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Por el fútbol

Fernando Araújo Vélez
17 de septiembre de 2023 - 02:15 a. m.
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Fue por el fútbol que aprendí a jugar y a pensar en equipo, a matarme por el otro aunque lo acabara de conocer y solo supiera su nombre, y a celebrar un gol, sudor contra sudor, y grito a grito con unos compañeros, así me hubiera parecido en un principio que eran enemigos mortales. Fue en canchas de barro y de barrio o de tierra que comprendí que el triunfo de mis compañeros era mi triunfo, y que mis reveses eran los de ellos, que mis errores afectaban al todo, y que el todo me incluía a mí, y fue por el fútbol que aguanté tantos lunes y martes de colegio, de universidad, de trabajo y hastío y de miseria y de hambre porque sabía que el miércoles en la tarde iba a jugar y en la noche iba a ir al estadio. Fue por una pelota que aprendí a ganar y a perder, aunque me muriera de ganas de gritarle un gol en la cara a ciertos rivales, y muy a pesar de que rumiara mis derrotas durante noches y semanas, hasta la derrota siguiente.

Fue por el fútbol que empecé a conocer a la gente, no porque este o aquella jugaran muy bien o muy mal, sino por sus actitudes en la cancha, por su predisposición ante las adversidades o por sus deseos de lucirse, y a fuerza de gambetas truncas, de patadas, caídas y levantadas supe quién era peligroso en la vida real, quién era adepto a la trampa y cruzaba los jardines por la mitad del prado, pisando todas las flores con tal de ganar, y quién jugaba para sí mismo, o quién era solidario, o generoso o sacrificado, y fue por el fútbol que comprendí lo valiosos que son los espacios, lo trascendental que puede llegar a ser el orden y lo decisiva que es la disciplina. Fue por el fútbol que descubrí la bondad de la paciencia, tanto en el ensayo y la práctica como en el juego, y fue también por el fútbol que entendí el valor de las pausas en la vida, la trascendencia de parar una pelota y mirar, observar, analizar y decidir.

Fue por el fútbol que aprendí que la velocidad no es correr más rápido, sino llegar una milésima de segundo antes, y fue por el fútbol que llegué a la soberana conclusión de que no hay “talentos” sino trabajo, hábitos, disciplina, cuidado, inteligencia y volver a empezar una y mil veces más. Fue por el fútbol que caí en cuenta de que cada quien, si lo quiere buscar, puede encontrar en torno a una pelota una infinita suma de “para qués” en la vida, y tejer a su alrededor decenas de relaciones de todo tipo, de amistades y enemistades, de proyectos, lecciones, mentiras. Fue por el fútbol que me convencí de que mientras más diversos, distintos y unidos seamos, más terreno podremos abarcar, que es como decir, mayores opciones podremos encontrar y trabajar, y fue allí que vi cuánto de inútil es ser idéntico al otro, pues para dos iguales, como decía un amigo que conocí jugando a la pelota, uno sobra.

Fue por el fútbol que terminé de aprender a leer para saber un poco más sobre lo que era aquel misterioso y maravilloso mundo, y luego, fue también por un balón y sus infinitas posibilidades y rumbos que comencé a escribir cuentos, o crónicas o como se llamara aquello. Fue por el fútbol que viajé, que viví las eternas revanchas que me ofrecían mis innumerables derrotas, que entendí que esas derrotas no eran culpa de un árbitro, del campo, del balón o de un trueno, y en definitiva, que el fútbol era como la vida, y que si afrontaba la vida como el fútbol podría decir al final que mi partido contra ella por lo menos iba 0 por 0.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

Lilia(83608)18 de septiembre de 2023 - 11:46 a. m.
MUY,MUY BUENA COLLUMNA
Alfredo(45487)18 de septiembre de 2023 - 12:06 a. m.
Comparto sus emociones por el Futbol; pero no comparto su comentario sobre el talento. Hasta finales del siglo pasado, para llegar a la élite, era imposible lograrlo sin talento. Hoy existen futbolistas de gimnasio y lo demás que menciona; pero, nunca inventaran nada nuevo. Como la parada en el aire, con el pie contrario, de Lucho Diaz. Eso es talento; no solo hacerlo, atreverse.
Edgar(22146)17 de septiembre de 2023 - 05:47 p. m.
Fabuloso parangon. En equipo somos mas solidos y mas objetivos. Solos, simplemente egolatras.
Atenas(06773)17 de septiembre de 2023 - 05:17 p. m.
Sí, cual el laureado Albert Camus, pa quien el fútbol lo fue todo, su máxima pasión e inspiración. Y aunq’ se cuestione la base de su existencialismo, de cuya cola yo me pego.
Ricardo(52183)17 de septiembre de 2023 - 04:08 p. m.
Y que podemos decir de la FCF que maneja el futbol como se maneja el pais, a las patadas
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