Pelando el cobre
Dario Cujar Couttin
El aporte de la minería al crecimiento de las regiones se busca garantizarlo con el pago de regalías, que es una contraprestación económica causada a favor del Estado por la explotación de un recurso natural no renovable, considerando su agotamiento y desgaste ambiental que deben compensarse a la sociedad y son una fuente de financiación para el desarrollo económico y social de las regiones del país; con estos recursos se busca cubrir necesidades básicas de la población en temas como educación, salud, agua potable y saneamiento básico.
El único yacimiento de cobre en el país se explota por minería subterránea en el municipio del Carmen de Atrato, Chocó, por la empresa Minera el Roble, bajo el contrato de concesión 9319, y durante 28 años ha obtenido como producto final un concentrado de cobre, oro y plata.
Minas El Roble se asoció con las empresas Nittetsu Mining Company Ltd. y C. Itoh and Co. de Japón, en el año 1987, y amplió su capacidad de operación a 96.000 toneladas/año. En 1988, se expidió el Decreto 2655, que establece en el particular artículo 219 que no se pagarán regalías por explotaciones de minerales metálicos cuando el nivel de producción anual sea inferior a 100 mil toneladas.
La Corte Constitucional, ha dicho que “el pago de regalías es un imperativo constitucional de acuerdo con el artículo 360 de la Carta”, lo que haría presumir que a partir de 1992 los minerales metálicos, independiente de su nivel de producción, deberían pagar regalías.
Minera el Roble en 23 años, contados a partir de 1990, explotó 1,61 millones de toneladas de mineral con un tenor promedio de 2,36 % de cobre y de 2,28 g/t de oro (http://aticomining.com/_resources/technical-reports/Atico-technical-report-2018-final.pdf), cifras que permiten estimar una producción aproximada de 35.577 toneladas de cobre. Pero resulta extremadamente preocupante que, por lo establecido en el artículo 219 ibídem, se hayan dejado de pagar en este periodo regalías estimadas a pesos de 2020 en $20.893.390.332, considerando como precio base el de mercado externo de acuerdo a lo definido en las resoluciones de la UPME.
El 90 % de la propiedad de Minera el Roble fue adquirido en el año 2013 por la empresa canadiense Atico Mining Corporation, que aumentó la capacidad de procesamiento a 280.000 toneladas año, emplea a 538 personas, y se constituye en la principal fuente de empleo del municipio.
Entre los años 2014 a 2019, Atico procesó anualmente más de 100 mil toneladas de mineral (133.332 ton de mineral en 2014, 178.095 ton en 2015, 242.717 ton en 2016 y 256.078 ton en 2017), produciendo 99.192.000 libras de cobre y 64.438 onzas de oro (http://aticomining.com/_resources/presentations/corporate-presentation.pdf?v=0.751), pero paradójicamente con un nivel de producción en estos seis años superior a las 100.000 toneladas, límite que fijaba el articulo 219 ibídem. Minera el Roble continúa sin pagar regalías por la explotación de cobre.
Tomando el promedio anual del precio base trimestral fijado por la UPME a partir del año 2014, la empresa Atico ha dejado de pagar en 6 años la suma de $31.193.778.860.
No se trata de un Déjà vu. La historia ya la vivió el Departamento del Chocó con la Compañía Minera Chocó Pacifico, que nunca pagó regalías por la explotación de los aluviones en los ríos del Chocó, de donde sacó 32,2 toneladas de platino y 48,5 toneladas de oro ($12,4 billones a precios de 2020), explotando bajo la figura de minas redimidas a perpetuidad, que se convirtieron por la ley 20 de 1969 en reconocimiento de propiedad privada (RPP), los cuales estaban exentos del pago de regalías por lo que se dejó de pagar $0,52 billones a precios de 2020.
Al departamento del Chocó, con los peores indicadores de NBI del país, 79,19 %, 2,85 veces superior a la media (27,78 %), no es ético aplicarle el dicho de “al caído caerle”; menos cuando se trata de la explotación de un recurso natural no renovable y que, al agotarse, la empresa abandonará la región y, si no existen opciones de reconversión en otras actividades o desarrollo de otros sectores de la economía potenciados por la inversión de los recursos de regalías, se puede generar una crisis de graves proporciones para los habitantes del municipio y profundizar aún más la del Departamento del Chocó, que al parecer a nadie importa.
No se le hace nada bien a la responsabilidad social empresarial “pelando el cobre” al no pagar las obligaciones de rango constitucional tan importantes para las regiones como lo son las regalías.
