La evaluación permanente es un instrumento fundamental en todas las Instituciones de Educación Superior (IES) para mejorar constantemente su calidad. Particularmente, en la Universidad Nacional la consideramos una de nuestras responsabilidades ante el país. Pues los colombianos deben conocer oportuna y claramente el desempeño de ésta, su principal casa de estudios.
Nuestro país en 1992 creó el Sistema Universitario Estatal (SUE), que por decisión autónoma estructuró el primer sistema de indicadores para explicar la complejidad del quehacer universitario y evaluar sus funciones misionales de docencia, investigación y relacionamiento con el entorno. Ese sistema de medición inicial fue evolucionando y como resultado, en 2016, se desarrolló el Modelo de Indicadores de Desempeño en Educación Superior -MIDE-, que a través de 22 ítems evalúa a las IES del país. En general a la Universidad Nacional le va muy bien en todos ellos, sin embargo, resalto uno que da cuenta de cómo, más allá de estadísticas, la Universidad transforma vidas. Es el ítem de “Valor agregado consolidado”, que compara los resultados de las pruebas Saber 11 de los admitidos de cada IES con los que obtienen en las pruebas Saber Pro al graduarse de la Universidad. En este indicador se evidencia que la Universidad Nacional de Colombia es la IES que más hace crecer y evolucionar a sus estudiantes. Este tipo de instrumentos se suman al cada vez más consolidado Sistema Nacional de Acreditación en Alta Calidad, en donde la Universidad ha logrado hitos como haber sido en 2010 la primera IES en lograr una acreditación por 10 años.
A nivel internacional, desde hace un par de décadas han tomado fuerza y reconocimiento distintos rankings que miden el desempeño de las universidades. Estos instrumentos que contemplan diversas metodologías, pretenden evaluar a las IES a partir de, por ejemplo, aspectos específicos y fundamentales como la fortaleza e impacto de la producción investigativa, infraestructura, financiación, reconocimiento empresarial o su visibilidad en Internet.
El ranking SCIMAGO, concretamente, ubica a la Universidad Nacional en el puesto 589 entre las instituciones de investigación del mundo, número 17 de la región y primer lugar en el país. Su cálculo se realiza a través de la combinación de tres indicadores del desempeño de las instituciones, que son: investigación, resultados en innovación y el impacto social alcanzado. De igual manera, el Academic Ranking of World Universities o Ranking de Shanghái, nos evalúa como la institución número 746 en el mundo, 21 en la región y primera de Colombia, el resultado de esta evaluación es la interacción de algunos ítems como: cantidad de investigadores altamente citados, cantidad de artículos científicos y revistas indexadas y producción científica en relación con el tamaño de la institución, entre otros.
Vale la pena mencionar que el trabajo de calidad de nuestra comunidad académica jamás se ha guiado por la búsqueda de resultados en los rankings universitarios, más bien, nos impulsa el gran compromiso que desde hace 152 años asumimos con la construcción del tejido social de nuestro país, mediante la formación de ciudadanos integrales que como agentes éticos y creativos aporten al cambio social y cultural de nuestras comunidades. Así, el reconocimiento como universidad de alta calidad en los diferentes modelos nacionales o rankings internacionales es solo una consecuencia natural de nuestra labor cotidiana en la armonización de las funciones misionales de investigación, formación, y proyección a la sociedad. Todo ese trabajo se expresa en más de 300.000 egresados; profesionales que han transformado sus vidas, las de sus familias y comunidades, construyendo un país, algo más justo, incluyente y participativo. Miles de ellos han desarrollado investigaciones que, de una u otra forma, han favorecido con innovaciones tecnológicas e innovaciones sociales nuestro avance como sociedad.
Solamente en el 2018 presentamos al país 2.200 publicaciones científicas, artísticas y sociales, que en promedio representaron el 20% de las publicaciones universitarias a nivel nacional. De igual manera, y coherente con el gran trabajo de la Universidad y su impacto, para ese mismo año, en registros científicos internacionales como SCOPUS el 54% de los autores y publicaciones procedentes de nuestro país fueron originadas en la Universidad Nacional de Colombia.
