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                                                                                                                                La nueva frontera de la OTAN

                                                                                                                                "Si el presidente ruso de hoy quería alejar a la OTAN, y poner punto final al cerco occidental del que se considera víctima, terminó propiciando su ampliación. Si pensaba asustar al mundo con amenazas contra quien ayudara a los ucranianos o se manifestara en favor la OTAN, no asustó a nadie, y mucho menos a los finlandeses, que no tienen problema con el pueblo ruso, aunque ya han tenido que lidiar con las “travesuras” de sus autócratas".
                                                                                                                                Foto: EFE - GAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLIN

                                                                                                                                La primera de las anunciadas medidas que Rusia debe tomar ante la entrada de Finlandia a la OTAN es la de las proporciones de la nueva frontera con los países de esa organización. Frontera que se duplicó en longitud y completó el cerco tan temido por el jefe del Kremlin de Moscú, como consecuencia de su propio invento de agredir a Ucrania.

                                                                                                                                Con el respaldo de un amplio consenso nacional, Sanna Marin, saliente primera ministra de Finlandia, obtuvo que su país fuera incorporado de manera expedita como miembro de la OTAN. De ahora en adelante, quien agreda a Finlandia resultará automáticamente enfrentado también a los otros 30 países de la Alianza Atlántica.

                                                                                                                                El proceso tuvo algo de folclor, a cargo del presidente turco, que forma parte de la comparsa de personajes que acostumbran a pescar en río revuelto o quieren lucir como si tuvieran más importancia de la que en realidad revisten. Por lo cual el presidente finlandés tuvo que ir a Estambul a recibir el beneplácito para el acceso, que sigue pendiente para Suecia mientras no entregue a unos cuántos militantes de la oposición turca, principalmente kurdos, que viven en Estocolmo.

                                                                                                                                En cuanto a Rusia, causante de la solicitud de ingreso de Suecia y Finlandia a la Alianza, los finlandeses sí que conocen aquellos argumentos de imperio “peligrosamente asediado” que los gobernantes de Rusia han usado históricamente para ganar territorio, como si les asistiera el derecho divino de depredar a otros con tal de salvar a su madre patria. También conocen los postulados de designación de amigos o enemigos, escogidos por conveniencia arbitraria, sin tener en cuenta el derecho internacional, ni compromisos adquiridos, ni amistades o hermandades antiguas, ni anteriores modus vivendi.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Bajo el zarismo, lo mismo que bajo el comunismo y el conservadurismo de ahora, la cuota de sacrificios humanos les ha correspondido a los siervos del imperio antiguo, a campesinos de regiones apartadas, y a soldados profesionales, cuando no a mercenarios, ideologizados para que crean estar librando la batalla definitiva de la historia. Seres de cuya vida se podía disponer, como sucedió en todas las guerras, y ahora se dispone por la confusa causa de “derrotar a los nazis ucranianos”, dirigidos por un judío, para que los soldados rusos de ahora, y sus familias, crean que están jugando un tiempo adicional de la Gran Guerra Patria, cuando derrotaron a Hitler.

                                                                                                                                En 1938, después de la “gran purga” que lo consolidó en el poder, Stalin se propuso reconquistar provincias de Finlandia que los zares alguna vez tomaron por la fuerza. Oportunista reconocimiento de las glorias de los antiguos opresores de su pueblo. Finlandia tenía que darle parte de su territorio, con la promesa de reponerle tierra en otras partes, porque necesitaba espacio para proteger la ciudad de San Petersburgo, que pasó a llamarse, efímeramente, Leningrado. De nada valía la antigua neutralidad finlandesa. La calificación de los gobernantes de entonces en Finlandia coincide con la que ahora usa Vladimir Vladimirovich contra los de Ucrania: “viciosos reaccionarios fascistas”.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El ataque ruso a Finlandia fue al comienzo una tragedia. Los finlandeses, en su hábitat del invierno nórdico, a temperaturas de menos 49 grados, rompieron las filas invasoras como lo hicieron ahora los ucranianos para evitar la toma de Kiev. Las bajas soviéticas, de soldados rusos y ucranianos, fueron enormes, como ahora las rusas. Entonces se retiraron y en una nueva arremetida Finlandia fue obligada a ceder el 8 % de su territorio. Por la violación abierta del derecho internacional, Rusia fue expulsada de la Sociedad de Naciones. Finlandia “la sacó barata”, se ha dicho, pues sobrevivió y volvió a su antigua neutralidad, que mantuvo magistralmente a lo largo de la Guerra Fría y que se ha visto obligada a abandonar ahora, por temor a que la Rusia de nuestro tiempo, reminiscente de las ideas de los Zares, se lance en su contra.

