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Hay dirigentes políticos con habilidades bien desarrolladas para moverse en aquella frontera gris entre la aparente rectitud y el clientelismo. Ante la opinión pública aparecen como los más férreos defensores de la transparencia pero en la realidad son todo lo contrario.
Germán Vargas Lleras es un ejemplo clásico de ese prototipo. Transitó por el Nuevo Liberalismo, el oficialismo liberal, el movimiento Colombia Siempre, por Cambio Radical y hoy, por el santísimo como director de la fundación "Buen Gobierno"; todo por su apetito clientelista. Durante el gobierno del presidente Álvaro Uribe, pasó de ser su más fiel escudero a un rabioso opositor; eso sí, mientras fue gobiernista exigía puestos y posiciones para su clientela.
Y al gobierno de Juan Manuel Santos llegó después de haber sido el más radical de los opositores a las propuestas del entonces candidato de La U. Pero no perdió el tiempo. Una vez posesionado se dedicó a cosechar "frutos" del poder sin haber sembrado. En el Ministerio del Interior, no solamente creo abundante burocracia sino que ubicó a sus fichas en posiciones estratégicas.
Vargas Lleras se acostumbró a nadar en varias aguas simultáneamente. Por algo le critican el hecho de no asumir posiciones políticas, como su silencio frente al proceso de paz y la tibia salida al paro agropecuario. Y con relativa sutileza maneja los hilos del poder para acceder a ciertas posiciones; por ejemplo, se le ha señalado de haber ejercido tráfico de influencias para la selección en la Corte Suprema de su ex compañero de lista al Senado, el magistrado Augusto Ibáñez, y aún no lo ha desmentido; seguramente porque lo delatan los testimonios.
Sería bueno que Vargas Lleras explicara si es cierto o falso que a sus amigos congresistas les hizo adjudicar, a través de la Superintendencia de Notariado y Registro, notarias en varias ciudades del país –Barranquilla, Montería Medellín, Duitama, Sincelejo, Manizales, Cali, Valledupar y Bello-, cuyos titulares y padrinos publicaremos próximamente. También, si es verídico o no que su viceministro y hoy ministro Luis Felipe Henao, manejó la entrega de varias direcciones de cárceles, precisamente a sus socios de coalición gobiernista.
Igualmente, para citar sólo un caso, no puede entenderse como mera coincidencia que la dirigente política vallecaucana, Adriana Barragán López, excandidata a la Cámara de Representantes por Cambio Radical, muy cercana a Vargas Lleras, después de haber sido enlace del Ministerio del Interior para la agenda legislativa, haya sido nombrada presidenta de 472, la empresa de correos del Gobierno, Desde luego, la nómina de 472 fue sometida también a los vejámenes del clientelismo.
Y así como los anteriores, hay muchos otros casos de la evidente intervención del habilidoso Vargas Lleras, quien práctica el clientelismo puro bajo la sombra de su aparente rectitud política.
@emaciastovar