En días pasados, Dick Emanuelsson, coordinador de agitación mediática a favor de las Farc en Europa y "embajador" de esa banda terrorista, publicó en la página de internet de Anncol una serie de acusaciones y amenazas en contra mía.
No está de más recordar que Anncol es la oficina de prensa de las Farc. Ahí trabajan, aparte de Emanuelsson, Roberto Gutiérrez, Alberto Pinzón, Hernando Vanegas Tolosa, cabecilla del frente 19 de las Farc, junto a un grupo de facinerosos que no dan la cara y se esconden detrás de un alias. Todo esto bajo la mirada impotente del gobierno sueco.
Volviendo al asunto entre manos, Emanuelsson asegura que fui “hasta hace poco ex jefe de la inteligencia en la Embajada colombiana en Estocolmo; un bastión de la izquierda colombiana en exilio… fue demandado ante la policía de inmigración sueca. La estatal Radio Sueca lo entrevistó en donde admitió que efectivamente había tomado fotos de sus compatriotas…”.
Lastimosamente, nuestra política exterior no prevé el uso de agentes encubiertos capaces de detectar a los terroristas que conspiren contra el Estado en ultramar. Qué bueno sería que, en efecto, se pudiera identificar a los agitadores de la catadura de Emanuelsson para poder capturarlos cuando intenten ingresar a Colombia.
Con ocasión de una visita del ARC Gloria a Suecia, en julio de 2005, los fanáticos de Anncol y de la Asociación Jaime Pardo Leal —oficina de lobby de las Farc— organizaron una manifestación en el puerto donde atracó el buque escuela. Se tuvo conocimiento por parte de un miembro de la colonia colombiana, que los forajidos planeaban tomarse por asalto la nave. De manera preventiva, a plena luz del día y desde el casco del benemérito velero, saqué unas fotografías de los posibles amotinados que proyectaban alterar el orden público y poner en riesgo al río de turistas que hacían fila para abordar.
Emanuelsson, que era uno de los conjurados, aprovechó el “papayazo” y me fotografió, con tan mala suerte para él que al lado mío estaba una importante funcionaria del gobierno sueco que sabía de las intenciones de los terroristas y cuyo nombre me reservo para evitar que atenten contra su vida. Ni la Cancillería, ni mucho menos la Policía de Suecia, me han notificado, hasta hoy, sobre alguna investigación por espionaje.
Dice Emanuelsson que el presidente Uribe tuvo que sacarme de Suecia. Falso. Salí de ese gélido país a finales de 2006, por cuanto renuncié al cargo que desempeñaba.
Este individuo es un mentiroso delirante y paranoico. Asegura que la última vez que estuvo en Colombia fue en abril de 2005, cuando vino a hacerle una entrevista al comandante y jefe suyo, Raúl Reyes. De ser así, ¿por qué el 29 de septiembre de este año, cuando me amenazó por primera vez a través de Anncol, encabezó su coacción con la frase “De alguna región de Colombia”?
Al “embajador” de marras le fue negada una visa de trabajo en 2005, pues no pudo demostrar ante el consulado la fuente de sus ingresos. Él no es un periodista. Es un mugriento recadero del secretariado. Se disfraza de reportero que publica sus notas en pasquines y en medios electrónicos que no cuentan con los recursos para cancelarle unos honorarios. Para cerrar con broche de oro, esta semana supimos cómo un grupo de sindicalistas daneses anunciaron la entrega de dos mil dólares a las Farc. Esta operación ilegal, por supuesto, estuvo coordinada e instigada por Emanuelsson, tal y como me lo pudo confirmar una fuente de altísima credibilidad.
No todo está perdido para este peligroso individuo. Todavía está a tiempo para desmovilizarse, delatar a sus camaradas, acogerse a la ley de justicia y paz y pagar su condena en alguno de los centros de reclusión a los que serán remitidos los jefes de las Auc.
ernestoyamhure@hotmail.com
En días pasados, Dick Emanuelsson, coordinador de agitación mediática a favor de las Farc en Europa y "embajador" de esa banda terrorista, publicó en la página de internet de Anncol una serie de acusaciones y amenazas en contra mía.
