Quitar Alimentación Escolar a corruptos y dárselo a madres de familia

Daniel Mera Villamizar
25 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.
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Aun si el Programa no fuera caja mayor de políticos, habría razones para mejorar su diseño.

En 2016, la nación presupuestó $ 678 mil millones para el Programa de Alimentación Escolar, PAE. Sumando los aportes de otras fuentes en la bolsa común de recursos, el monto puede pasar de un (1) billón de pesos anual. Como se sabe, ese dinero no está alimentando bien a los niños y sí está engrasando la corrupción política. El 30 de diciembre pasado, el MEN sacó una resolución actualizando los lineamientos técnicos-administrativos, los estándares y las condiciones mínimas del PAE. Sin embargo, el problema de corrupción va a persistir porque habría que hacer cambios importantes mediante decreto para establecer un esquema mucho menos propicio al robo.

Los cambios serían: 1) los recursos no llegarían a las entidades territoriales certificadas, sino directamente a las instituciones educativas; 2) los operadores habilitados para municipios de determinado tamaño tendrían que competir por los colegios como clientes de servicios en la cadena del PAE; 3) se universalizaría la modalidad de Ración Preparada en Sitio; 4) previa capacitación, los colegios contratarían a madres de familia de sus estudiantes o de la comunidad para el trabajo de manipuladoras de alimentos; y 5) con la plata que no iría a los bolsillos de los mal llamados políticos, alcanzaría para el comedor escolar en cada sede y un pago justo a las madres manipuladoras de alimentos, bajo la vigilancia del Comité de Alimentación Escolar.

Una observación inmediata es que los gobernadores y alcaldes no van a querer girar de sus recursos propios o de regalías a las instituciones educativas para el PAE, porque ya no podrían escoger al operador que les da su tajada. Ciertamente. Pero pues es una lucha contra la corrupción, y ahí es cuando entra la sociedad civil a jugar su papel. Niños que han comido buenas raciones, madres y padres de familia contentos por ello, y manipuladoras de alimentos bien pagas pueden ser increíblemente vocales o activistas para reclamar financiación completa de un modelo de PAE más beneficioso.

Es improbable que este gobierno se le mida a causarles esta molestia a sus amigotes de la Unidad Nacional enmermelada, pero tal vez el próximo gobierno sí tenga la convicción y la capacidad de hacer esta y otras 'micro' reformas efectivas contra la corrupción.

Ahora, una pequeña discusión amable con los técnicos que hacen estos diseños institucionales, sin ningún interés o deseo de que sean aprovechados por los saqueadores de los recursos públicos. En términos de eficiencia económica, el esquema resultante de las modificaciones propuestas se defiende al mantener la figura del operador, con otras reglas de juego, lo que probablemente haría que salgan unos y entren otros. Pero ese no debería ser el único punto. Igual de importante puede ser que el diseño del gasto público contribuya a fomentar valores, prácticas e instituciones que la sociedad necesita, como externalidades.        

Necesitamos empoderar a los padres de familia en las instituciones educativas, porque falta tejido social en torno a estas; necesitamos ayudar a generar ingresos a madres de familia y empujarlas hacia la formalización emprendedora; necesitamos promover la libre competencia. Si conseguimos esto mientras los niños se alimentan mejor, baja la deserción y mejora el aprendizaje, seguramente se van a sentir mejor como técnicos al servicio de la sociedad. @DanielMeraV

 

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