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El control político del Congreso y los partidos tienen la palabra.
Esta semana, las comisiones sextas de Senado y Cámara harán control político a la crisis del Icetex. La semana pasada, con la iniciativa de Catherine Juvinao, más de 70 representantes firmaron una carta al gobierno pidiendo a Hacienda desembolsar los recursos para pagar a las universidades lo atrasado en matrículas y disponer presupuesto para abrir convocatorias de nuevos créditos.
Es lo que se necesita, y el Congreso de la República puede conseguir que el presidente Petro acepte la realidad y actúe. Ya lo hizo, en parte, cuando trinó que “nadie que dependa de créditos del Icetex perderá esa sostenibilidad. Los actuales beneficiarios de créditos y programas de subsidio a la universidad privada mantendrán la ayuda del Estado”.
Le falta aceptar que para el próximo semestre y lo que resta de su mandato no podrá decirles a los bachilleres de estratos 1, 2 y 3 que les tiene a todos cupos en las IES estatales y que, por lo tanto, no habrá nuevos créditos del Icetex para matrícula en universidades privadas. Lo que lograría es “decrecer” la cobertura.
Lo del sostenimiento es todavía más extraño que lo ignore: miles de beneficiarios de gratuidad total en las IES estatales necesitan financiación del Icetex para sus gastos de vivienda y alimentación. Sin ese recurso, muchos no podrán seguir en la IES públicas.
Debería bastarle que le cuenten que, a septiembre, “53.393 estudiantes accedieron al crédito como nuevos beneficiarios del Icetex, 19.338 de ellos con beneficios de subsidios de tasa y sostenimiento por su mayor nivel de vulnerabilidad”, según informe de gestión parcial de 2024. El Gobierno ha creado el temor de una interrupción abrupta del flujo de nuevos créditos.
Según dice, su apuesta presupuestal es la gratuidad en la matrícula en las IES estatales. En dos años no ha notado lo difícil que es crear universidades o cupos significativos en las IES públicas existentes. Por ideología, se niega a considerar los cupos disponibles en las IES privadas, que en muchos casos le podrían resultar más económicos que en una IES estatal.
En el Chocó, por ejemplo, la única universidad pública no está acreditada, vive una crisis largamente incubada, y difícilmente los chocoanos pueden acceder a educación superior de calidad en otros departamentos sin las alternativas del Icetex. No es el único caso. Hay que reinventar un poco las IES estatales para poder estar tranquilos con esa solución excluyente que propone el gobierno.
Así que el Congreso tiene una misión muy importante esta semana para evitar que un subsector de la educación superior y miles de jóvenes terminen el año en crisis e incertidumbre. Por ahora, evitar mayores daños sería un logro. La solución de fondo requiere otro gobierno, al que no le importe el color del gato si caza ratones.