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                                                                                                                                Aquel Viernes Santo irlandés

                                                                                                                                Los acuerdos de paz siempre quedan sometidos al juicio de la historia. Esa es la instancia máxima, definitiva, que marca la validez de todo lo que se haya pactado. Más que las percepciones de sus firmantes, de sus promotores o de sus malquerientes, es la realidad perceptible de alivio o de frustración en la vida cotidiana la que marca su éxito o su fracaso.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Cada año, una especie de ritual escabroso comenzaba con el desfile de una de las partes que era saboteado por la otra. Y así, pedreas, bombas, ataques terroristas sin misericordia y toda una serie de desmanes que suscitaban el espectáculo de la intervención de las fuerzas británicas de seguridad, huelgas de hambre, prisioneros políticos y horrores indignos de gente civilizada, de esa que critica las veleidades violentas y represivas del Tercer Mundo. Hasta que Tony Blair, en dramático tire y afloje, aceptó dialogar en medio del conflicto.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Además de proclamar el compromiso de manejar las diferencias exclusivamente por medios pacíficos y democráticos, incluyendo el estatus constitucional de la región, se creó una Asamblea Legislativa que funcionaría bajo el esquema original de la “doble mayoría”, esto es que requeriría la aprobación de las decisiones tanto por la mayoría de los representantes de los unionistas, como de los republicanos. El ejecutivo funcionaría bajo el esquema de “poder compartido” con una compleja fórmula de reparto de los ministerios, según la fuerza del apoyo popular de cada quién. Por lo demás, se disolvieron los grupos paramilitares, se retiraron las fuerzas británicas, se produjo una liberación de prisioneros e inclusive se adoptaron medidas en cuanto a denominaciones y otros factores de discordia o división.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Con el Brexit, la frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica del norte, que había sido cuidadosamente desactivada por los Acuerdos del Viernes Santo, se convertiría en la única frontera terrestre entre la Europa comunitaria y el Reino Unido. Otra vez una frontera dura, divisoria de la isla, no por los motivos político - religiosos de otras épocas, sino en razón de los controles comerciales.

                                                                                                                                En previsión de las dificultades que se podían presentar al revivir esa frontera, en los acuerdos del Brexit se diseñó un protocolo especial según el cual Irlanda del Norte se mantiene en el Mercado Común de la Unión Europea y los controles comerciales entre esta y el Reino Unido no se realizan en tierra sino en el mar de Irlanda, es decir entre esa isla y las islas británicas.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                Lo anterior tiene sus complicaciones, pues el envío de productos desde cualquier ciudad británica hacia Irlanda del Norte requiere trámites de exportación que producen resentimiento de ambos lados, por lo cual el gobierno británico no ha cumplido estrictamente con el protocolo, lo cual se considera violatorio del derecho por las autoridades de la Unión Europea.

                                                                                                                                El problema, que podría suscitar el retorno de viejas disputas en un territorio en el que se vive en paz pero las comunidades no se han integrado, es que muchos, en lugar de reconocer las ventajas de seguir en el mercado común de los europeos, reclaman por lo que consideran ruptura de hecho con la Gran Bretaña, de la que no se quieren por ningún motivo separar. Y es esa actitud precisamente la que se convierte en amenaza para la vigencia futura de la paz.

                                                                                                                                No ad for you

                                                                                                                                A pesar de que hasta ahora solamente se han presentado declaraciones, respaldadas por uno que otro grafitti, en torno a la nueva situación de Irlanda del Norte es urgente que aparezca de todas las partes una conjugación de liderazgo equivalente a la que en 1988 consiguió el bien inconmensurable de la paz. Porque la vigencia del espíritu de los acuerdos de aquel Viernes Santo requiere de un liderazgo de esos que se han de adaptar a los acontecimientos, para que sea posible superar las pruebas de las vicisitudes que posteriormente trae la historia dondequiera que en algún momento se ha conseguido un acuerdo de paz.

                                                                                                                                Los acuerdos de paz siempre quedan sometidos al juicio de la historia. Esa es la instancia máxima, definitiva, que marca la validez de todo lo que se haya pactado. Más que las percepciones de sus firmantes, de sus promotores o de sus malquerientes, es la realidad perceptible de alivio o de frustración en la vida cotidiana la que marca su éxito o su fracaso.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Cada año, una especie de ritual escabroso comenzaba con el desfile de una de las partes que era saboteado por la otra. Y así, pedreas, bombas, ataques terroristas sin misericordia y toda una serie de desmanes que suscitaban el espectáculo de la intervención de las fuerzas británicas de seguridad, huelgas de hambre, prisioneros políticos y horrores indignos de gente civilizada, de esa que critica las veleidades violentas y represivas del Tercer Mundo. Hasta que Tony Blair, en dramático tire y afloje, aceptó dialogar en medio del conflicto.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Además de proclamar el compromiso de manejar las diferencias exclusivamente por medios pacíficos y democráticos, incluyendo el estatus constitucional de la región, se creó una Asamblea Legislativa que funcionaría bajo el esquema original de la “doble mayoría”, esto es que requeriría la aprobación de las decisiones tanto por la mayoría de los representantes de los unionistas, como de los republicanos. El ejecutivo funcionaría bajo el esquema de “poder compartido” con una compleja fórmula de reparto de los ministerios, según la fuerza del apoyo popular de cada quién. Por lo demás, se disolvieron los grupos paramilitares, se retiraron las fuerzas británicas, se produjo una liberación de prisioneros e inclusive se adoptaron medidas en cuanto a denominaciones y otros factores de discordia o división.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Con el Brexit, la frontera entre la República de Irlanda y la provincia británica del norte, que había sido cuidadosamente desactivada por los Acuerdos del Viernes Santo, se convertiría en la única frontera terrestre entre la Europa comunitaria y el Reino Unido. Otra vez una frontera dura, divisoria de la isla, no por los motivos político - religiosos de otras épocas, sino en razón de los controles comerciales.

                                                                                                                                En previsión de las dificultades que se podían presentar al revivir esa frontera, en los acuerdos del Brexit se diseñó un protocolo especial según el cual Irlanda del Norte se mantiene en el Mercado Común de la Unión Europea y los controles comerciales entre esta y el Reino Unido no se realizan en tierra sino en el mar de Irlanda, es decir entre esa isla y las islas británicas.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                El problema, que podría suscitar el retorno de viejas disputas en un territorio en el que se vive en paz pero las comunidades no se han integrado, es que muchos, en lugar de reconocer las ventajas de seguir en el mercado común de los europeos, reclaman por lo que consideran ruptura de hecho con la Gran Bretaña, de la que no se quieren por ningún motivo separar. Y es esa actitud precisamente la que se convierte en amenaza para la vigencia futura de la paz.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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