La economía colombiana, y en general la economía mundial, experimentaron una reducción de la tasa de ahorro, que se observa en la mayoría de los países.
El estado de ahorro deficiente se busca corregir con una revaluación del dólar que aumenta las importaciones y el déficit en cuenta corriente y, en consecuencia, tiene el efecto contrario. Lo que debe hacerse es intervenir el mercado cambiario en forma directa y reducir el déficit en cuenta corriente. En su lugar, el mercado revaluó la moneda y precipitó el colapso.
El insuceso de Colombia y Chile es que el libre mercado provoca una reducción de la tasa de ahorro que acentúa el desajuste que viene de atrás. La caída del ahorro le impide a la economía colombiana salir del estado de oferta que se acentuó. La tasa de ahorro se reduce a la mitad de la tendencia histórica.
El drama histórico es que la caída del ahorro que venía de atrás se acentuó por la profundización de la apertura de mercado que redujo la tasa de ahorro y revaluó el tipo de cambio. La solución se busca con un modelo de revaluación de la moneda que reduce la tasa de ahorro. La tendencia declinante del ahorro que venía de atrás se acentúa. La brecha entre la producción y la demanda, el déficit en cuenta corriente y la revaluación de la moneda se acentúan.
El desacierto de Colombia y Chile reside en que buscaron corregir el estado de ahorro deficiente con disposiciones que lo agravaron.
La solución es bajar la tasa de interés e intervenir en el mercado para devaluar la moneda en forma directa. Así, la economía experimentaría una elevación de la tasa de ahorro por la reducción del déficit de la balanza de pagos.
Por el contrario, la solución se busca con la elevación de la tasa de interés, la reducción de la tasa de ahorro y con la revaluación del dólar. Es el mundo al revés. Lo que hay que hacer es todo lo contrario, devaluar el tipo de cambio y bajar la tasa de interés. Y no es suficiente. Adicionalmente, es necesario reducir el déficit fiscal.
El Banco de la República y el Gobierno se equivocaron en materia grave. La reducción de la tasa de ahorro que venía de atrás por los efectos de la profundización de la globalización y por el coronavirus se agravaron por las disposiciones del Banco de la República y luego por la reforma tributaria. La economía quedó expuesta a una reducción de la tasa de ahorro que acentúa el faltante que viene de atrás, y tiene manifestación más clara en el déficit fiscal y el déficit en cuenta corriente.
La economía quedó en un embrollo que reduce la tasa de ahorro y acentúa el desajuste entre la oferta y la demanda agregada. La solución es intervenir ya el mercado cambiario para devaluar la moneda en forma directa y aumentar el ahorro. Y no sería suficiente. Adicionalmente, es necesario reducir el déficit fiscal, lo que estaría en abierto conflicto con los programas sociales de salud, pensiones, educación, y reformas laboral y agrícola, presentadas por el presidente Petro.
La economía colombiana, y en general la economía mundial, experimentaron una reducción de la tasa de ahorro, que se observa en la mayoría de los países.
El estado de ahorro deficiente se busca corregir con una revaluación del dólar que aumenta las importaciones y el déficit en cuenta corriente y, en consecuencia, tiene el efecto contrario. Lo que debe hacerse es intervenir el mercado cambiario en forma directa y reducir el déficit en cuenta corriente. En su lugar, el mercado revaluó la moneda y precipitó el colapso.
El insuceso de Colombia y Chile es que el libre mercado provoca una reducción de la tasa de ahorro que acentúa el desajuste que viene de atrás. La caída del ahorro le impide a la economía colombiana salir del estado de oferta que se acentuó. La tasa de ahorro se reduce a la mitad de la tendencia histórica.
El drama histórico es que la caída del ahorro que venía de atrás se acentuó por la profundización de la apertura de mercado que redujo la tasa de ahorro y revaluó el tipo de cambio. La solución se busca con un modelo de revaluación de la moneda que reduce la tasa de ahorro. La tendencia declinante del ahorro que venía de atrás se acentúa. La brecha entre la producción y la demanda, el déficit en cuenta corriente y la revaluación de la moneda se acentúan.
El desacierto de Colombia y Chile reside en que buscaron corregir el estado de ahorro deficiente con disposiciones que lo agravaron.
La solución es bajar la tasa de interés e intervenir en el mercado para devaluar la moneda en forma directa. Así, la economía experimentaría una elevación de la tasa de ahorro por la reducción del déficit de la balanza de pagos.
Por el contrario, la solución se busca con la elevación de la tasa de interés, la reducción de la tasa de ahorro y con la revaluación del dólar. Es el mundo al revés. Lo que hay que hacer es todo lo contrario, devaluar el tipo de cambio y bajar la tasa de interés. Y no es suficiente. Adicionalmente, es necesario reducir el déficit fiscal.
El Banco de la República y el Gobierno se equivocaron en materia grave. La reducción de la tasa de ahorro que venía de atrás por los efectos de la profundización de la globalización y por el coronavirus se agravaron por las disposiciones del Banco de la República y luego por la reforma tributaria. La economía quedó expuesta a una reducción de la tasa de ahorro que acentúa el faltante que viene de atrás, y tiene manifestación más clara en el déficit fiscal y el déficit en cuenta corriente.
La economía quedó en un embrollo que reduce la tasa de ahorro y acentúa el desajuste entre la oferta y la demanda agregada. La solución es intervenir ya el mercado cambiario para devaluar la moneda en forma directa y aumentar el ahorro. Y no sería suficiente. Adicionalmente, es necesario reducir el déficit fiscal, lo que estaría en abierto conflicto con los programas sociales de salud, pensiones, educación, y reformas laboral y agrícola, presentadas por el presidente Petro.