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Pazaporte

Botero

Gloria Arias Nieto
26 de septiembre de 2023 - 02:05 a. m.
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¿Cómo se despide uno de alguien que no se irá nunca del corazón, del arte y del mundo? ¿Cómo darle las gracias a un maestro que llevó el nombre de su país (el nuestro) a las avenidas más grandes y a las plazas más bellas de la Tierra? ¿Qué se le dice a un artista que dedicó su vida a la estética y a contar en el idioma del color y los volúmenes lo que pasa en esta esquina de América?

Fernando Botero regresó a Colombia el viernes, dormido para siempre y cubierto por la bandera nacional. Un país a media asta le rinde honores entre la tierra y el cielo, mientras el mundo le dedica sus primeras páginas al pintor inmortal.

Soy una colombiana más, una de 50 millones, que desde el fondo del alma le dice: “Gracias, maestro”. Gracias por la generosidad y por no olvidarnos, gracias porque le importaron nuestras guerras y nuestro camino a la paz, gracias porque su paloma blanca —esa que llevaremos siempre en el alma, esa robusta y preciosa a la que una vez la estupidez sacó de Palacio y el gobierno del cambio devolvió a su lugar— nos acompañará toda la vida hasta que seamos capaces, como dice un amigo barranquillero, de “pasar las hojas, sin arrancarlas” y la paz, por fin, triunfe.

Miles de colombianos y extranjeros honran en Bogotá y en Medellín, en el Capitolio Nacional, en el Museo Botero y en la Catedral Primada, a nuestro maestro del mundo.

Las suyas fueron manos prodigiosas, llenas de sentido y humanismo, de colores y formas desafiantes por donde pasaron la historia de Colombia, nuestras culpas y errores, la piel de mujeres tristes, familias de gala y el dolor de los velorios, los toros y la insolencia de la guerra, la opulencia de la Iglesia, la mirada de los poderosos y el despotismo de los dictadores. Manos que les dieron clave de color a los músicos y pintaron en clave de horror el estallido de las bombas que arrojaba la mafia para doblegar a Colombia. Tejas de barro, selvas verdes donde viven y mueren campesinos soldados y campesinos guerrilleros. Y flores y bailes voluminosos, porque así respiramos en esta parte del trópico.

Abro los ojos del tiempo y vuelvo a 1957: acaba de terminar la dictadura de Rojas Pinilla y hace pocos meses mi papá, mi mamá y yo volvemos para siempre a Colombia. Tres hombres bohemios y fascinantes van casi todos los días a mi casa a hablar, a imaginar y pintar. Por ellos aprendo lo que es un artista. Supe más tarde que estos intelectuales inspirados por el teatro del absurdo revolucionaron el teatro en Colombia. Aprendí sus nombres y pedía permiso para quedarme despierta hasta tarde, oyéndolos. Eran Santiago García y Fausto Cabrera, fundadores en 1958 del teatro El Búho. Y había un muchacho recién llegado de Medellín, que hacía unos trazos grandes sobre unos pliegos de papel descomunales: eran los bosquejos de la escenografía de A la diestra de Dios Padre, la primera obra que montó El Búho; el joven pintor se llamaba Fernando Botero. Creo que ahí, entre los tres y los cuatro años, en el comedor de Residencias El Nogal, aprendí a amar con todas mis fuerzas el arte y el teatro, y descubrí que vivir significa nunca dejar de sorprenderse.

Hay una obra de Botero que siempre me ha llenado de ternura y tristeza: Pedrito a caballo. Pedrito, el hijito muerto en una carretera española.

Ya puedes montar en tu caballo de nubes, querido maestro. Acompaña a tu niño y a tus amores, Gloria y Sophia, a recorrer la eternidad. Ya tienes en el cielo tus pinceles y tus lienzos, y el bronce se volvió ingrávido para volar contigo.

Y ante ti, maestro infinito, más que un minuto de silencio, mil años de aplausos y gratitud.

gloria.arias2404@gmail.com

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Eduardo(27855)27 de septiembre de 2023 - 10:47 p. m.
Hermoso homenaje. Sus columnas son siempre un ejemplo claridad, acierto y sensibilidad. Tal vez esa afortunada y temprana iniciación en el mundo de las letras y el arte lo expliquen. Gracias …
Mauro Gil(st9ey)27 de septiembre de 2023 - 04:16 p. m.
Lindo homenaje. Vale la pena recordar con amor a quien enseñó con amor.
alvaro(76376)26 de septiembre de 2023 - 10:24 p. m.
Únicamente su juego de palabras prodigioso,nos hace ver cuan grande era el maestro Botero.Gracias poeta Gloria,porque desde los 4 años oía ya a tres grandes y de ahí su sabiduría.Ya tendremos más columnas para que nos siga contando sobre el GRAN MAESTRO BOTERO.
Felipe(9ioin)26 de septiembre de 2023 - 07:23 p. m.
Excelente , la mejor de lo que se ha dicho del maestro Botero, como hizo de falta alguien con cultura en el capitolio, porque ese dia nuestro congreso mostro lo poco que de verdad sabia de lo hecho por Fernando Botero.
Edgar(40706)26 de septiembre de 2023 - 04:32 p. m.
Lo comparto totalmente.
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