Entre más alaridos y expresiones descompuestas lanza Barbosa contra el presidente de la república, más queda en evidencia su pequeñez. Su última andanada –con su estilo característico: las cosas se “tiendrán que investigar”, “esto no es una organización criminal”, etc.— contiene tantas alusiones gastadas y tantas sandeces que le podrían servir al personaje de tarjeta de presentación.
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Entre más alaridos y expresiones descompuestas lanza Barbosa contra el presidente de la república, más queda en evidencia su pequeñez. Su última andanada –con su estilo característico: las cosas se “tiendrán que investigar”, “esto no es una organización criminal”, etc.— contiene tantas alusiones gastadas y tantas sandeces que le podrían servir al personaje de tarjeta de presentación.
Es posible responderle al actual fiscal de varias maneras. Una de ellas, regalándole un manual de conjugación de la lengua castellana; otra, recordándole que casi todo el país sabe, y sabía cuando lo eligió numerosas veces –como parlamentario, como alcalde, como presidente–, que Petro hizo parte del M-19. Después, se reincorporó en el contexto de un proceso público, masivo, de paz y desmovilización. No se trata pues de un secreto, de algo ignoto que, digamos, un Sherlock Holmes descubre repentinamente después de una de sus iluminaciones fabulosas, o de algo a lo que podría llegar un fiscal medianamente competente, al cabo de una laboriosa, pero seria, indagación.
No. Tanto la conjugación del verbo tener como la pertenencia de Petro al M-19 son casos cerrados, cuyo resultado es del dominio público. El futuro imperfecto del verbo tener es “tendrán”. Petro sí hizo parte del M-19. No hay mucho que agregar ahí. Para un ente investigador, ambos temas constituyen un yermo, también, por lo que sabemos, para el grueso de la ciudadanía. Hay, en cambio, otros temas claves que siguen abiertos, en los que Barbosa está directamente involucrado, y sobre los que hay cosas que investigar y descubrir. Sería bueno que el actual fiscal general se refiera a ellos antes de salir.
Escojo dos que me parecen particularmente relevantes, pero con seguridad hay otros. El primero es la denuncia pública que hizo el propio Barbosa acerca del atentado contra su vida que planeaba el ELN. En el momento en el que Barbosa lanzó la acusación, expresé mis dudas acerca de la base que pudiera tener. Después decidí guardar silencio, con la esperanza de que en algún momento saliera algo de fondo. De pronto lo había. Quizás incluso datos ambiguos, que fueron malinterpretados. Esas cosas pasan. Por desgracia, hasta el día de hoy no conocemos un solo hecho, alguna sospecha seria, que avale el dicho de Barbosa. ¿Quería el personaje simplemente llamar la atención? ¿Pretendía minar las conversaciones en curso con esa guerrilla? Lo ignoro. Lo que sé es que Barbosa no puede simplemente lanzar una denuncia de ese tamaño y después responder ante las exigencias de algún tipo de sustentación que se trata de un tema tan confidencial y tan secreto que es imposible referirse a él. No tiene derecho de tratar a la ciudadanía y a las instituciones como una manada de borregos. Barbosa: ¿había un plan contra su vida? ¿Si la respuesta es sí, entonces dónde está la evidencia? ¿Si la respuesta es no, por qué lo dijo?
La segunda es el daño brutal que está causando Barbosa a la institucionalidad que dice defender. De hecho, creo que está atado por mandato constitucional a preservar un mínimo de coordinación y cortesía con respecto de otros altos funcionarios, pero eso es tema de juristas. El punto es que Barbosa creyó que tener su cargo en un momento de alternación en el poder le ofrecía una oportunidad soñada para subvertir al gobierno. Es una labor que ha cumplido con entusiasmo, llegando a sugerir sibilinamente que la fuerza pública no debería obedecer a su comandante, e insultando de manera más o menos permanente al jefe del estado. ¿Queremos eso? La desobediencia al poder civil es, de hecho, chavismo (en su sentido original) puro y duro. Hay que tener horizontes temporales muy corticos (¿ganarse una candidatura?: no le auguro más que un puñado de votos) para irse por ahí.
Seguimos en un país lleno de materiales explosivos. ¿Quién realmente piensa bailar al son que ponga este tipo?