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La información reportada de julio revela un rápido deterioro de la economía. La producción decae fuertemente con relación a la tendencia histórica y crecerá en 2022 por debajo de 3 %. Al mismo tiempo, los índices de precios muestran que la inflación tiende a recrudecerse.
En síntesis, la economía está montada en una política distributiva basada en la reducción de la tasa de ahorro y el crecimiento económico que genera resultados contrarios a los propuestos. El crecimiento económico decae y la distribución del ingreso se deteriora.
Como lo señalé en ocasiones anteriores la economía está en una situación de economía de oferta. La producción crece por debajo de la demanda. La tasa de ahorro declina y la producción disminuye con relación a la demanda. La inflación se dispara.
Por su parte, el Gobierno está comprometido en una política distributiva que agrava el proceso. La reforma tributaria, el aumento del presupuesto y los anuncios de reformas pensionales acentúan la reducción de la tasa de ahorro.
La verdad es que el Gobierno está montado en un modelo que reduce la producción con relación a la demanda y se acentúa. De otro lado, en el banco central se sigue una política monetaria y financiera de tasa de interés y déficit fiscal que deprime el ahorro interno.
En síntesis, la economía experimenta un declive de la tasa de ahorro que reduce la producción y el empleo. La economía se encuentra en un estado de producción por debajo de la demanda. Al final, la inflación se dispara y la producción se contrae.
La evidencia comparada histórica muestra que los países que más crecen y mejoran la distribución del ingreso son los que elevan la tasa de ahorro mediante severos cambios en la estructura productiva. En contravía de la realidad, se pretende mejorar la distribución del ingreso con organizaciones que reducen el crecimiento económico.
El Gobierno pretende modificar la distribución del ingreso con un modelo que reduce la producción y el empleo, y termina en declive del crecimiento económico y el deterioro de la distribución del ingreso. Lo que se requiere es un modelo que eleve el ahorro y sostenga el salario.
La economía está en condiciones de oferta. La tasa de ahorro declina y la producción disminuye con relación a la demanda. La inflación se dispara y la producción se contrae.
El gran error de siglos está en pretender regular las economías determinadas por la realidad en desequilibrio con organizaciones dictaminadas por las teorías de libre mercado. En el fondo se busca neutralizar el sistema cambiando la realidad, cuando lo que hay que hacer es cambiar el modelo.
En un mundo de deficiencias, distorsiones y rigideces las economías se tornan altamente complementarias y el mercado no iguala las ofertas y las demandas. En términos agregados la oferta es menor que la demanda. La tasa de ahorro declina y el sistema queda a la deriva. La producción decae y la distribución del ingreso se deteriora. La solución es un modelo que eleve el ahorro mediante severas reformas monetarias y financieras que amplíen la oferta de dinero por encima del producto nacional, y comerciales y sectoriales que limiten las importaciones de mayor demanda y complejidad, y reduzcan el déficit en cuenta corriente.