                                                                                                                                A la luz de la experiencia de Finlandia, hace más de 80 años, en Europa Oriental estiman que, aún si Ucrania hubiera sido neutral, el jefe actual del Kremlin de Moscú habría ordenado el ataque en febrero del año pasado, en virtud del mismo síndrome de imperio asediado que lucha por su supervivencia, porque así lo ve desde la altura de su escritorio.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                "Si el presidente ruso de hoy quería alejar a la OTAN, y poner punto final al cerco occidental del que se considera víctima, terminó propiciando su ampliación. Si pensaba asustar al mundo con amenazas contra quien ayudara a los ucranianos o se manifestara en favor la OTAN, no asustó a nadie, y mucho menos a los finlandeses, que no tienen problema con el pueblo ruso, aunque ya han tenido que lidiar con las “travesuras” de sus autócratas".
                                                                                                                                Foto: EFE - GAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLIN

                                                                                                                                La primera de las anunciadas medidas que Rusia debe tomar ante la entrada de Finlandia a la OTAN es la de las proporciones de la nueva frontera con los países de esa organización. Frontera que se duplicó en longitud y completó el cerco tan temido por el jefe del Kremlin de Moscú, como consecuencia de su propio invento de agredir a Ucrania.

                                                                                                                                Con el respaldo de un amplio consenso nacional, Sanna Marin, saliente primera ministra de Finlandia, obtuvo que su país fuera incorporado de manera expedita como miembro de la OTAN. De ahora en adelante, quien agreda a Finlandia resultará automáticamente enfrentado también a los otros 30 países de la Alianza Atlántica.

                                                                                                                                El proceso tuvo algo de folclor, a cargo del presidente turco, que forma parte de la comparsa de personajes que acostumbran a pescar en río revuelto o quieren lucir como si tuvieran más importancia de la que en realidad revisten. Por lo cual el presidente finlandés tuvo que ir a Estambul a recibir el beneplácito para el acceso, que sigue pendiente para Suecia mientras no entregue a unos cuántos militantes de la oposición turca, principalmente kurdos, que viven en Estocolmo.

                                                                                                                                En cuanto a Rusia, causante de la solicitud de ingreso de Suecia y Finlandia a la Alianza, los finlandeses sí que conocen aquellos argumentos de imperio “peligrosamente asediado” que los gobernantes de Rusia han usado históricamente para ganar territorio, como si les asistiera el derecho divino de depredar a otros con tal de salvar a su madre patria. También conocen los postulados de designación de amigos o enemigos, escogidos por conveniencia arbitraria, sin tener en cuenta el derecho internacional, ni compromisos adquiridos, ni amistades o hermandades antiguas, ni anteriores modus vivendi.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Bajo el zarismo, lo mismo que bajo el comunismo y el conservadurismo de ahora, la cuota de sacrificios humanos les ha correspondido a los siervos del imperio antiguo, a campesinos de regiones apartadas, y a soldados profesionales, cuando no a mercenarios, ideologizados para que crean estar librando la batalla definitiva de la historia. Seres de cuya vida se podía disponer, como sucedió en todas las guerras, y ahora se dispone por la confusa causa de “derrotar a los nazis ucranianos”, dirigidos por un judío, para que los soldados rusos de ahora, y sus familias, crean que están jugando un tiempo adicional de la Gran Guerra Patria, cuando derrotaron a Hitler.

                                                                                                                                En 1938, después de la “gran purga” que lo consolidó en el poder, Stalin se propuso reconquistar provincias de Finlandia que los zares alguna vez tomaron por la fuerza. Oportunista reconocimiento de las glorias de los antiguos opresores de su pueblo. Finlandia tenía que darle parte de su territorio, con la promesa de reponerle tierra en otras partes, porque necesitaba espacio para proteger la ciudad de San Petersburgo, que pasó a llamarse, efímeramente, Leningrado. De nada valía la antigua neutralidad finlandesa. La calificación de los gobernantes de entonces en Finlandia coincide con la que ahora usa Vladimir Vladimirovich contra los de Ucrania: “viciosos reaccionarios fascistas”.

                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                El ataque ruso a Finlandia fue al comienzo una tragedia. Los finlandeses, en su hábitat del invierno nórdico, a temperaturas de menos 49 grados, rompieron las filas invasoras como lo hicieron ahora los ucranianos para evitar la toma de Kiev. Las bajas soviéticas, de soldados rusos y ucranianos, fueron enormes, como ahora las rusas. Entonces se retiraron y en una nueva arremetida Finlandia fue obligada a ceder el 8 % de su territorio. Por la violación abierta del derecho internacional, Rusia fue expulsada de la Sociedad de Naciones. Finlandia “la sacó barata”, se ha dicho, pues sobrevivió y volvió a su antigua neutralidad, que mantuvo magistralmente a lo largo de la Guerra Fría y que se ha visto obligada a abandonar ahora, por temor a que la Rusia de nuestro tiempo, reminiscente de las ideas de los Zares, se lance en su contra.

                                                                                                                                A la luz de la experiencia de Finlandia, hace más de 80 años, en Europa Oriental estiman que, aún si Ucrania hubiera sido neutral, el jefe actual del Kremlin de Moscú habría ordenado el ataque en febrero del año pasado, en virtud del mismo síndrome de imperio asediado que lucha por su supervivencia, porque así lo ve desde la altura de su escritorio.

                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                No ad for you

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                                                                                                                                Ver todas las noticias
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