Los lectores furibundos* son una caspa. Tal cual. Siempre quieren de lo que no hay. Son literales: leen al pie de la letra con escasa comprensión de lectura y sin entender, por ejemplo, el significado de la palabra sarcasmo*.
Si uno critica a Gustavo Petro por su torpeza en expansión como el universo mismo, se sulfuran hasta el delirio te gritan “¿y Uribe, qué, paraco de m...?” y te dan una lección no pedida de Historia de Colombia y sus oligarquías, sin citar a su autor, el finado Antonio Caballero. Al revés, si uno es pendejo y se burla del Excelentísimo Señor Presidente Eterno entonces te dicen (¡te chillan!) “guerrillo, castrochavista, comunista de m...”.
Los lectores furibundos siempre quieren de lo que no hay, repito. Si se me ocurriera opinar que en la final de la Copa América Karol G cantó el Himno Nacional como una niña de colegio en una izada de bandera, se desgañitarían para cuestionarme, en pleno ataque de cólera, “¿acaso no se fijó en el cancionista del himno de Argentina, ¿ah?” Por el contrario, si dijera que la pista del himno colombiano no era adecuada para el registro vocal de Carolina Giraldo, entonces me crucificarían por dármelas de musicólogo. Diosas y dioses, ¡dadme comprensión!
Los lectores furibundos siempre quieren de lo que no hay, insisto por tercia vez. A veces me dan ganas de vociferar lo que dice el título de esta columna: estoy en contra de todo y a favor de nada. En bombas de fuego me escarmentarían* por unanimidad: “usted lo que tiene que escribir es que está en contra de nada y a favor de todo, no sea terrorista”.
Me quejo y no me quejo. Nadie ni nada me obliga a ser columnista. Para mí, escribir es un placer solitario, un placer onanista*. Por tanto, aquí escribo lo que me da la p... y reverenda gana, gracias al favor de don Fidelio, Fidel Cano, jefazo. Y, sí, también lambo porque me da la p... y reverenda gana. Así que, foristas iracundos, gracias por sus flores, aunque marchitas. Hace siglos Dante Alighieri advirtió: “Segui il tuo corso, e lascia dir le genti!” “Sigue tu camino y deja hablar a la gente”. Amiguetes y amiguetas* de la furibundez*, conmigo pueden chuparse un boli, es decir, un bonais o Bonice, marca registrada.
Vademécum:
*Furibundo: airado, colérico, muy propenso a enfurecerse.
*Sarcasmo: burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo.
*Escarmentar: imponer o aplicar un castigo a alguien, o corregirlo con rigor por haber cometido una falta.
*Onanismo: masturbarse: estimular los órganos genitales o las zonas erógenas con la mano o por otro medio para proporcionar goce sexual.
*Amigueta y furibundez: vocablos no registrados por la Real Academia Española. Sorry.
Rabito: “Oh, ¿qué será?
Que no tiene gobierno ni nunca tendrá,
que no tiene vergüenza ni nunca tendrá,
lo que no tiene juicio”.
¿El amor? ¿El sexo? ¿La libertad? ¿El deseo? ¿La desobediencia? ¿Oh, qué será bienaventurado Chico Buarque de Hollanda?
Rabillo: Los 10 mandamientos del escritor
- No beberás ni fumarás ni te drogarás.
- No tendrás costumbres caras.
- Soñarás y escribirás y soñarás y volverás a escribir.
- No serás vanidoso.
- No serás modesto.
- Pensarás sin cesar en los que son verdaderamente grandes.
- No dejarás pasar un solo día sin releer algo grande.
- No adorarás Londres / Nueva York / París.
- Escribirás para complacerte a ti mismo.
- Serás difícil de complacer”.
Stephen Vizinczey. Verdad y mentiras de la literatura. 1985.
Los lectores furibundos* son una caspa. Tal cual. Siempre quieren de lo que no hay. Son literales: leen al pie de la letra con escasa comprensión de lectura y sin entender, por ejemplo, el significado de la palabra sarcasmo*.
Si uno critica a Gustavo Petro por su torpeza en expansión como el universo mismo, se sulfuran hasta el delirio te gritan “¿y Uribe, qué, paraco de m...?” y te dan una lección no pedida de Historia de Colombia y sus oligarquías, sin citar a su autor, el finado Antonio Caballero. Al revés, si uno es pendejo y se burla del Excelentísimo Señor Presidente Eterno entonces te dicen (¡te chillan!) “guerrillo, castrochavista, comunista de m...”.
Los lectores furibundos siempre quieren de lo que no hay, repito. Si se me ocurriera opinar que en la final de la Copa América Karol G cantó el Himno Nacional como una niña de colegio en una izada de bandera, se desgañitarían para cuestionarme, en pleno ataque de cólera, “¿acaso no se fijó en el cancionista del himno de Argentina, ¿ah?” Por el contrario, si dijera que la pista del himno colombiano no era adecuada para el registro vocal de Carolina Giraldo, entonces me crucificarían por dármelas de musicólogo. Diosas y dioses, ¡dadme comprensión!
Los lectores furibundos siempre quieren de lo que no hay, insisto por tercia vez. A veces me dan ganas de vociferar lo que dice el título de esta columna: estoy en contra de todo y a favor de nada. En bombas de fuego me escarmentarían* por unanimidad: “usted lo que tiene que escribir es que está en contra de nada y a favor de todo, no sea terrorista”.
Me quejo y no me quejo. Nadie ni nada me obliga a ser columnista. Para mí, escribir es un placer solitario, un placer onanista*. Por tanto, aquí escribo lo que me da la p... y reverenda gana, gracias al favor de don Fidelio, Fidel Cano, jefazo. Y, sí, también lambo porque me da la p... y reverenda gana. Así que, foristas iracundos, gracias por sus flores, aunque marchitas. Hace siglos Dante Alighieri advirtió: “Segui il tuo corso, e lascia dir le genti!” “Sigue tu camino y deja hablar a la gente”. Amiguetes y amiguetas* de la furibundez*, conmigo pueden chuparse un boli, es decir, un bonais o Bonice, marca registrada.
Vademécum:
*Furibundo: airado, colérico, muy propenso a enfurecerse.
*Sarcasmo: burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a alguien o algo.
*Escarmentar: imponer o aplicar un castigo a alguien, o corregirlo con rigor por haber cometido una falta.
*Onanismo: masturbarse: estimular los órganos genitales o las zonas erógenas con la mano o por otro medio para proporcionar goce sexual.
*Amigueta y furibundez: vocablos no registrados por la Real Academia Española. Sorry.
Rabito: “Oh, ¿qué será?
Que no tiene gobierno ni nunca tendrá,
que no tiene vergüenza ni nunca tendrá,
lo que no tiene juicio”.
¿El amor? ¿El sexo? ¿La libertad? ¿El deseo? ¿La desobediencia? ¿Oh, qué será bienaventurado Chico Buarque de Hollanda?
Rabillo: Los 10 mandamientos del escritor
- No beberás ni fumarás ni te drogarás.
- No tendrás costumbres caras.
- Soñarás y escribirás y soñarás y volverás a escribir.
- No serás vanidoso.
- No serás modesto.
- Pensarás sin cesar en los que son verdaderamente grandes.
- No dejarás pasar un solo día sin releer algo grande.
- No adorarás Londres / Nueva York / París.
- Escribirás para complacerte a ti mismo.
- Serás difícil de complacer”.
Stephen Vizinczey. Verdad y mentiras de la literatura. 1985.