Malo en lo político y regular en lo educativo.
El experimento de Alejandro Gaviria era muy interesante desde la política y desde la política educativa. No resultó bien y no veo motivos para alegrarse, dicho por alguien que le hizo seguimiento crítico casi todas las semanas.
A mediano plazo, diríase que tiene su lado positivo este episodio de fracaso de la centroizquierda de pensamiento liberal en un gobierno de izquierda no liberal porque eso va a inducir un mayor diálogo (político y programático) de la centroizquierda con la centroderecha. Un paso necesario para evitar los populismos de izquierda y de derecha.
Pero a corto...