No está de más recordar que Anncol es la oficina de prensa de las Farc. Ahí trabajan, aparte de Emanuelsson, Roberto Gutiérrez, Alberto Pinzón, Hernando Vanegas Tolosa, cabecilla del frente 19 de las Farc, junto a un grupo de facinerosos que no dan la cara y se esconden detrás de un alias. Todo esto bajo la mirada impotente del gobierno sueco.
Volviendo al asunto entre manos, Emanuelsson asegura que fui “hasta hace poco ex jefe de la inteligencia en la Embajada colombiana en Estocolmo; un bastión de la izquierda colombiana en exilio… fue demandado ante la policía de inmigración sueca. La estatal Radio Sueca lo entrevistó en donde admitió que efectivamente había tomado fotos de sus compatriotas…”.
Lastimosamente, nuestra política exterior no prevé el uso de agentes encubiertos capaces de detectar a los terroristas que conspiren contra el Estado en ultramar. Qué bueno sería que, en efecto, se pudiera identificar a los agitadores de la catadura de Emanuelsson para poder capturarlos cuando intenten ingresar a Colombia.
Con ocasión de una visita del ARC Gloria a Suecia, en julio de 2005, los fanáticos de Anncol y de la Asociación Jaime Pardo Leal —oficina de lobby de las Farc— organizaron una manifestación en el puerto donde atracó el buque escuela. Se tuvo conocimiento por parte de un miembro de la colonia colombiana, que los forajidos planeaban tomarse por asalto la nave. De manera preventiva, a plena luz del día y desde el casco del benemérito velero, saqué unas fotografías de los posibles amotinados que proyectaban alterar el orden público y poner en riesgo al río de turistas que hacían fila para abordar.
Emanuelsson, que era uno de los conjurados, aprovechó el “papayazo” y me fotografió, con tan mala suerte para él que al lado mío estaba una importante funcionaria del gobierno sueco que sabía de las intenciones de los terroristas y cuyo nombre me reservo para evitar que atenten contra su vida. Ni la Cancillería, ni mucho menos la Policía de Suecia, me han notificado, hasta hoy, sobre alguna investigación por espionaje.
Dice Emanuelsson que el presidente Uribe tuvo que sacarme de Suecia. Falso. Salí de ese gélido país a finales de 2006, por cuanto renuncié al cargo que desempeñaba.
Este individuo es un mentiroso delirante y paranoico. Asegura que la última vez que estuvo en Colombia fue en abril de 2005, cuando vino a hacerle una entrevista al comandante y jefe suyo, Raúl Reyes. De ser así, ¿por qué el 29 de septiembre de este año, cuando me amenazó por primera vez a través de Anncol, encabezó su coacción con la frase “De alguna región de Colombia”?
Al “embajador” de marras le fue negada una visa de trabajo en 2005, pues no pudo demostrar ante el consulado la fuente de sus ingresos. Él no es un periodista. Es un mugriento recadero del secretariado. Se disfraza de reportero que publica sus notas en pasquines y en medios electrónicos que no cuentan con los recursos para cancelarle unos honorarios. Para cerrar con broche de oro, esta semana supimos cómo un grupo de sindicalistas daneses anunciaron la entrega de dos mil dólares a las Farc. Esta operación ilegal, por supuesto, estuvo coordinada e instigada por Emanuelsson, tal y como me lo pudo confirmar una fuente de altísima credibilidad.
No todo está perdido para este peligroso individuo. Todavía está a tiempo para desmovilizarse, delatar a sus camaradas, acogerse a la ley de justicia y paz y pagar su condena en alguno de los centros de reclusión a los que serán remitidos los jefes de las Auc.
ernestoyamhure@hotmail.com