En las últimas semanas el registrador del Estado Civil, el cuestionado Alexánder Vega, ha mostrado su verdadera cara, por la que tanto lo criticaron cuando llegó a ese importante cargo. Dijo esta semana que los colombianos somos 55 millones, mientras el DANE habla de 51 millones. Con esa declaración empieza a mostrar lo que podría ser su conducta en las próximas elecciones.
Como si eso fuera poco, lanzó una sentencia totalmente inadecuada y peligrosa: “El que no sienta que hay garantías o crea que le harán fraude no debería presentarse”. Con razón ha habido varias reacciones de los partidos y políticos, pues esta frase no es solo arrogante, sino peligrosa.
Es posible que las próximas elecciones sean las más apretadas en años, pues la polarización del país está al rojo vivo. Con toda razón el petrismo está inquieto, pues para nadie es un misterio la manera en que se puede hacer fraudes. Por ejemplo, me explican los expertos, aparecen votando personas que están en el censo electoral, pero viven por fuera del país. En las próximas elecciones, tengo entendido, habrá 15.000 nuevas mesas en las zonas rurales. Me preocupa que sean utilizadas para hacer un gran fraude. No me quiero imaginar lo que pasaría si Petro y quien pase a la segunda vuelta sacan unas votaciones apretadas.
No soy petrista, pero sería el primero en protestar si se presenta un fraude, sea este grande o pequeño. En pleno siglo XXI no se puede repetir lo que sucedió en las elecciones de 1970, en donde por unos muy pocos votos, hasta hoy inexplicados, llegó a la presidencia Misael Pastrana, en desmedro del general Rojas. Pastrana sacó 1’625.025 y Rojas 1’561.468. Esta poca diferencia (63.557 votos) siempre dejó un manto de sospecha sobre la legitimidad de esas elecciones.
Pero volviendo a estas provocadoras declaraciones de Vega, yo de Petro lo recusaría ya mismo para que se declarara impedido. ¿Con qué garantías se puede presentar Petro cuando quien debe actuar como garante de las elecciones asume este tipo de posiciones? Si yo fuera candidato, no estaría nada tranquilo con la presencia de Vega en la Registraduría. Conviene recordar aquel aforismo según el cual “la esposa del césar no solo debe ser honesta, sino aparentarlo”.
Conveniente también sería que desde ya la Contraloría le ponga la lupa al multimillonario contrato que hizo la Registraduría para las elecciones del 2022, que ya adjudicó a la unión temporal Distribución Procesos Electorales 2021, por un monto de $1,24 billones.
El país tiene derecho a saber quiénes están detrás de ese contratista y cómo se ganaron ese contrato. Por eso debería haber una juiciosa auditoría a todo lo que tiene que ver con ese billonario contrato. Podría haber hallazgos.
Notícula. La actitud del alcalde de Medellín en contra de El Colombiano denota su talante de dictadorzuelo de tercera. Persigue, sin duda, a la prensa que lo investiga. Qué tipo tan peligroso.
En las últimas semanas el registrador del Estado Civil, el cuestionado Alexánder Vega, ha mostrado su verdadera cara, por la que tanto lo criticaron cuando llegó a ese importante cargo. Dijo esta semana que los colombianos somos 55 millones, mientras el DANE habla de 51 millones. Con esa declaración empieza a mostrar lo que podría ser su conducta en las próximas elecciones.
Como si eso fuera poco, lanzó una sentencia totalmente inadecuada y peligrosa: “El que no sienta que hay garantías o crea que le harán fraude no debería presentarse”. Con razón ha habido varias reacciones de los partidos y políticos, pues esta frase no es solo arrogante, sino peligrosa.
Es posible que las próximas elecciones sean las más apretadas en años, pues la polarización del país está al rojo vivo. Con toda razón el petrismo está inquieto, pues para nadie es un misterio la manera en que se puede hacer fraudes. Por ejemplo, me explican los expertos, aparecen votando personas que están en el censo electoral, pero viven por fuera del país. En las próximas elecciones, tengo entendido, habrá 15.000 nuevas mesas en las zonas rurales. Me preocupa que sean utilizadas para hacer un gran fraude. No me quiero imaginar lo que pasaría si Petro y quien pase a la segunda vuelta sacan unas votaciones apretadas.
No soy petrista, pero sería el primero en protestar si se presenta un fraude, sea este grande o pequeño. En pleno siglo XXI no se puede repetir lo que sucedió en las elecciones de 1970, en donde por unos muy pocos votos, hasta hoy inexplicados, llegó a la presidencia Misael Pastrana, en desmedro del general Rojas. Pastrana sacó 1’625.025 y Rojas 1’561.468. Esta poca diferencia (63.557 votos) siempre dejó un manto de sospecha sobre la legitimidad de esas elecciones.
Pero volviendo a estas provocadoras declaraciones de Vega, yo de Petro lo recusaría ya mismo para que se declarara impedido. ¿Con qué garantías se puede presentar Petro cuando quien debe actuar como garante de las elecciones asume este tipo de posiciones? Si yo fuera candidato, no estaría nada tranquilo con la presencia de Vega en la Registraduría. Conviene recordar aquel aforismo según el cual “la esposa del césar no solo debe ser honesta, sino aparentarlo”.
Conveniente también sería que desde ya la Contraloría le ponga la lupa al multimillonario contrato que hizo la Registraduría para las elecciones del 2022, que ya adjudicó a la unión temporal Distribución Procesos Electorales 2021, por un monto de $1,24 billones.
El país tiene derecho a saber quiénes están detrás de ese contratista y cómo se ganaron ese contrato. Por eso debería haber una juiciosa auditoría a todo lo que tiene que ver con ese billonario contrato. Podría haber hallazgos.
Notícula. La actitud del alcalde de Medellín en contra de El Colombiano denota su talante de dictadorzuelo de tercera. Persigue, sin duda, a la prensa que lo investiga. Qué tipo tan peligroso.