Uribe, desmovilícese y dedíquese a sus churrientas
Constantemente me pregunto las razones por las que sigue activo en la política el expresidente Uribe. Gobernador, senador en varias oportunidades, dos veces presidente y ya con más años de los que la ley determina como edad de retiro forzoso. Sin embargo insiste en no vivir en paz y, peor aún, no dejar vivir en paz a los colombianos.
El ruido permanente que genera Uribe con sus actuaciones, declaraciones, trinos y apariciones tiene a millones de colombianos agotados, entre los que me encuentro, por supuesto.
No voy a hacer un recuento de los gobiernos de Uribe, pues son ampliamente conocidos por los ciudadanos. El primero, bueno; el segundo, salpicado de escándalos, corrupción, chuzadas, seguimientos y toda clase de cuestionamientos.
Algunos pensarán que Uribe no se ha retirado porque quiere servirle al país hasta los últimos días de su vida, atendiendo a su supuesto amor por la patria. Pues lamento decepcionarlos, pero me temo que la razón por la cual Uribe quiere seguir vigente es porque está convencido de que si se retira lo meten preso por algunos de los 28 procesos criminales que cursan en su contra. Esa es la razón (o razones) y no otras las que hacen que Uribe siga en política en vez de dedicarles, a sus 67 años, el tiempo a su esposa, sus hijos, sus nietos, sus caballos de raza y sus vacas churrientas.
Tiene Uribe tres magníficos abogados penalistas que lo protegen: los profesores De la Espriella, Granados y Lombana. Siendo esto así, ¿por qué no deja que ellos continúen defendiéndolo ante los jueces y se retira en paz a su casa en Rionegro y a su finca El Ubérrimo, tan ampliamente conocida?
Uribe no dejó gobernar al expresidente Santos en paz, lo jodió durante todos los días por ocho años. Llevó a la Presidencia al presidente Iván Duque y, si bien no lo ataca, tampoco le ayuda, pues sigue haciendo ruido proponiendo acabar con la JEP, con las cortes, opinando sobre lo divino y lo humano. Uribe es una ladilla.
Uribe no ha querido entender que ya las altas cifras de popularidad que mantenía han venido en picada. Y si él no se desmoviliza por su cuenta lo van a sacar del juego los votantes o los magistrados, si pueden probarle la comisión de algún delito.
Solo el pánico a un carcelazo hace que Uribe prefiera dedicar su tiempo a permanecer vigente en la vida política. En Colombia, los expresidentes por lo general se mantienen actuales en temas puntuales. Algunos se retiraron al final de sus años y se dedicaron a sus familias y a otras actividades. Pero parece que nos va tocar seguir aguantándonos a Uribe por muchos años más.
Curioso que un hombre tan inteligente como el expresidente no se haya dado cuenta de que entró en barrena hacia el desprestigio total. O tal vez no lo es tanto en el entendido de que Uribe no se retira y quiere mantener el fuero de congresista de por vida, porque a su edad lo mueve más el culillo a la cárcel que la sensatez y la sabiduría de la vejez. Por favor, Dr. Uribe, desmovilícese, y pronto.
Constantemente me pregunto las razones por las que sigue activo en la política el expresidente Uribe. Gobernador, senador en varias oportunidades, dos veces presidente y ya con más años de los que la ley determina como edad de retiro forzoso. Sin embargo insiste en no vivir en paz y, peor aún, no dejar vivir en paz a los colombianos.
El ruido permanente que genera Uribe con sus actuaciones, declaraciones, trinos y apariciones tiene a millones de colombianos agotados, entre los que me encuentro, por supuesto.
No voy a hacer un recuento de los gobiernos de Uribe, pues son ampliamente conocidos por los ciudadanos. El primero, bueno; el segundo, salpicado de escándalos, corrupción, chuzadas, seguimientos y toda clase de cuestionamientos.
Algunos pensarán que Uribe no se ha retirado porque quiere servirle al país hasta los últimos días de su vida, atendiendo a su supuesto amor por la patria. Pues lamento decepcionarlos, pero me temo que la razón por la cual Uribe quiere seguir vigente es porque está convencido de que si se retira lo meten preso por algunos de los 28 procesos criminales que cursan en su contra. Esa es la razón (o razones) y no otras las que hacen que Uribe siga en política en vez de dedicarles, a sus 67 años, el tiempo a su esposa, sus hijos, sus nietos, sus caballos de raza y sus vacas churrientas.
Tiene Uribe tres magníficos abogados penalistas que lo protegen: los profesores De la Espriella, Granados y Lombana. Siendo esto así, ¿por qué no deja que ellos continúen defendiéndolo ante los jueces y se retira en paz a su casa en Rionegro y a su finca El Ubérrimo, tan ampliamente conocida?
Uribe no dejó gobernar al expresidente Santos en paz, lo jodió durante todos los días por ocho años. Llevó a la Presidencia al presidente Iván Duque y, si bien no lo ataca, tampoco le ayuda, pues sigue haciendo ruido proponiendo acabar con la JEP, con las cortes, opinando sobre lo divino y lo humano. Uribe es una ladilla.
Uribe no ha querido entender que ya las altas cifras de popularidad que mantenía han venido en picada. Y si él no se desmoviliza por su cuenta lo van a sacar del juego los votantes o los magistrados, si pueden probarle la comisión de algún delito.
Solo el pánico a un carcelazo hace que Uribe prefiera dedicar su tiempo a permanecer vigente en la vida política. En Colombia, los expresidentes por lo general se mantienen actuales en temas puntuales. Algunos se retiraron al final de sus años y se dedicaron a sus familias y a otras actividades. Pero parece que nos va tocar seguir aguantándonos a Uribe por muchos años más.
Curioso que un hombre tan inteligente como el expresidente no se haya dado cuenta de que entró en barrena hacia el desprestigio total. O tal vez no lo es tanto en el entendido de que Uribe no se retira y quiere mantener el fuero de congresista de por vida, porque a su edad lo mueve más el culillo a la cárcel que la sensatez y la sabiduría de la vejez. Por favor, Dr. Uribe, desmovilícese, y pronto.