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La economía a la deriva

Eduardo Sarmiento
06 de octubre de 2024 - 05:00 a. m.

De tiempo atrás recomendamos elevar la tasa de ahorro y reducir el déficit fiscal y en cuenta corriente. Lamentablemente, se ha hecho lo contrario. La tasa de interés real no baja suficientemente, el tipo de cambio se revalúa, la tasa de ahorro baja, y el déficit fiscal y en cuenta corriente aumenta. El sistema en su conjunto está a la deriva.

La magia se consigue con ahorro mayor que la inversión, y no al contrario, como sucede en las economías de demanda.

El error histórico de América Latina estuvo en sostener las economías en condiciones de oferta con ahorro menor que la inversión. Lo que se requería es un estado de ahorro mayor que la inversión, y ello solo se consigue con superávit de balanza de pagos, cómo lo hicieron los tigres asiáticos, y en menor grado Japón y China.

El éxito de los tigres asiáticos se encuentra en cuantiosos superávits en cuenta corriente que les significan elevados niveles de ahorro.

Desde luego, las condiciones descritas no surgen del mercado que propicia el bajo ahorro. La ampliación del mercado de ninguna manera conduce a la ampliación del ahorro. El éxito de los países asiáticos proviene de los elevados niveles de ahorro, y de ninguna manera del mercado.

Lo menos que se puede exigir es que las soluciones no se hagan a cambio del ahorro. Lo indicado para todos los participantes es que aumente el ahorro.

Las mejores soluciones son aquellas que elevan el ahorro y devalúan la moneda en forma directa. En la práctica no es otra cosa que un sistema de desequilibrio y no de mercado.

La solución es el modelo de desequilibrio que baja la tasa de interés real y devalúa la moneda. La mejor solución es ampliar tanto la oferta como la demanda.

El cálculo del producto nacional se hace con un procedimiento que sobreestima la realidad. Se supone que la oferta de la economía es igual a la demanda agregada, cuando la igualdad se rompió. Si se tiene en cuenta que la oferta agregada es determinada por el ahorro y el empleo, se advierte que el crecimiento del producto es inferior al reportado por el DANE. El producto nacional crece a tasas negativas. El cálculo basado en que la oferta y la demanda son iguales sobreestima la realidad.

Como lo advertimos en las últimas columnas, estamos ante un ajuste dictado por el intento de sostener el ahorro por debajo de la inversión con un instrumental de oferta que baja el ahorro. En el fondo estamos en una profunda crisis causada por el intento de regular una economía en desequilibrio de ahorro menor que la inversión con un modelo equilibrio de mercado que baja el ahorro y el producto nacional.

Estamos ante un equilibrio irregular. Como se muestra en mi último libro “Desequilibrio, equidad y prosperidad” las soluciones que reducen el ahorro, contraen el crecimiento y deterioran la distribución del ingreso no son sostenibles. No hay más opción que un modelo que revierta el deterioro de la tasa de ahorro, el empleo y el producto, y frene el monumental disparo del déficit fiscal y en cuenta corriente.

La economía tiende a un estado en que la oferta agregada es menor que la demanda agregada. Ahorro menor que la inversión. La normalización del sistema no se consigue por la vía del mercado que tiende a mantener el ahorro por debajo de la inversión. Está condicionada a un modelo de desequilibrio que bajé la tasa de interés real, devalúe la moneda en forma directa, ya sea por la intervención en el mercado cambiario o monetario, y así eleve la tasa de ahorro.

 

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