La armonización de las funciones misionales es la forma que hemos encontrado para fortalecer cada vez más nuestra labor e impacto ante la sociedad, articulando todos los niveles y ámbitos universitarios en un gran esfuerzo de trabajo académico para formar y proyectar a miles de jóvenes colombianos que merecen la mejor educación que podamos ofrecerles. Creemos que la clave de los buenos resultados se debe fundamentalmente al compromiso social y la gestión del conocimiento, la ciencia y la cultura de cada uno de los integrantes de nuestra comunidad universitaria, que queda plasmada a través de nuestro “ethos” universitario en cada proyecto de investigación, publicación, obra de arte o innovación con las comunidades del país.
En definitiva, la evaluación del quehacer universitario es fundamental para el desarrollo adecuado de nuestras instituciones. Es más, la autoevaluación permanente y la medición internacional constante han venido convirtiéndose, acertadamente, en responsabilidades importantes de la propia gestión universitaria. Sin embargo, no se debe perder de vista nuestro objetivo, pues nuestra esencia como universidades se expresa en la formación de ciudadanos, profesionales éticos y creativos y, fundamentalmente, en la reconstrucción permanente del tejido social de nuestra nación. Un ranking, no alcanza a comprender el conjunto y el valor de la misión universitaria en el desarrollo de las regiones y la construcción de nación, más aún cuando sabemos que sus metodologías y resultados solo pueden mostrar un pálido reflejo de lo que en realidad representa el trabajo cuidadoso y comprometido con nuestros jóvenes, con el país y las comunidades. Son estas últimas, las comunidades, el objeto y verdadero testigo del impacto real de la Universidad Nacional de Colombia, como el proyecto científico, cultural y colectivo de nación más exitoso desde la independencia.
* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.
La evaluación permanente es un instrumento fundamental en todas las Instituciones de Educación Superior (IES) para mejorar constantemente su calidad. Particularmente, en la Universidad Nacional la consideramos una de nuestras responsabilidades ante el país. Pues los colombianos deben conocer oportuna y claramente el desempeño de ésta, su principal casa de estudios.
Nuestro país en 1992 creó el Sistema Universitario Estatal (SUE), que por decisión autónoma estructuró el primer sistema de indicadores para explicar la complejidad del quehacer universitario y evaluar sus funciones misionales de docencia, investigación y relacionamiento con el entorno. Ese sistema de medición inicial fue evolucionando y como resultado, en 2016, se desarrolló el Modelo de Indicadores de Desempeño en Educación Superior -MIDE-, que a través de 22 ítems evalúa a las IES del país. En general a la Universidad Nacional le va muy bien en todos ellos, sin embargo, resalto uno que da cuenta de cómo, más allá de estadísticas, la Universidad transforma vidas. Es el ítem de “Valor agregado consolidado”, que compara los resultados de las pruebas Saber 11 de los admitidos de cada IES con los que obtienen en las pruebas Saber Pro al graduarse de la Universidad. En este indicador se evidencia que la Universidad Nacional de Colombia es la IES que más hace crecer y evolucionar a sus estudiantes. Este tipo de instrumentos se suman al cada vez más consolidado Sistema Nacional de Acreditación en Alta Calidad, en donde la Universidad ha logrado hitos como haber sido en 2010 la primera IES en lograr una acreditación por 10 años.
A nivel internacional, desde hace un par de décadas han tomado fuerza y reconocimiento distintos rankings que miden el desempeño de las universidades. Estos instrumentos que contemplan diversas metodologías, pretenden evaluar a las IES a partir de, por ejemplo, aspectos específicos y fundamentales como la fortaleza e impacto de la producción investigativa, infraestructura, financiación, reconocimiento empresarial o su visibilidad en Internet.
