correspondida. Que los estándares de reconocimiento de los méritos sean nacionales indica suscripción de las reglas de juego.
No es un mensaje obvio en la actual comprensión acerca del tema. No pocos creen que se trata de un premio para los que luchan por la población afro, pero este no es un requisito. Muchos creen que los méritos que se reconocen están al alcance de muy pocos.
En el fondo, la narrativa de integración competitiva a la sociedad de Afrocolombianos del Año abre espacio a una nueva comprensión de la población negra en el proyecto moderno colombiano, aquel que ha desconfiado en público de las distinciones particularistas y las ha practicado en privado en distintos grados.
Afrocolombianos del Año está en el vértice: de un lado, es la distinción no estatal basada en raza más visible del país; de otro lado, representa la narrativa más inspiradora que enfatiza la igualdad y no la diferencia. Como es sabido, cada énfasis lleva a instituciones distintas.
En “Paradojas de Afrocolombianos del Año”, (19/dic/2015) mostré cinco aparentes contradicciones para avivar la reflexión pública.
Cuando la ministra de Educación tenga la conversación pública con cinco Ser Pilo Paga del Pacífico en la ceremonia, los sueños de los que hablarán tendrán la esencia de la mayoría cultural colombiana.
Cuando los tres candidatos presidenciales invitados respondan las preguntas de Fidel Cano y de los Afrocolombianos del Año, se estará hablando de un ideal de país que en el fondo se debate entre fortalecer o no las connotaciones de la “raza”.
Lo que sí es claro es que el respeto por la diversidad colombiana aumenta con la integración.
* Directivo de la Fundación Color de Colombia.