Definitivamente, la arrogancia de la ministra Carolina Corcho frente a los diferentes temas de su cartera, el Ministerio de Salud y Protección Social, es no solo torpe, sino ineficiente. No ha hecho nada frente al probado y existente desabastecimiento de medicamentos. Y no lo digo porque me lo hayan contado, sino por experiencia propia, porque tomo al día seis diferentes remedios y no todos se están consiguiendo. Ella, sin ruborizarse, miente diciendo que es culpa de las EPS. Mentira.
Desde hace meses está diciendo que está buscando que le donen al país las vacunas para la viruela del mono. Pero nada. Otra mentira. Dice que la salud en Colombia es de las peores del mundo: mentira, pues ya el exministro Alejandro Gaviria demostró con cifras de organismos internaciones lo contrario. Sostiene que las protestas en contra de la desastrosa reforma a la salud están pagadas por las EPS. Mentira. Acusa a los medios de comunicación de desinformar sobre esa reforma. Mentira.
Los expertos, entre ellos exministros y exviceministros de Salud, han sostenido con sustento que la reforma es muy mala en términos generales. Argumentan que tiene unos pocos elementos buenos para el sistema, como el de atención primaria. Pero la ministra muerte quiere acabar a como dé lugar con las EPS en un período no mayor de dos años. Con todos sus problemas, estas prestadoras de salud son eficientes y, sobre todo, atienden al año en las diferentes áreas de la salud a millones de colombianos, a los que también asiste con sus medicamentos.
Ese prurito del presidente Petro de estatizar todo ya ha fracasado en países como Venezuela. A todo le meten mucha ideología y poco pragmatismo. La petulante doctora Corcho, si sigue empeñada en sacar la reforma como carrera de marrano contra la pared, será la responsable de empezar a ver a millones de colombianos protestando en contra del Gobierno en pocos meses. Ahora bien, tendremos que estar atentos a la decisión final que tomen los partidos, pues de ellos y solo de ellos depende que el sistema de salud colombiano acabe hecho trizas.
Si los ciudadanos se tomaran en serio la tarea de leer la reforma, estoy seguro de que ya estarían protestando en las calles, pues con esta reforma, promovida por la doctora muerte, millones serán los perjudicados. Lo único en común que tenemos todos los colombianos son las EPS. Sin excepción. Que algunos no las utilicen no quiere decir que no tengan, eventualmente, que necesitarlas. El gobierno del “cambio” pasará a la historia, en caso de aprobarse esta reforma, como el gobierno que hizo retroceder el derecho a la salud de todos los ciudadanos más de 30 años. Pasaremos del Ministerio de la Salud y la Protección Social al ministerio de la muerte y la desprotección social.
Notícula: No es sorpresa que hayan sacado de la policía al general Henry Sanabria. Eso era lo que él estaba buscando, pero no encontró otra manera de hacerlo sino disparando en sus últimas entrevistas.
Definitivamente, la arrogancia de la ministra Carolina Corcho frente a los diferentes temas de su cartera, el Ministerio de Salud y Protección Social, es no solo torpe, sino ineficiente. No ha hecho nada frente al probado y existente desabastecimiento de medicamentos. Y no lo digo porque me lo hayan contado, sino por experiencia propia, porque tomo al día seis diferentes remedios y no todos se están consiguiendo. Ella, sin ruborizarse, miente diciendo que es culpa de las EPS. Mentira.
Desde hace meses está diciendo que está buscando que le donen al país las vacunas para la viruela del mono. Pero nada. Otra mentira. Dice que la salud en Colombia es de las peores del mundo: mentira, pues ya el exministro Alejandro Gaviria demostró con cifras de organismos internaciones lo contrario. Sostiene que las protestas en contra de la desastrosa reforma a la salud están pagadas por las EPS. Mentira. Acusa a los medios de comunicación de desinformar sobre esa reforma. Mentira.
Los expertos, entre ellos exministros y exviceministros de Salud, han sostenido con sustento que la reforma es muy mala en términos generales. Argumentan que tiene unos pocos elementos buenos para el sistema, como el de atención primaria. Pero la ministra muerte quiere acabar a como dé lugar con las EPS en un período no mayor de dos años. Con todos sus problemas, estas prestadoras de salud son eficientes y, sobre todo, atienden al año en las diferentes áreas de la salud a millones de colombianos, a los que también asiste con sus medicamentos.
Ese prurito del presidente Petro de estatizar todo ya ha fracasado en países como Venezuela. A todo le meten mucha ideología y poco pragmatismo. La petulante doctora Corcho, si sigue empeñada en sacar la reforma como carrera de marrano contra la pared, será la responsable de empezar a ver a millones de colombianos protestando en contra del Gobierno en pocos meses. Ahora bien, tendremos que estar atentos a la decisión final que tomen los partidos, pues de ellos y solo de ellos depende que el sistema de salud colombiano acabe hecho trizas.
Si los ciudadanos se tomaran en serio la tarea de leer la reforma, estoy seguro de que ya estarían protestando en las calles, pues con esta reforma, promovida por la doctora muerte, millones serán los perjudicados. Lo único en común que tenemos todos los colombianos son las EPS. Sin excepción. Que algunos no las utilicen no quiere decir que no tengan, eventualmente, que necesitarlas. El gobierno del “cambio” pasará a la historia, en caso de aprobarse esta reforma, como el gobierno que hizo retroceder el derecho a la salud de todos los ciudadanos más de 30 años. Pasaremos del Ministerio de la Salud y la Protección Social al ministerio de la muerte y la desprotección social.
Notícula: No es sorpresa que hayan sacado de la policía al general Henry Sanabria. Eso era lo que él estaba buscando, pero no encontró otra manera de hacerlo sino disparando en sus últimas entrevistas.