Buenas condiciones para reducir las tasas de interés
Hoy se hacen públicos los resultados de la inflación del índice de precios al consumidor (IPC) del mes de julio y lo más probable es que confirmen que la inflación sigue cediendo, ojalá con una primera señal contundente de desaceleración de la inflación básica (sin alimentos y precios regulados).
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Hoy se hacen públicos los resultados de la inflación del índice de precios al consumidor (IPC) del mes de julio y lo más probable es que confirmen que la inflación sigue cediendo, ojalá con una primera señal contundente de desaceleración de la inflación básica (sin alimentos y precios regulados).
Como antecedente, el índice de precios al productor (IPP) —presentado por el DANE el viernes pasado— ya muestra deflación por tercer mes consecutivo —con una variación anual de aproximadamente -7 % en julio—. Un resultado destacado para un indicador que tuvo crecimientos por encima del 10 % por 24 meses seguidos desde marzo de 2021, consecuencia de una combinación de altos precios de insumos importados, invierno fuerte y episodios de depreciación cambiaria.
Aunque es cierto que detrás de la deflación del IPP agregado hay fuertes caídas de los precios del sector minero, que no necesariamente se reflejan en las canastas de consumo en Colombia, también es cierto el buen comportamiento de los precios en los sectores industrial y agrícola. En este último, por ejemplo, la inflación del IPP fue 3 %, la más baja desde 2019. De hecho, el IPP de bienes agropecuarios que hacen parte de la oferta interna ya es 12 % menor que el nivel pico que alcanzó en febrero pasado. Ha contribuido, sin duda, la apreciación cambiaria de los últimos meses, derivada de mejores condiciones en los mercados financieros internacionales y de los ajustes fiscal y de la cuenta corriente.
La tendencia favorable de los precios de los productores va en línea con las expectativas optimistas sobre la inflación de los precios al consumidor, que terminaría cerca del 9 % de acuerdo con las proyecciones del Gobierno y analistas del sector privado. Este escenario permitirá que el Banco de la República empiece a reducir su tasa de interés de intervención, liberando presión para la economía, justo ahora que está en una fase de desaceleración luego de las altas pero insostenibles tasas de crecimiento observadas tras la recesión de 2020.
Es muy afortunado que el mercado laboral siga mostrando buenos resultados. Esto significa que la contracción monetaria ha ayudado a evitar el sobrecalentamiento de algunas variables (crediticias, por ejemplo) sin mayores afectaciones sobre el empleo. De nuevo, justo en el momento en que más se necesita apoyar la reactivación de la economía, el Banco de la República podrá disminuir las tasas de interés dados los buenos resultados de los precios.
En su encuentro del 29 de septiembre, la Junta del Banco de la República tendrá margen para reducir la tasa de interés en 50 puntos básicos. Y el Gobierno tiene que aprovechar este contexto para canalizar recursos hacia actividades con alto potencial de generación de empleo: reindustrialización (incluyendo construcción de vivienda e infraestructura), turismo y expansión productiva agrícola. La tormenta económica se ha disipado y es hora de aprovechar los buenos vientos alzando las velas. La ejecución es el desafío.
* Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana.