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Este viernes venidero 10 de enero el mundo sabrá el futuro inmediato de Venezuela. Habiendo ganado las elecciones del pasado 28 de julio Edmundo González, el dictador Nicolás Maduro se resiste a entregar el poder. Se rumorean toda clase de hipótesis sin que a la fecha se pueda confirmar alguna. Que habrá un golpe militar contra el dictador, que entrarán mercenarios internacionales, que millones de venezolanos saldrán a las calles con rumbo al Palacio de Miraflores, pensando en que allí podría pasar lo mismo que en Siria.
Muchos países han sido contundentes en el rechazo al gobierno de Maduro y su intención de quedarse. Otros, entre ellos Colombia, han tenido un papel vergonzoso frente al dictador y la violación de los derechos humanos. Al momento de escribir esta columna no se sabe qué hará el presidente Petro, aparte de mandar a la posesión del tirano al embajador de Colombia, con lo que ni siquiera está de acuerdo su canciller Murillo.
El papel de los organismos internacionales, como la OEA y la ONU, ha sido realmente lamentable. Y no es para menos, porque ambos están mandados a recoger. No han tomado en los últimos 20 años ninguna decisión que haya evitado dictaduras, guerras, violación de derechos humanos, invasiones.
Al dictador se le ve asustado y, ciertamente, perdió ya la posibilidad de salir del poder de una manera negociada, como se le ofreció la oposición. No tengo claro el papel que cumplirán las Fuerzas Militares, pero pensando con el deseo, me atrevería a decir que el tirano ya no tiene el apoyo de la totalidad de sus militares. Millones de personas quieren ver a Maduro escapar de Venezuela, o aun corriendo la suerte de otros dictadores a quienes el pueblo, en medio de su rabia y desconsuelo, decidieron tomarse la justicia por mano propia.
Ojalá el bravo pueblo, siguiendo los lineamientos del presidente González y de María Corina Machado, proteste indefinidamente hasta que caiga el tirano. Se vienen días muy duros para Venezuela, pues los ciudadanos están cansados, no tienen salud, la educación es un desastre, la infraestructura no es ni la sombra de lo que era hace 40 o 50 años, la inflación desbordada y un salario mínimo de dos dólares al mes son razones más que suficientes para que el pueblo se levante en contra del dictador. Le quedan pocos días a Petro para ponerse del lado correcto de la historia. No creo que lo haga, pues él va a tratar de pasar de agache, lo cual es imposible frente a un tema como el de apoyar o rechazar un gobierno dictatorial, teniendo en cuenta además las relaciones bilaterales que deben considerarse por razones económicas y consulares. Además, conviene recordar que el presidente tiene su corazón con dictaduras como las de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
La última locura del dictador Maduro es ofrecer US$100.000 por quien entregue al presidente electo. Si el tirano se atreve a meter preso a González, estaría firmando su sentencia de muerte y la de sus criminales esbirros.