El aporte de la minería al crecimiento de las regiones se busca garantizarlo con el pago de regalías, que es una contraprestación económica causada a favor del Estado por la explotación de un recurso natural no renovable, considerando su agotamiento y desgaste ambiental que deben compensarse a la sociedad y son una fuente de financiación para el desarrollo económico y social de las regiones del país; con estos recursos se busca cubrir necesidades básicas de la población en temas como educación, salud, agua potable y saneamiento básico.
El único yacimiento de cobre en el país se explota por minería subterránea en el municipio del Carmen de Atrato, Chocó, por la empresa Minera el Roble, bajo el contrato de concesión 9319, y durante 28 años ha obtenido como producto final un concentrado de cobre, oro y plata.
Minas El Roble se asoció con las empresas Nittetsu Mining Company Ltd. y C. Itoh and Co. de Japón, en el año 1987, y amplió su capacidad de operación a 96.000 toneladas/año. En 1988, se expidió el Decreto 2655, que establece en el particular artículo 219 que no se pagarán regalías por explotaciones de minerales metálicos cuando el nivel de producción anual sea inferior a 100 mil toneladas.
La Corte Constitucional, ha dicho que “el pago de regalías es un imperativo constitucional de acuerdo con el artículo 360 de la Carta”, lo que haría presumir que a partir de 1992 los minerales metálicos, independiente de su nivel de producción, deberían pagar regalías.
Minera el Roble en 23 años, contados a partir de 1990, explotó 1,61 millones de toneladas de mineral con un tenor promedio de 2,36 % de cobre y de 2,28 g/t de oro (http://aticomining.com/_resources/technical-reports/Atico-technical-report-2018-final.pdf), cifras que permiten estimar una producción aproximada de 35.577 toneladas de cobre. Pero resulta extremadamente preocupante que, por lo establecido en el artículo 219 ibídem, se hayan dejado de pagar en este periodo regalías estimadas a pesos de 2020 en $20.893.390.332, considerando como precio base el de mercado externo de acuerdo a lo definido en las resoluciones de la UPME.
El 90 % de la propiedad de Minera el Roble fue adquirido en el año 2013 por la empresa canadiense Atico Mining Corporation, que aumentó la capacidad de procesamiento a 280.000 toneladas año, emplea a 538 personas, y se constituye en la principal fuente de empleo del municipio.
Entre los años 2014 a 2019, Atico procesó anualmente más de 100 mil toneladas de mineral (133.332 ton de mineral en 2014, 178.095 ton en 2015, 242.717 ton en 2016 y 256.078 ton en 2017), produciendo 99.192.000 libras de cobre y 64.438 onzas de oro (http://aticomining.com/_resources/presentations/corporate-presentation.pdf?v=0.751), pero paradójicamente con un nivel de producción en estos seis años superior a las 100.000 toneladas, límite que fijaba el articulo 219 ibídem. Minera el Roble continúa sin pagar regalías por la explotación de cobre.
Tomando el promedio anual del precio base trimestral fijado por la UPME a partir del año 2014, la empresa Atico ha dejado de pagar en 6 años la suma de $31.193.778.860.
No se trata de un Déjà vu. La historia ya la vivió el Departamento del Chocó con la Compañía Minera Chocó Pacifico, que nunca pagó regalías por la explotación de los aluviones en los ríos del Chocó, de donde sacó 32,2 toneladas de platino y 48,5 toneladas de oro ($12,4 billones a precios de 2020), explotando bajo la figura de minas redimidas a perpetuidad, que se convirtieron por la ley 20 de 1969 en reconocimiento de propiedad privada (RPP), los cuales estaban exentos del pago de regalías por lo que se dejó de pagar $0,52 billones a precios de 2020.
Al departamento del Chocó, con los peores indicadores de NBI del país, 79,19 %, 2,85 veces superior a la media (27,78 %), no es ético aplicarle el dicho de “al caído caerle”; menos cuando se trata de la explotación de un recurso natural no renovable y que, al agotarse, la empresa abandonará la región y, si no existen opciones de reconversión en otras actividades o desarrollo de otros sectores de la economía potenciados por la inversión de los recursos de regalías, se puede generar una crisis de graves proporciones para los habitantes del municipio y profundizar aún más la del Departamento del Chocó, que al parecer a nadie importa.
No se le hace nada bien a la responsabilidad social empresarial “pelando el cobre” al no pagar las obligaciones de rango constitucional tan importantes para las regiones como lo son las regalías.