Siempre dicen que las encuestas en política son una foto del momento pero, ¿de qué momento hablamos cuando se hace una encuesta presidencial dos años antes de la elección? Tal vez del momento en el que alguien se emociona al ver la luna llena y piensa que con su celular tomará una foto que le compita a las de la NASA.
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Siempre dicen que las encuestas en política son una foto del momento pero, ¿de qué momento hablamos cuando se hace una encuesta presidencial dos años antes de la elección? Tal vez del momento en el que alguien se emociona al ver la luna llena y piensa que con su celular tomará una foto que le compita a las de la NASA.
Desde luego, todos y todas las que suenan para llegar a la Casa de Nariño quieren que les midan sin importar qué tan lejos está el inicio del calendario electoral. La relación del ego de cualquier político con las encuestas es como el carrete de imágenes de un teléfono: se va agrandando y llenando de fotos del momento hasta que se pone pesado.
Por eso es fundamental aprender a posar de forma natural. Para eso hay que conocer cuál perfil queda mejor ante la cámara: el técnico, el de mano dura o el populista. A pesar de eso, todas y todos los que salen en una encuesta para la Presidencia, faltando tanto tiempo, parecen decir “a ver, tómame una foto así como que lo mío es la academia y no tengo aspiraciones, a menos que el pueblo me lo pida”.
Cada vez que veo una encuesta presidencial tan temprana me es inevitable pensar en la tendencia de TikTok que retrata la manera en la que la generación boomer se para frente a una cámara. Imagino a todas y todos los candidatos posando con sus pequeños porcentajes al son de la canción que dice “vive la viiida, no dejes que la vida te viiiva”.
Desde luego la situación es similar, aunque no idéntica, para quienes logran aparecer en una encuesta presidencial dos años antes de las votaciones. Para los nombres que logran registrar 8 % o más, se trata de una foto del momento, pero para los que aparecen con menos del 1 % es una fotomulta del momento.
Mucho más avezados son quienes se atreven a analizar esas encuestas tan tempranas. Imaginan gobiernos completos con nombres asignados a cada ministerio y embajada. Un ejercicio tan absurdo como llevar la ecografía de un embarazo a un preescolar para que vayan imprimiendo el carné de kínder de un futuro alumno.
Hay que tratar este asunto con franqueza. La verdad es que aparecer arriba en las encuestas presidenciales que se hacen con una anticipación excesiva se parece a tomarse la foto oficial de la boda a la entrada del curso prematrimonial, a cubrir un desfile de moda cuando están instalando la pasarela o a pagar la boleta de un concierto para ir a ver al telonero.
Varias personas dirán que estas mediciones adelantadas sí tienen efectos porque con base en ellas se busca financiación o se logran mejores acuerdos para las consultas internas. No lo creo. La verdad es que presumir los resultados de una encuesta presidencial, a dos años de ir a las urnas, es como subir una selfi con Falcao desde tribuna norte alta mientras él está en la banca.
X: @DanielRuge