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‘Pero este poema no podrá borrarlo nadie’: Pablo Neruda

Fernando Araújo Vélez
08 de septiembre de 2024 - 11:10 a. m.

Treinta años después de que el barco Winnipeg atracara en Valparaíso, Chile, con dos mil y tantos refugiados republicanos españoles que habían padecido la Guerra Civil, Pablo Neruda escribía que no le importaba si la crítica borraba toda su poesía, porque el poema que “recordaba”, que era la gesta del Winnipeg, no podría borrarlo nadie. La historia la había comenzado a escribir en 1938, cuando fue nombrado cónsul del gobierno chileno de Pedro Aguirre Cerda en París. Entonces decidió hacer algo que fuera más allá de las palabras, de los elogios y los salones. “Yo voy a Francia a recoger españoles y darles el refugio de Chile, porque en mi patria manda el pueblo y este es uno de sus mandatos”, dijo en Buenos Aires, pocos días antes de partir hacia Francia, según el relato de Mario Amorós en su libro “Neruda, el príncipe de los poetas”.

Como lo escribió Pablo Picasso, “Ahora que los refugiados españoles llenan de espanto a los países totalitarios, ahora que el llanto sigue vivo en la frontera y hay hambre y pena llega Neruda en cuerpo y espíritu con su enorme angustia de poeta a continuar su apostolado. Ya no habla de la rosa, habla de la sangre”. Neruda había intentado salvar de la persecución, de la prisión, de los campos de concentración y del fusilamiento a varios españoles, entre ellos, a Miguel Hernández, a quien consideraba el gran poeta de los tiempos que corrían. No lo logró. A los anónimos, porque los tenían muy escondidos o ya habían sido ejecutados. A Hernández, porque luego de varios cruces de cartas y de dedicatorias, fue detenido en su pueblo, Orihuela, y trasladado de una cárcel a otra, Ocaña, Palencia, Alicante, hasta que falleció en la última, poco después de escribir “Cancionero y Romancero de ausencias”, que se iniciaba con “Nanas de la cebolla”.

Los sobrevivientes de la guerra que habían sido seleccionados por Neruda y algunas otras agrupaciones como el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, zarparon del puerto de Burdeos el 4 de agosto del 39, 85 años atrás. Neruda dio su parte de victoria diciendo que los viajeros iban “animados de un verdadero espíritu de sacrificio y con ansias de rehacer su vida en un ambiente de trabajo y paz”. Durante el viaje se publicaban periódicos murales con algunas de las últimas noticias, se dictaban clases para los más de 300 niños que iban a bordo y se les enseñaba a los pasajeros sobre la historia de Chile, su gente y su geografía. El dos de septiembre llegaron a Valparaíso luego de una escala en Arica donde descendieron 24 españoles. Diversas autoridades los recibieron con los himnos de Chile, de La República Española y La internacional.

Después de los actos oficiales, se largaron a cantar sus canciones, que en el fondo eran sus cantos y un canto general de y hacia Pablo Neruda.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

Daga(46837)09 de septiembre de 2024 - 04:59 p. m.
Conmovedor relato, "la solidaridad es la ternura de los pueblos" dijo el "Che"
Nelson(23874)09 de septiembre de 2024 - 12:14 a. m.
(continuación)... En París, los reaccionarios funcionarios consulares hicieron hasta lo indecible para impedir a Neruda la organización del viaje. En Isla Negra, las gaviotas respiran poesía y desde lo alto de su casa, el Pacífico rebelde estrella sus olas contra las piedras y se ven todos los colores. Gracias Fernando Araújo por su maravillosa columna.
Nelson(23874)09 de septiembre de 2024 - 12:11 a. m.
El capítulo correspondiente en las memorias, Confieso que he vivido, se llama "Salí a buscar caídos". En Isla Negra está una placa que por pequeña no es modesta y en la que los refugiados españoles agradecen y seguirán agradeciendo la cruzada de Neruda para traerlos a este continente. Al lado de las caracolas del gran malacólogo que fue don Pablo, los mascarones de proa, los vasos de colores, el caballo gigante rescatado de un incendio.... (continúa)
Maribel(27840)08 de septiembre de 2024 - 11:24 p. m.
En Orihuela su pueblo y el mío se me ha muerto como del rayo...a quien tanto quería...
  • Nelson(23874)09 de septiembre de 2024 - 12:05 a. m.
    ...Ramón Sijé. Y además, en algunas versiones dice "con quien tanto quería".
Yimmy(68264)08 de septiembre de 2024 - 08:00 p. m.
Muy bueno!
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