El Gobierno designó una comisión de gasto público que tiene como función principal modificar el sistema pensional. La reforma de la Ley 100 de 1993 no dio los resultados previstos. Las pensiones del sistema privado son la cuarta parte de las prometidas y de las reconocidas por la modalidad pública. Las erogaciones fiscales para atender los faltantes del sistema pensional ascienden a $38 billones. Las AFP obtienen ganancias que se salen de toda proporción.
Como lo manifesté hace 25 años, el traslado de sistema público de prima media al privado se copió de Chile y nunca se analizó en detalle. Las modalidades privadas sólo pueden tener justificación en estados pensionales maduros con una cobertura total.
En la modalidad pública de prima media las cotizaciones se cubren con los aportes de los afiliados. Lo que entra es igual a lo que sale. En cambio, en el sistema privado las reservas de pensiones se realizan con base en el portafolio financiero de las empresas. Como los aportes de los cotizantes aumentan por encima de la tasa de interés de mercado, los fondos obtienen ingresos mayores que las reservas pensionales. Lo que entra es más de lo que sale. Así, los fondos obtienen excedentes que los colocan en el mercado financiero y les significan pensiones cuatro veces menores que las del público.
Se configura un marco que se sale de las prácticas financieras convencionales. Los pasivos corresponden a los beneficios de los pensionados que se gestan en los ingresos y la población del pasado, y son menores que los activos correspondientes a los ingresos corrientes de los afiliados. La diferencia constituye un estado de activos mayores que los pasivos que les significan ganancias desproporcionadas a los intermediarios. Es la típica pirámide financiera que puede terminar en tragedia. En el sistema público (Colpensiones) el excedente se traslada a las pensiones que superan las cotizaciones, y en el privado se queda en ganancias de las AFP. Por eso, las mesadas del sistema público son mayores que las del privado.
Los dos sistemas son incompatibles. Si existiera una amplia información comprensible que mostrara que los cotizantes obtienen menores beneficios muy superiores en el privado, los afiliados se desplazarían masivamente al público. Las AFP perderían los clientes. No ocurre así por la complejidad del sistema y, sobre todo, porque en las propagandas de las AFP y los pronunciamientos gubernamentales se clama a viva voz que las mesadas son mayores en el sistema privado. En la divulgación más reciente se dice contra toda evidencia que las dos terceras partes de las pensiones se generan en las ganancias financieras. La inconsistencia del sistema se mantiene con el engaño.
Infortunadamente, esta realidad no se ha reconocido. Las anomalías del sistema se atribuyen al envejecimiento de la población, la entrada creciente de la mujer a la fuerza de trabajo y la elevación de la expectativa de vida. Las propuestas del Gobierno, las AFP y la OCDE se enfilan en la dirección de marchitar la participación de Colpensiones y reducir aún más los beneficios de los afiliados. La solución agravaría las inequidades del sistema. Significarían más ganancias para las AFP, menores pensiones y mayores cotizaciones para los afiliados, y no resolvería el desajuste fiscal.
El gran fiasco está en el intento de privatizar las pensiones. Lo que se plantea es fortalecer a Colpensiones ampliando el acceso de los sectores menos favorecidos. La inconsistencia que induce los traslados de un sistema a otro sólo se puede superar separando los clientes de las dos modalidades. En la práctica se conseguiría concentrando a Colpensiones en las rentas de menos de 1,7 salarios mínimos y las AFP en las altas.
El Gobierno designó una comisión de gasto público que tiene como función principal modificar el sistema pensional. La reforma de la Ley 100 de 1993 no dio los resultados previstos. Las pensiones del sistema privado son la cuarta parte de las prometidas y de las reconocidas por la modalidad pública. Las erogaciones fiscales para atender los faltantes del sistema pensional ascienden a $38 billones. Las AFP obtienen ganancias que se salen de toda proporción.
Como lo manifesté hace 25 años, el traslado de sistema público de prima media al privado se copió de Chile y nunca se analizó en detalle. Las modalidades privadas sólo pueden tener justificación en estados pensionales maduros con una cobertura total.
En la modalidad pública de prima media las cotizaciones se cubren con los aportes de los afiliados. Lo que entra es igual a lo que sale. En cambio, en el sistema privado las reservas de pensiones se realizan con base en el portafolio financiero de las empresas. Como los aportes de los cotizantes aumentan por encima de la tasa de interés de mercado, los fondos obtienen ingresos mayores que las reservas pensionales. Lo que entra es más de lo que sale. Así, los fondos obtienen excedentes que los colocan en el mercado financiero y les significan pensiones cuatro veces menores que las del público.
Se configura un marco que se sale de las prácticas financieras convencionales. Los pasivos corresponden a los beneficios de los pensionados que se gestan en los ingresos y la población del pasado, y son menores que los activos correspondientes a los ingresos corrientes de los afiliados. La diferencia constituye un estado de activos mayores que los pasivos que les significan ganancias desproporcionadas a los intermediarios. Es la típica pirámide financiera que puede terminar en tragedia. En el sistema público (Colpensiones) el excedente se traslada a las pensiones que superan las cotizaciones, y en el privado se queda en ganancias de las AFP. Por eso, las mesadas del sistema público son mayores que las del privado.
Los dos sistemas son incompatibles. Si existiera una amplia información comprensible que mostrara que los cotizantes obtienen menores beneficios muy superiores en el privado, los afiliados se desplazarían masivamente al público. Las AFP perderían los clientes. No ocurre así por la complejidad del sistema y, sobre todo, porque en las propagandas de las AFP y los pronunciamientos gubernamentales se clama a viva voz que las mesadas son mayores en el sistema privado. En la divulgación más reciente se dice contra toda evidencia que las dos terceras partes de las pensiones se generan en las ganancias financieras. La inconsistencia del sistema se mantiene con el engaño.
Infortunadamente, esta realidad no se ha reconocido. Las anomalías del sistema se atribuyen al envejecimiento de la población, la entrada creciente de la mujer a la fuerza de trabajo y la elevación de la expectativa de vida. Las propuestas del Gobierno, las AFP y la OCDE se enfilan en la dirección de marchitar la participación de Colpensiones y reducir aún más los beneficios de los afiliados. La solución agravaría las inequidades del sistema. Significarían más ganancias para las AFP, menores pensiones y mayores cotizaciones para los afiliados, y no resolvería el desajuste fiscal.
El gran fiasco está en el intento de privatizar las pensiones. Lo que se plantea es fortalecer a Colpensiones ampliando el acceso de los sectores menos favorecidos. La inconsistencia que induce los traslados de un sistema a otro sólo se puede superar separando los clientes de las dos modalidades. En la práctica se conseguiría concentrando a Colpensiones en las rentas de menos de 1,7 salarios mínimos y las AFP en las altas.