“Si rasuran al vecino, pon tu barba a remojar”, dice la canción popular mexicana. Lo digo porque esta semana vimos al dictador Maduro robándose las elecciones en Venezuela. Pero conviene que recordemos que ese país ha llegado a este punto porque el entonces presidente Chávez, con una muy alta popularidad, hizo una Asamblea Nacional Constituyente. No en vano el presidente de Colombia señor Petro en no pocas oportunidades ha hablado de lo mismo: constituyente, poder constituyente, poder del pueblo, Fast Track y grandes reformas. Tenemos que entender que Venezuela es en estos momentos nuestro espejo. Si Colombia cae en las trampas del populismo, podríamos acabar como el país vecino. Las similitudes entre las propuestas de Chávez en su momento y, las de Petro hoy son realmente aterradoras. Colombia, a diferencia de Venezuela, tiene unas instituciones y unos controles más fuertes. Pero Venezuela también los tenía y Chávez los cooptó, hasta tenerlos sometidos a su control. Algunos sostienen que lo que pasó en Venezuela jamás pasaría acá. No se equivoquen, la intención de Petro de prolongar su mandato o de seguir con su proyecto “progresista” por más años refleja exactamente lo mismo que pasó en Venezuela. Cómo será de vulgar el fraude que se hizo, que a Petro le tocó, obligado, “desligarse” del régimen de Maduro. Sorprende también su estruendoso silencio frente a los asesinatos, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias de cientos de personas en ese país. Qué difícil resulta ponerle una vela a Dios y otra al diablo. El gobierno colombiano no está condenando esta masacre que el dictador Maduro está haciendo contra el pueblo venezolano. De los barrios populares de Caracas y de otras partes del país están saliendo los chavistas a protestar contra el gobierno ilegitimo. Se aburrieron de vivir mal, de la corrupción, del aislamiento y, claro está, de la represión. He escuchado al presidente Petro decir que las balas no se pueden disparar contra el pueblo y coincido con él en eso. Pero calla frente a las atrocidades que las fuerzas militares venezolanas y la Guardia Nacional bolivariana están cometiendo.
La comunidad internacional dice que es inadmisible y otras tantas cosas. Y no va a pasar nada, pues ya Maduro aprendió a defenderse para quedarse en el poder. El bravo pueblo venezolano es el único que puede sacar al tirano de Miraflores. Como lo hicieron en el pasado otros países que estaban sometidos a regímenes dictatoriales. Irak, Rumania y algunos países árabes. De la única manera que se pueden deshacer de Maduro es, como se dice popularmente, sacándolo. Algunos dirán que estoy incitando para que eso pase. Pero como no soy venezolano, si me duele el país vecino, puedo hacer estas afirmaciones sin ningún temor. Ojalá caiga pronto el dictador y asesino Nicolás Maduro. Al señor presidente Gustavo Petro le digo que recuerde aquel refrán que dice, “el que calla, otorga…”.
“Si rasuran al vecino, pon tu barba a remojar”, dice la canción popular mexicana. Lo digo porque esta semana vimos al dictador Maduro robándose las elecciones en Venezuela. Pero conviene que recordemos que ese país ha llegado a este punto porque el entonces presidente Chávez, con una muy alta popularidad, hizo una Asamblea Nacional Constituyente. No en vano el presidente de Colombia señor Petro en no pocas oportunidades ha hablado de lo mismo: constituyente, poder constituyente, poder del pueblo, Fast Track y grandes reformas. Tenemos que entender que Venezuela es en estos momentos nuestro espejo. Si Colombia cae en las trampas del populismo, podríamos acabar como el país vecino. Las similitudes entre las propuestas de Chávez en su momento y, las de Petro hoy son realmente aterradoras. Colombia, a diferencia de Venezuela, tiene unas instituciones y unos controles más fuertes. Pero Venezuela también los tenía y Chávez los cooptó, hasta tenerlos sometidos a su control. Algunos sostienen que lo que pasó en Venezuela jamás pasaría acá. No se equivoquen, la intención de Petro de prolongar su mandato o de seguir con su proyecto “progresista” por más años refleja exactamente lo mismo que pasó en Venezuela. Cómo será de vulgar el fraude que se hizo, que a Petro le tocó, obligado, “desligarse” del régimen de Maduro. Sorprende también su estruendoso silencio frente a los asesinatos, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias de cientos de personas en ese país. Qué difícil resulta ponerle una vela a Dios y otra al diablo. El gobierno colombiano no está condenando esta masacre que el dictador Maduro está haciendo contra el pueblo venezolano. De los barrios populares de Caracas y de otras partes del país están saliendo los chavistas a protestar contra el gobierno ilegitimo. Se aburrieron de vivir mal, de la corrupción, del aislamiento y, claro está, de la represión. He escuchado al presidente Petro decir que las balas no se pueden disparar contra el pueblo y coincido con él en eso. Pero calla frente a las atrocidades que las fuerzas militares venezolanas y la Guardia Nacional bolivariana están cometiendo.
La comunidad internacional dice que es inadmisible y otras tantas cosas. Y no va a pasar nada, pues ya Maduro aprendió a defenderse para quedarse en el poder. El bravo pueblo venezolano es el único que puede sacar al tirano de Miraflores. Como lo hicieron en el pasado otros países que estaban sometidos a regímenes dictatoriales. Irak, Rumania y algunos países árabes. De la única manera que se pueden deshacer de Maduro es, como se dice popularmente, sacándolo. Algunos dirán que estoy incitando para que eso pase. Pero como no soy venezolano, si me duele el país vecino, puedo hacer estas afirmaciones sin ningún temor. Ojalá caiga pronto el dictador y asesino Nicolás Maduro. Al señor presidente Gustavo Petro le digo que recuerde aquel refrán que dice, “el que calla, otorga…”.