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Las universidades reconocemos nuestra responsabilidad con el país y la sociedad y comprendemos la necesidad de sumar esfuerzos para asumir este compromiso histórico que ha estado siempre presente en el desarrollo de nuestras labores misionales de docencia, investigación y proyección social. La presente coyuntura ha puesto en evidencia el liderazgo colectivo que pueden y deben ejercer las instituciones de educación superior en épocas de crisis.
Hacen parte de nuestras principales responsabilidades comprender y proponer con autonomía soluciones a los distintos problemas de nuestro país, reconocer y hacer visibles las grandes deudas históricas con nuestra sociedad y contribuir a la superación de las dificultades de amplios sectores para acceder a una vida digna y a un mejor futuro. Por ello, universidades públicas y privadas hemos convocado al diálogo ciudadano en distintas regiones del país para propiciar encuentros que generen propuestas y soluciones a corto, mediano y largo plazo, según las particularidades de cada territorio.
La incertidumbre sobre el futuro ha sido un factor que ha hecho movilizar a nuestra juventud, en medio de un intercambio de razones, sentimientos y emociones que busca construir lugares de encuentro, a partir de la empatía y la solidaridad. Estos lazos de solidaridad se fortalecen a través de la cooperación interinstitucional que hace posible compartir experiencias y crear distintas hojas de ruta que permitan superar las múltiples problemáticas que obstaculizan nuestro proceso de construcción de nación.
Los diálogos interuniversitarios son espacios de encuentro y reflexión sobre las múltiples iniciativas que han surgido en el marco de la crisis, a nivel local, regional y nacional, con el fin de lograr la transformación social, a partir de la democratización de la educación, el análisis académico que enriquece la discusión pública y el acompañamiento a las iniciativas ciudadanas y a procesos sociales de negociación y resolución de conflictos.
De acuerdo con el diagnóstico realizado por Convergencia por Colombia, convergenciacolombia.unal.edu.co, la educación debe permitir que las personas y las comunidades crezcan en la diversidad, construyendo sistemas de solidaridad social que permitan el desarrollo armónico y sostenible del país.
Garantizar la educación como un derecho constitucional requiere del esfuerzo colectivo entre el Estado, las instituciones y la sociedad para asegurar el acceso de todas las personas “al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura”. (Artículo 67 de la Constitución Política de Colombia). El ejercicio del derecho a la educación como un bien social supone hoy que todas las personas puedan tener acceso también a condiciones de bienestar y acompañamiento académico, calidad, permanencia y conectividad a Internet. Pero, además es esencial la formación en las actitudes y responsabilidades ciudadanas que hacen posible la convivencia y la construcción de la paz.
Desarrollar lazos con las comunidades e involucrar a niñas, niños y jóvenes con la ciencia, el arte y la cultura es una tarea social en la que las universidades tenemos un papel fundamental, dada nuestra calidad de espacios de aprendizaje colaborativo. Como universidades debemos contribuir también al desarrollo de la conciencia del efecto de las acciones individuales y colectivas en la sociedad, la región, el país y el planeta. Somos parte de procesos históricos complejos que debemos ser capaces de trasmitir a las nuevas generaciones, con especial énfasis en los valores y principios que han inspirado a nuestra democracia.
Como se plantea en Convergencia por Colombia, esto implicaría la evaluación y actualización de los currículos para garantizar una formación en lo humano y en la ciudadanía democrática. Las universidades asumimos colaborativamente una agenda de futuro para el país, no solo en los terrenos más reconocidos de la educación como apropiación de saberes, sino en el enriquecimiento permanente del conjunto de las experiencias de la vida del ser humano como parte de la sociedad y la naturaleza. Nuestro acompañamiento en la formación de los futuros formadores será fundamental para mejorar la calidad de la educación en las distintas etapas de la vida.
Debemos contemplar la educación como un espacio de formación para la vida en sociedad y como un espacio de desarrollo de lo público.
* Rectora, Universidad Nacional de Colombia.