No se había posesionado en el cargo el fiscal general, Francisco Barbosa, y ya lo habían criticado despiadadamente por ser amigo del presidente. Y lo siguen atacando, especialmente en redes, porque sí y porque no. Es claro que no importa lo que haga, pues sus detractores de oficio se ocuparán de joderlo sin siquiera haberse tomado el trabajo de mirar los resultados concretos de su corta pero eficiente gestión. Y digo eficiente, aun cuando les duela a varios, porque yo, a diferencia de sus críticos, sí me puse en la tarea de obtener la información sobre su gestión. Lo fácil, sin duda, es criticarlo en 280 caracteres. Muchos tuiteros, por andar destilando su veneno, no se han tomado el trabajo de indagar seriamente sobre la gestión del fiscal en los pocos meses que lleva, bajo unas condiciones complicadas por cuenta del COVID-19.
Veamos los datos concretos de lo hecho por la Fiscalía entre el 14 de febrero y el 27 de agosto. Capturados: 110.992, medidas de aseguramiento: 22.087, imputaciones: 47.991, esclarecimiento de feminicidios: 97,26 %; capturas en organizaciones criminales y narcotraficantes: 47.991, capturas Clan del Golfo: 292, laboratorios destruidos: 63 y condenas proferidas: 25.238.
El fiscal general Barbosa ha demostrado que está haciendo las tareas bien y a tiempo. Pero, claro, sus detractores no solo van a subestimar estas cifras sino que además me van a tildar de enmermelado. (Cosa que dejó de importarme hace mucho tiempo y que, la verdad, me hace reír).
Al doctor Barbosa lo criticaron porque no fue a los sitios de las recientes seis masacres cuando ocurrieron. Pero mientras otros alardeaban, el fiscal investigaba. Logró en tiempo récord el esclarecimiento de los hechos y la captura con imputación de cargos a 16 personas.
A diferencia de sus malquerientes que critican sin fundamento, me he tomado la tarea de escudriñar cuidadosamente el pasado del fiscal Barbosa. Sus compañeros de la Universidad Sergio Arboleda me dicen que nunca lo han visto hacer nada reprochable y que su conducta es intachable. Pero, claro, eso en un país de cafres no cuenta, porque nos parece mejor Epa Colombia y muchos admiraban a Pablo Escobar. Si la tacha al fiscal es ser amigo del señor presidente Duque, pues eso, a diferencia de hablar mal de él, lo enaltece.
Ser fiscal general en Colombia es de lejos una gran responsabilidad. Y Barbosa la ha asumido con toda la probidad y dedicación, como en su momento lo hicieron otros fiscales. A todos los criticaron, vilipendiaron y calumniaron. Por lo pronto el fiscal debe seguir por donde va. Posiblemente no será popular para quienes lo detestan, pero eso no importa. Que a uno lo critiquen los criminales y los desocupados es un buen síntoma. La galería que se quede con sus tendencias en Twitter masticando sus odios.
Por acá les dejo esto: “Creo que el odio es un sentimiento que solo puede existir en ausencia de toda inteligencia”, Tennessee Williams.
No se había posesionado en el cargo el fiscal general, Francisco Barbosa, y ya lo habían criticado despiadadamente por ser amigo del presidente. Y lo siguen atacando, especialmente en redes, porque sí y porque no. Es claro que no importa lo que haga, pues sus detractores de oficio se ocuparán de joderlo sin siquiera haberse tomado el trabajo de mirar los resultados concretos de su corta pero eficiente gestión. Y digo eficiente, aun cuando les duela a varios, porque yo, a diferencia de sus críticos, sí me puse en la tarea de obtener la información sobre su gestión. Lo fácil, sin duda, es criticarlo en 280 caracteres. Muchos tuiteros, por andar destilando su veneno, no se han tomado el trabajo de indagar seriamente sobre la gestión del fiscal en los pocos meses que lleva, bajo unas condiciones complicadas por cuenta del COVID-19.
Veamos los datos concretos de lo hecho por la Fiscalía entre el 14 de febrero y el 27 de agosto. Capturados: 110.992, medidas de aseguramiento: 22.087, imputaciones: 47.991, esclarecimiento de feminicidios: 97,26 %; capturas en organizaciones criminales y narcotraficantes: 47.991, capturas Clan del Golfo: 292, laboratorios destruidos: 63 y condenas proferidas: 25.238.
El fiscal general Barbosa ha demostrado que está haciendo las tareas bien y a tiempo. Pero, claro, sus detractores no solo van a subestimar estas cifras sino que además me van a tildar de enmermelado. (Cosa que dejó de importarme hace mucho tiempo y que, la verdad, me hace reír).
Al doctor Barbosa lo criticaron porque no fue a los sitios de las recientes seis masacres cuando ocurrieron. Pero mientras otros alardeaban, el fiscal investigaba. Logró en tiempo récord el esclarecimiento de los hechos y la captura con imputación de cargos a 16 personas.
A diferencia de sus malquerientes que critican sin fundamento, me he tomado la tarea de escudriñar cuidadosamente el pasado del fiscal Barbosa. Sus compañeros de la Universidad Sergio Arboleda me dicen que nunca lo han visto hacer nada reprochable y que su conducta es intachable. Pero, claro, eso en un país de cafres no cuenta, porque nos parece mejor Epa Colombia y muchos admiraban a Pablo Escobar. Si la tacha al fiscal es ser amigo del señor presidente Duque, pues eso, a diferencia de hablar mal de él, lo enaltece.
Ser fiscal general en Colombia es de lejos una gran responsabilidad. Y Barbosa la ha asumido con toda la probidad y dedicación, como en su momento lo hicieron otros fiscales. A todos los criticaron, vilipendiaron y calumniaron. Por lo pronto el fiscal debe seguir por donde va. Posiblemente no será popular para quienes lo detestan, pero eso no importa. Que a uno lo critiquen los criminales y los desocupados es un buen síntoma. La galería que se quede con sus tendencias en Twitter masticando sus odios.
Por acá les dejo esto: “Creo que el odio es un sentimiento que solo puede existir en ausencia de toda inteligencia”, Tennessee Williams.