La economía de tiempo atrás opera en un estado de ahorro menor que la inversión, oferta agregada menor que la demanda agregada. Las acciones de política para revertirlo no han tenido los resultados buscados. La economía ha operado en un estado de ahorro decreciente que contrae la oferta agregada, y resulta en la contracción de la producción y la ampliación de la demanda.
La solución a los desaciertos era la elevación de la tasa de ahorro, la baja de la tasa de interés y la devaluación de la moneda. En su lugar, se subió la tasa de interés, se revaluó el tipo de cambio y se bajó la tasa de ahorro. La economía quedó a la deriva y el producto nacional desciende.
En fin, tenemos un sistema de desequilibrio y la ley de Say no se cumple. Lo que se plantea es el modelo que baje la tasa de interés, devalúe la moneda y así eleve la tasa de ahorro e incremente la oferta. La economía experimentaría la ampliación de la oferta y la demanda que elevaría la producción y el empleo, de inmediato, y en el mediano plazo mejoraría la distribución del ingreso.
De tiempo atrás la solución requiere un modelo que amplíe la oferta elevando la tasa de ahorro y reduzca la demanda reduciendo el déficit fiscal y en cuenta corriente. Tanto la oferta se desplaza a la izquierda y la demanda a la derecha, y se considera que se hace el milagro.
Ahora tenemos un modelo que baja la producción y aumenta la inflación. Se incumple la curva de Phillips. La inflación y la producción van en dirección contraria.
En este punto se regresa al caso de los Tigres Asiáticos, que han encontrado la solución cuando la mayoría gana. Para tal efecto, se requiere un modelo económico en el cual las mejores soluciones son las que aumentan el ahorro. En la práctica estaríamos en un juego, y por qué no llamarlo modelo, que nos dice que las mejores soluciones son las que elevan el ahorro.
No es posible la reactivación sin ahorro y control fiscal. Lo menos que puede exigirse es que las soluciones no se hagan a cambio del ahorro. Lo que beneficia a todos los participantes es que aumente el ahorro y la austeridad fiscal.
El cálculo del producto nacional se hace con el procedimiento que sobreestima la realidad. Se supone que la oferta es igual a la demanda agregada, aun cuando la igualdad se quiebra. Si se tiene en cuenta que la oferta agregada es determinada por la tasa de ahorro y el empleo, se tiene que el crecimiento del producto es inferior al reportado por el DANE. El producto nacional crece a tasas negativas.
El procedimiento estadístico empleado por el DANE sobreestima la realidad. La economía está a la deriva. Se entra en un estado en que el producto nacional y la tasa de ahorro descienden, se refuerzan, y se precipitan en colapso.
La economía de tiempo atrás opera en un estado de ahorro menor que la inversión, oferta agregada menor que la demanda agregada. Las acciones de política para revertirlo no han tenido los resultados buscados. La economía ha operado en un estado de ahorro decreciente que contrae la oferta agregada, y resulta en la contracción de la producción y la ampliación de la demanda.
La solución a los desaciertos era la elevación de la tasa de ahorro, la baja de la tasa de interés y la devaluación de la moneda. En su lugar, se subió la tasa de interés, se revaluó el tipo de cambio y se bajó la tasa de ahorro. La economía quedó a la deriva y el producto nacional desciende.
En fin, tenemos un sistema de desequilibrio y la ley de Say no se cumple. Lo que se plantea es el modelo que baje la tasa de interés, devalúe la moneda y así eleve la tasa de ahorro e incremente la oferta. La economía experimentaría la ampliación de la oferta y la demanda que elevaría la producción y el empleo, de inmediato, y en el mediano plazo mejoraría la distribución del ingreso.
De tiempo atrás la solución requiere un modelo que amplíe la oferta elevando la tasa de ahorro y reduzca la demanda reduciendo el déficit fiscal y en cuenta corriente. Tanto la oferta se desplaza a la izquierda y la demanda a la derecha, y se considera que se hace el milagro.
Ahora tenemos un modelo que baja la producción y aumenta la inflación. Se incumple la curva de Phillips. La inflación y la producción van en dirección contraria.
En este punto se regresa al caso de los Tigres Asiáticos, que han encontrado la solución cuando la mayoría gana. Para tal efecto, se requiere un modelo económico en el cual las mejores soluciones son las que aumentan el ahorro. En la práctica estaríamos en un juego, y por qué no llamarlo modelo, que nos dice que las mejores soluciones son las que elevan el ahorro.
No es posible la reactivación sin ahorro y control fiscal. Lo menos que puede exigirse es que las soluciones no se hagan a cambio del ahorro. Lo que beneficia a todos los participantes es que aumente el ahorro y la austeridad fiscal.
El cálculo del producto nacional se hace con el procedimiento que sobreestima la realidad. Se supone que la oferta es igual a la demanda agregada, aun cuando la igualdad se quiebra. Si se tiene en cuenta que la oferta agregada es determinada por la tasa de ahorro y el empleo, se tiene que el crecimiento del producto es inferior al reportado por el DANE. El producto nacional crece a tasas negativas.
El procedimiento estadístico empleado por el DANE sobreestima la realidad. La economía está a la deriva. Se entra en un estado en que el producto nacional y la tasa de ahorro descienden, se refuerzan, y se precipitan en colapso.