El deterioro alarmante y acelerado de los diferentes frentes del país nos permite afirmar, sin dudarlo, que vendrán cosas peores por cuenta del desgobierno del señor Gustavo Petro. En ese afán de destruir absolutamente todo, ha logrado llevar al país a un estado de cosas que no habíamos visto en nuestra historia republicana. Hemos retrocedido más de 30 años en temas de orden público, estamos ad portas de un racionamiento de energía similar al de 1992 y, según el DANE, en el primer trimestre de este año se perdieron 277.000 puestos de trabajo. El Fondo Monetario Internacional sostiene que el crecimiento para este año será del 1,1 %. Se desplomaron las ventas de vivienda, cayeron las exportaciones y las importaciones, el déficit fiscal está disparado a cifras antes nunca vistas, el deterioro en la calidad de vida de los colombianos de bajos recursos está aumentando a pasos agigantados, nuestras Fuerzas Militares están desmoralizadas, el sistema de salud podría colapsar en cuestión de meses por las arbitrarias decisiones de este Gobierno, el gasto público en cosas suntuarias es un escándalo de cada día. No han podido solucionar nada el problema del agua en La Guajira; por el contrario, se perdieron más de $20.000 millones en la compra de unos camiones inservibles. La Agencia Nacional de Tierras le ha metido la mano al presupuesto para comprar lotes inútiles a precios exorbitantes. Tratan de gobernar por decretos mal hechos y cuando el Consejo de Estado se los tumba, el Gobierno dice que no lo quieren dejar gobernar. La Corte Constitucional les tumba algunos artículos de las leyes que presentaron, que quedaron mal hechas y entonces Petro habla de golpe blando.
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El deterioro alarmante y acelerado de los diferentes frentes del país nos permite afirmar, sin dudarlo, que vendrán cosas peores por cuenta del desgobierno del señor Gustavo Petro. En ese afán de destruir absolutamente todo, ha logrado llevar al país a un estado de cosas que no habíamos visto en nuestra historia republicana. Hemos retrocedido más de 30 años en temas de orden público, estamos ad portas de un racionamiento de energía similar al de 1992 y, según el DANE, en el primer trimestre de este año se perdieron 277.000 puestos de trabajo. El Fondo Monetario Internacional sostiene que el crecimiento para este año será del 1,1 %. Se desplomaron las ventas de vivienda, cayeron las exportaciones y las importaciones, el déficit fiscal está disparado a cifras antes nunca vistas, el deterioro en la calidad de vida de los colombianos de bajos recursos está aumentando a pasos agigantados, nuestras Fuerzas Militares están desmoralizadas, el sistema de salud podría colapsar en cuestión de meses por las arbitrarias decisiones de este Gobierno, el gasto público en cosas suntuarias es un escándalo de cada día. No han podido solucionar nada el problema del agua en La Guajira; por el contrario, se perdieron más de $20.000 millones en la compra de unos camiones inservibles. La Agencia Nacional de Tierras le ha metido la mano al presupuesto para comprar lotes inútiles a precios exorbitantes. Tratan de gobernar por decretos mal hechos y cuando el Consejo de Estado se los tumba, el Gobierno dice que no lo quieren dejar gobernar. La Corte Constitucional les tumba algunos artículos de las leyes que presentaron, que quedaron mal hechas y entonces Petro habla de golpe blando.
A todo lo anterior hay que sumarle el hecho de que el presidente se ha rodeado de personas totalmente incapaces e incompetentes, contadas muy pocas excepciones.
Con este panorama sombrío, no podemos menos que pensar que quien reciba el país en 2026 va a encontrar a una Colombia moribunda. Quedan todavía dos años largos para que el señor Petro siga haciendo desastres. Cómo se equivocaron los 11 millones de personas que votaron por un incompetente. Ya hoy vemos a varios de ellos arrepentidos, incluyendo congresistas que llegaron allí con los votos del Pacto Histórico. Colombia no se merecía esta suerte, pero hoy el desastre es una realidad y, como tal, tenemos que entenderlo, mas no aceptarlo, para ver cómo entre todos, independientemente de nuestras ideologías políticas, recuperamos a nuestro país que cayó en las manos de un sátrapa.
Es la hora de actuar con coraje, antes de que sea realmente muy tarde. No nos podemos dejar quitar de nuestras manos un país que nuestros antepasados y nosotros hemos hecho a pulso. ¿Que hay muchos problemas por solucionar? No me cabe la menor duda, pero estos cada día se están volviendo peores porque el señor Petro no llegó a construir sobre lo construido, sino a destruir lo que ya estaba construido.