Suena paradójico que los hispanos hayan sido el factor decisivo para que Trump ganara las elecciones pues, según él, los inmigrantes están “envenenando la sangre de nuestro país”.
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Suena paradójico que los hispanos hayan sido el factor decisivo para que Trump ganara las elecciones pues, según él, los inmigrantes están “envenenando la sangre de nuestro país”.
Trump aumentó su participación en el voto latino en todo el país del 32 % en las elecciones de 2020 al 45 % en 2024, según las encuestas a pie de urna. Especialmente los hombres latinos sin educación universitaria se volcaron a favor de Trump. Se han sugerido muchas hipótesis. Algunas tienen que ver con la personalidad grotesca y desenfadada de Trump, otras con las tendencias religiosas conservadoras de los hispanos, aprovechadas astutamente por las iglesias cristianas. Y hay muchas otras.
Sin embargo, es muy factible que el principal incentivo de los hispanos para votar por Trump haya sido simplemente el bolsillo: creen que con él les va mejor. No es una posición infundada pues, en efecto, tuvieron aumentos mayores de ingreso durante el primer gobierno de Trump que durante el de Biden. Y eso por razones que, en gran medida, posiblemente se repetirán en el próximo cuatrienio.
La razón más poderosa es, justamente, el rechazo de los inmigrantes. Los hispanos legales que ya cuentan con ciudadanía tendrán que competir menos con otros inmigrantes si Trump endurece las medidas para impedir la entrada legal e ilegal de trabajadores extranjeros. Desde el gobierno de Obama, cada vez se han vuelto más restrictivas las políticas migratorias y se han redoblado los esfuerzos para impedir la inmigración ilegal, especialmente en la frontera con México. Esto ha generado escasez de mano de obra.
En 2023 casi el 15 % de los puestos de trabajo que emplean mano de obra extranjera no se pudieron llenar. Trabajos como empacadores de carne, obreros de la construcción y recolectores de productos agrícolas no encontraban gente suficiente, obligando a los empleadores a pagar salarios y jornales más altos.
También le conviene a los trabajadores hispanos que los ricos ganen más y paguen menos impuestos, como en efecto ocurrió en el anterior gobierno de Trump. En la medida en que los ricos tienen más dinero para derrochar, gastan más en construir y mantener mansiones cada vez más grandes, en pagar servicios de transporte y alojamiento, y en ir a restaurantes. Todos estos sectores utilizan personal hispano de forma masiva. Trump lo sabe, de ahí que haya prometido que eliminará el impuesto de renta para ciertos ingresos laborales de estas actividades, como las propinas.
Los hispanos no tienen por qué entender macroeconomía para acordarse de que durante el primer gobierno de Trump el dinero les alcanzaba mejor para sus propios gastos y para hacer transferencias a sus familiares en sus países de origen. Y fue así porque durante esos años se fortaleció mucho el dólar y la inflación se mantuvo muy baja. Durante Biden el dólar se fortaleció algo más, pero la inflación llegó a un pico del 8 % y la canasta familiar se encareció 20 %.
Todo indica así que los intereses económicos fueron el aliciente que tuvieron los hispanos, especialmente los hombres sin educación universitaria, para votar por Trump. Puede decirse que pusieron sus intereses por encima de sus orgullos y de su identidad cultural. Lo cual es triste porque Trump, siendo lo que es, no tendrá problema en irse contra ellos cuando le parezca conveniente, así sea solo para figurar en la prensa o para hacer realidad sus planes de retaliación contra todos los que no se agachen ante él.