Metimos a los devaluados rublos rusos en las elecciones presidenciales
Luego de la última encuesta electoral de Invamer para El Espectador, Noticias Caracol y Blu, escribimos un artículo en el que confundimos la palabra “rubros” con “rublos”, nada más y nada menos que con la moneda rusa que ha sufrido una gran devaluación producto del conflicto con Ucrania. Además, se nos cruzaron los cables y confundimos arrendatarios con arrendadores, y terminamos poniendo de víctima a la cadena de supermercados Justo y Bueno.
La sección electoral la dejaré para el final y solo de paso porque es la repetición de la repetidera con los regaños de los fervientes seguidores de las campañas que lideran la intención de voto. Voy a comenzar más bien con un cruce de cables un poco insólito en un artículo sobre las víctimas del fiasco de Justo & Bueno.
Les salimos a deber, pues. Pusimos a penar a los pobres arrendatarios de los locales, es decir, a Justo y Bueno, en lugar de a las personas propietarias de los locales, que por montones andan pariendo borugos para saber quién les va a pagar las rentas atrasadas.
El arrendatario, claro, es el que arrienda un inmueble que un arrendador le arrienda. Pero nosotros decidimos llamar arrendatarios a los arrendadores.
Y no fue un desliz menor, desde el gancho del artículo y a lo largo de él explicamos el drama humano y las explicaciones de quienes les arrendaron locales a Justo y Bueno, pero ya les digo, todo el tiempo los identificamos como arrendatarios
Y en la transición hacia la sección electoral les comparto dos #JalonesDeOrejas de Nacho Vélez que me hicieron reír y llorar.
El primero fue en el reporte de nuestra última encuesta electoral de Invamer con Noticias Caracol y Blu, donde como bien lo dijo Nacho tuvimos al parecer una grave afectación por la invasión rusa en Ucrania que nos hizo convertir los rubros de la encuesta en devaluados rublos rusos.
De antología, como también que al reportar la reacción de Jorge Enrique Robledo a las declaraciones de Alejandro Gaviria sobre Petro en el Financial Times mandamos a Robledo al médico con cólera. En efecto, en lugar que decir que entró en colera, escribimos que la declaración de Gaviria le generó el cólera a Robledo.
Lo que sí no resulta muy chistoso es la sección electoral que, otra vez, nos tuvo de allá para acá con los seguidores de Petro y de Gutiérrez.
Los primeros se indignaron porque Petro, como ya la tuvieron Hernández y Fajardo y la tendrá Gutiérrez tuvieron su Pulla. A un señor Coral, que me dicen que es muy famoso, le pareció rarísimo y censurable que hubiera salido una Pulla sobre Petro a pocos días de la selecciones cuatro años y ahora otra vez.
Bueno, es que Petro era candidato hace cuatro años y ahora otra vez.
Y también le pareció extraño y censurable que el episodio tuviera mucha subjetividad en los comentarios del capítulo. Bueno, La Pulla es un espacio de opinión y aparece debidamente etiquetado como tal, y la subjetividad es inherente a la opinión.
Aunque en mi opinión, subjetiva, claro, ese capítulo tiene más hechos que otra cosa, todo lo que se dice está documentado.
La furia por el otro lado fue por haber aceptado publicidad política pagada del Pacto Histórico para que fuera la falsa portada de nuestra edición del domingo. Bueno, de nuevo, estaba claramente identificada esa página como publicidad y la publicidad política pagada existe desde hace muchos años.
Y por cierto no recuerdo una sola elección en este siglo en que la portada de El Espectador no se haya vendido publicitariamente para algún candidato. Lo que nunca había pasado era tanta crítica.
En fin, las elecciones.
No es más, nos vemos
La sección electoral la dejaré para el final y solo de paso porque es la repetición de la repetidera con los regaños de los fervientes seguidores de las campañas que lideran la intención de voto. Voy a comenzar más bien con un cruce de cables un poco insólito en un artículo sobre las víctimas del fiasco de Justo & Bueno.
Les salimos a deber, pues. Pusimos a penar a los pobres arrendatarios de los locales, es decir, a Justo y Bueno, en lugar de a las personas propietarias de los locales, que por montones andan pariendo borugos para saber quién les va a pagar las rentas atrasadas.
El arrendatario, claro, es el que arrienda un inmueble que un arrendador le arrienda. Pero nosotros decidimos llamar arrendatarios a los arrendadores.
Y no fue un desliz menor, desde el gancho del artículo y a lo largo de él explicamos el drama humano y las explicaciones de quienes les arrendaron locales a Justo y Bueno, pero ya les digo, todo el tiempo los identificamos como arrendatarios
Y en la transición hacia la sección electoral les comparto dos #JalonesDeOrejas de Nacho Vélez que me hicieron reír y llorar.
El primero fue en el reporte de nuestra última encuesta electoral de Invamer con Noticias Caracol y Blu, donde como bien lo dijo Nacho tuvimos al parecer una grave afectación por la invasión rusa en Ucrania que nos hizo convertir los rubros de la encuesta en devaluados rublos rusos.
De antología, como también que al reportar la reacción de Jorge Enrique Robledo a las declaraciones de Alejandro Gaviria sobre Petro en el Financial Times mandamos a Robledo al médico con cólera. En efecto, en lugar que decir que entró en colera, escribimos que la declaración de Gaviria le generó el cólera a Robledo.
Lo que sí no resulta muy chistoso es la sección electoral que, otra vez, nos tuvo de allá para acá con los seguidores de Petro y de Gutiérrez.
Los primeros se indignaron porque Petro, como ya la tuvieron Hernández y Fajardo y la tendrá Gutiérrez tuvieron su Pulla. A un señor Coral, que me dicen que es muy famoso, le pareció rarísimo y censurable que hubiera salido una Pulla sobre Petro a pocos días de la selecciones cuatro años y ahora otra vez.
Bueno, es que Petro era candidato hace cuatro años y ahora otra vez.
Y también le pareció extraño y censurable que el episodio tuviera mucha subjetividad en los comentarios del capítulo. Bueno, La Pulla es un espacio de opinión y aparece debidamente etiquetado como tal, y la subjetividad es inherente a la opinión.
Aunque en mi opinión, subjetiva, claro, ese capítulo tiene más hechos que otra cosa, todo lo que se dice está documentado.
La furia por el otro lado fue por haber aceptado publicidad política pagada del Pacto Histórico para que fuera la falsa portada de nuestra edición del domingo. Bueno, de nuevo, estaba claramente identificada esa página como publicidad y la publicidad política pagada existe desde hace muchos años.
Y por cierto no recuerdo una sola elección en este siglo en que la portada de El Espectador no se haya vendido publicitariamente para algún candidato. Lo que nunca había pasado era tanta crítica.
En fin, las elecciones.
No es más, nos vemos