Porque me he dado cuenta de que no hay una felicidad, sino millones y miles de millones de felicidades, pero nos la venden como una, sola, indivisible, definible, absoluta e inalterable, y por esa misma vía, por esa misma razón, tampoco hay un arte ni una justicia ni una literatura ni un periodismo, sino artistas o escritores o gente que intenta o no impartir justicia, ni hay un solo amor, sino múltiples amores con sus respectivos dolores y sus grises y sus ineludibles odios, pues a la larga y en el fondo, hablando de amores, algo de odio y muchos odios se esconden en cada amor, y nos gritan y nos hieren y nos advierten que ahí están, que jamás desaparecerán, que ellos son uno de los tantos precios que tendremos que pagar por amar, pues hay una cuenta por cobrarle a quien nos lleva a amarlo, y esa cuenta nunca se termina de pagar.
La venganza de amar
25 de marzo de 2023 - 11:00 p. m.
De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com