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Pazaporte

“Mantener el juicio”

Gloria Arias Nieto
22 de octubre de 2024 - 05:00 a. m.

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“Mantener el juicio”
Foto: Gloria Arias Nieto

La ‘tía Rosita’, politólogos y comunicadores saben que las grandes transformaciones, los hitos en temas medulares como la guerra y la paz deben ser narrados y explicados veraz y popularmente, hasta que entendamos de qué se trata la historia; la nuestra, la reciente, la que sucede ahora, mientras usted lee esta columna, mientras no dejamos de bautizar y enterrar nuevas vidas y nuevos muertos, y el fuego cruzado sigue quitándole la tranquilidad y la tierra a los campesinos. Ahora, mientras la violencia cambia de manos y de enemigos, pero sigue haciendo de las suyas. Ahora, cuando deberíamos haber aprendido que las balas son tan crueles como inútiles, que es preciso honrar la palabra, no caer en las trampas del escepticismo ni reciclar verdades a medias. Ahora, cuando es preciso tener el coraje de profundizar en la realidad (así “la gente de bien” descubra que no lo es tanto).

Por eso aplaudo Mantener el juicio, una obra del Teatro Petra y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Celebro que la JEP haya buscado a un grupo como Petra, creado hace 39 años por Fabio Rubiano y Marcela Valencia, y que -bajo su valor y dirección- sigue dándole visibilidad al conflicto armado colombiano, y herramientas de comprensión a una sala siempre llena. Lo que más admiro del trabajo de Fabio Rubiano y su grupo es esa manera de contar la historia sin juzgar, sin defender bandos, sin maniqueísmos estériles que, lejos de resolver los conflictos, los profundizan con unas terribles segadoras disfrazadas de dogmas.

Ojalá en las aulas y en las empresas, en las oficinas que mueven los grandes capitales y en los capitolios que toman las grandes decisiones, ojalá en las fábricas de fusiles y en los conventos que hacen hostias vean Mantener el juicio. Ojalá acepten la propuesta que nos hace Petra y se atrevan a dialogar sobre los temas que nos desgarran por dentro, los que nos tienen fracturados, los que tenemos la obligación de resolver entre todos, por todos y para todos. Y con todas, claro. Ojalá la gente que señala y fiscaliza con los ojos cerrados (porque si los abre se encandila con la oscuridad de tanto dolor), mire cara a cara a los actores que representan a militares y a guerrilleros, a magistrados y a víctimas. Ojalá miren cada una de las piedras con rostros humanos que están ahí en el proscenio, en nombre de los miles de muertos y desaparecidos que ha dejado la guerra.

Ojalá se entienda que en Mantener el juicio lo principal no es el juicio sino la reparación, y los testimonios y sentimientos que deben ponerse sobre la mesa para que algún día nuestro país logre curarse de tantas heridas. Y pase las páginas sin arrancarlas; y no se frene ante la magnitud de la tarea, y saque fuerzas de donde cree que no las tiene, y haga hasta lo posible y lo imposible para que el horror jamás se repita.

Ni la obra ni la JEP ni la historia tratan de justificar delitos atroces, ni pretenden declarar inocencias ni repartir perdones. Siento que parte fundamental de su misión es entablar conversaciones dolorosas y profundas, entre quienes estuvieron a ambos lados del fusil y las cadenas; entre el público y los actores; entre las víctimas y una sociedad que lleva décadas lavándose las manos, como si la marginación, el hambre y las muertes ajenas, fueran mugres que se quitan con cepillos y litros de agua y espumas de jabón.

Véanla. Mantener el juicio se trata de un diálogo desde el alma y las entrañas, un inmenso trabajo previo a la reconstrucción… Encontrar entre el armario de la memoria y las ventanas de la esperanza, los hilos necesarios para emprender un tejido común.

gloria.arias2404@gmail.com

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