Triste personaje este Polo Polo. Un bufón: pero un bufón vil, ruidoso, de mala entraña. Uno quisiera evitar referirse a él; hay ahí afuera muchos temas serios e interesantes que merecen la atención. Pero, precisamente porque no se trata solo de sus andadas, sino de implicaciones de más largo alcance, tendré que hacerlo, mientras trato de contener los movimientos retrógrados de mi sistema peristáltico.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Triste personaje este Polo Polo. Un bufón: pero un bufón vil, ruidoso, de mala entraña. Uno quisiera evitar referirse a él; hay ahí afuera muchos temas serios e interesantes que merecen la atención. Pero, precisamente porque no se trata solo de sus andadas, sino de implicaciones de más largo alcance, tendré que hacerlo, mientras trato de contener los movimientos retrógrados de mi sistema peristáltico.
Como se sabe, el personaje protagonizó un bochornoso espectáculo, agrediendo a las Madres de Soacha. Después trató de cubrirse con la siguiente hoja de parra: los conteos de la Jurisdicción Especial para la Paz y de “la izquierda” están equivocados. Eso fue lo que en el fondo motivó su afrenta. Lo cual amerita dos comentarios sobre sendos problemas de fondo.
El primero es el de los conteos. Por muchas razones, las estimaciones cuantitativas necesitan ser evaluadas permanentemente. Los que hemos estado en estos asuntos sabemos que son objetivamente difíciles. Puede haber, claro, fuentes de sobreestimación. Las de subestimación también podrían resultar muy significativas. Verbigracia, cuando se hablaba de desaparecidos y se planteaban cifras de cincuenta e incluso ochenta mil, los negacionistas ponían el grito en el cielo y se referían a errores reales e imaginados de aquellos cálculos. Finalmente, la Comisión de la Verdad encargó a Patrick Ball para que le hiciera un trabajo cuantitativo serio, y la estimación pasó con mucho de los cien mil. Por eso, en cuanto a los mal llamados falsos positivos, en realidad yo estoy de acuerdo con el partido verdadero de Polo Polo, es decir, con el Centro Democrático: quizás no sean 6.400. Deben de ser muchos más. Pero esta primera cifra es un referente al cual atenernos, basado en la evidencia disponible, no “una opinión”, como dijo con su tóxico desdén el gran líder.
Lo cual me lleva al segundo asunto. Por las razones biológicas obvias, la figura materna invoca en muchas culturas el respeto, el cuidado, la atención. Es algo particularmente fuerte en la nuestra. Polo Polo, su partido, el Centro Democrático, y sus titiriteros, violaron una regla básica que es un referente simple, poderoso, fácil de entender para todos nosotros: no se juega con el dolor de una madre. Pero el partido de Polo lo hizo y lo quiere seguir haciendo. ¿Será que estas gentes se reproducen por fisión? Como fuere, el punto es que no se trata solo de una falta de responsabilidad política básica, sino de una inhumanidad que pasma, pero que tiene sus razones. Pues, con la evidencia disponible, sabemos que se trata de miles de víctimas –la posible discusión sería cuántos miles; yo creo que pasamos de 6.400 y en cualquier momento puedo sustentar ese barrunto– y que esas víctimas fueron cobradas por el ejército y por la política uribista de seguridad democrática.
El resultado es una vergüenza indeleble para nuestra fuerza pública y un costo humano aterrador. ¿Cómo reaccionó el gran caudillo? Ignorando a las Madres de Soacha, con las cuales nunca se reunió como presidente o líder político, y estigmatizando a la justicia. Sí: a menudo, la víctima está más abierta al diálogo, quizás a escuchar, que el victimario. También culpando a los militares que se dejaron coger (todos los oficiales deberían ya de estar advertidos sobre la clase de amigos que tienen en las huestes de Polo Polo).
Es que se suponía que esas víctimas tenían que ser simples efectos laterales de la campaña militar victoriosa sobre la que el caudillo se eternizaría en el poder. Sobre ellas era inapropiado hablar. Además, apenas eran de Soacha y otros pueblos. Esa era la posición. Esa sigue siendo.
Ahora, el Centro Democrático, es decir, el partido real de Polo Polo, está en trance electoral. Sí, esa misma colectividad cuya ignorancia humana es tan básica que no sabe lo que es respetar el dolor de una madre, quiere que usted le dé su voto.