El ranking SCIMAGO, concretamente, ubica a la Universidad Nacional en el puesto 589 entre las instituciones de investigación del mundo, número 17 de la región y primer lugar en el país. Su cálculo se realiza a través de la combinación de tres indicadores del desempeño de las instituciones, que son: investigación, resultados en innovación y el impacto social alcanzado. De igual manera, el Academic Ranking of World Universities o Ranking de Shanghái, nos evalúa como la institución número 746 en el mundo, 21 en la región y primera de Colombia, el resultado de esta evaluación es la interacción de algunos ítems como: cantidad de investigadores altamente citados, cantidad de artículos científicos y revistas indexadas y producción científica en relación con el tamaño de la institución, entre otros.
Vale la pena mencionar que el trabajo de calidad de nuestra comunidad académica jamás se ha guiado por la búsqueda de resultados en los rankings universitarios, más bien, nos impulsa el gran compromiso que desde hace 152 años asumimos con la construcción del tejido social de nuestro país, mediante la formación de ciudadanos integrales que como agentes éticos y creativos aporten al cambio social y cultural de nuestras comunidades. Así, el reconocimiento como universidad de alta calidad en los diferentes modelos nacionales o rankings internacionales es solo una consecuencia natural de nuestra labor cotidiana en la armonización de las funciones misionales de investigación, formación, y proyección a la sociedad. Todo ese trabajo se expresa en más de 300.000 egresados; profesionales que han transformado sus vidas, las de sus familias y comunidades, construyendo un país, algo más justo, incluyente y participativo. Miles de ellos han desarrollado investigaciones que, de una u otra forma, han favorecido con innovaciones tecnológicas e innovaciones sociales nuestro avance como sociedad.
Solamente en el 2018 presentamos al país 2.200 publicaciones científicas, artísticas y sociales, que en promedio representaron el 20% de las publicaciones universitarias a nivel nacional. De igual manera, y coherente con el gran trabajo de la Universidad y su impacto, para ese mismo año, en registros científicos internacionales como SCOPUS el 54% de los autores y publicaciones procedentes de nuestro país fueron originadas en la Universidad Nacional de Colombia.
La armonización de las funciones misionales es la forma que hemos encontrado para fortalecer cada vez más nuestra labor e impacto ante la sociedad, articulando todos los niveles y ámbitos universitarios en un gran esfuerzo de trabajo académico para formar y proyectar a miles de jóvenes colombianos que merecen la mejor educación que podamos ofrecerles. Creemos que la clave de los buenos resultados se debe fundamentalmente al compromiso social y la gestión del conocimiento, la ciencia y la cultura de cada uno de los integrantes de nuestra comunidad universitaria, que queda plasmada a través de nuestro “ethos” universitario en cada proyecto de investigación, publicación, obra de arte o innovación con las comunidades del país.
En definitiva, la evaluación del quehacer universitario es fundamental para el desarrollo adecuado de nuestras instituciones. Es más, la autoevaluación permanente y la medición internacional constante han venido convirtiéndose, acertadamente, en responsabilidades importantes de la propia gestión universitaria. Sin embargo, no se debe perder de vista nuestro objetivo, pues nuestra esencia como universidades se expresa en la formación de ciudadanos, profesionales éticos y creativos y, fundamentalmente, en la reconstrucción permanente del tejido social de nuestra nación. Un ranking, no alcanza a comprender el conjunto y el valor de la misión universitaria en el desarrollo de las regiones y la construcción de nación, más aún cuando sabemos que sus metodologías y resultados solo pueden mostrar un pálido reflejo de lo que en realidad representa el trabajo cuidadoso y comprometido con nuestros jóvenes, con el país y las comunidades. Son estas últimas, las comunidades, el objeto y verdadero testigo del impacto real de la Universidad Nacional de Colombia, como el proyecto científico, cultural y colectivo de nación más exitoso desde la independencia.
* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.