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Consensos de política monetaria


Gonzalo Hernández
15 de octubre de 2024 - 05:05 a. m.

La Junta Directiva del Banco de la República ha alcanzado un consenso bastante claro sobre la dirección que debe tomar su tasa de interés de política. La discusión más reciente fue sobre 50 o 75 puntos básicos de reducción, y finalizó con una mayoría (4 de 7) que optó por el escenario más moderado. En todo caso, una disminución oportuna y que da señales claras. En el grupo minoritario de 75 puntos seguramente quedó el ministro de Hacienda, quien pudo haber empujado por una disminución mayor. La tasa de interés real sigue en “modo contracción” a pesar del llamado del sector productivo.

Es de celebrar que la inflación está convergiendo con gradualidad al rango meta; el Banco de la República espera que la inflación se ubique cerca del 3 % en un año. Este ajuste estaría acompañado por un crecimiento promedio de la economía cercano a 2,5 % para los años 2024 y 2025. Sanos indicadores macroeconómicos, sin duda. No hay razón para presionar con afán una desaceleración mayor de los precios, poniendo en riesgo la etapa de estabilización en la que se encuentra la economía luego de los vaivenes pospandemia: rebote en 2021 y 2022 —con políticas expansivas— y desaceleración en 2023 —con altas tasas de interés y ajustes necesarios en los déficits fiscal y de cuenta corriente—.

Sería conveniente que la Junta Directiva pueda pasar a un escenario de mayores reducciones de tasa de interés. Debe ser claro, sin embargo, que la posibilidad de ese nuevo consenso depende también del Gobierno Nacional, especialmente con su manejo de las restricciones de caja y de las dificultades que se observan para el cierre fiscal de 2025. Para ponerlo en concreto: necesidades de financiamiento con primas de riesgo más altas impedirían que el Banco de la República reduzca más rápidamente su tasa de interés de política.

Otro aspecto de cuidado en el que el Gobierno tiene un rol importante, y que fue resaltado por los integrantes de la Junta que votaron por una disminución de solo 50 puntos, es el incremento del salario mínimo; debería estar muy cerca de la inflación (5-6 %). Es lo razonable para capitalizar las ganancias sociales de una menor inflación y para contribuir a la recuperación de la economía, que tiene aún un desempleo estructural alto y que enfrenta la incertidumbre de los efectos de la reforma laboral que está siendo discutida en el Congreso de la República.

Y, por último, aunque sea llover sobre mojado, hay que detener la incesante polarización. Tarea de Gobierno y tarea también de la oposición.

En medio de tanta controversia y ruido, es de destacar la voz sensata de Leonardo Villar, gerente general del Banco de la República. Ha contribuido a que el balance siempre difícil de la política macroeconómica sea reconocido hasta hoy como acertado. Tan importante como la independencia del banco central es el llamado constitucional a su coordinación con el Gobierno para alcanzar los objetivos macroeconómicos del país; las siempre ponderadas declaraciones del gerente son muestra de la comprensión clara de esa misión. Positivo el respaldo que la Junta y el Gobierno Nacional le han dado para su nuevo periodo al frente del banco central.

* Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana.

@G_HernandezJi

 

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