El Centro Carter fue al parecer el único observador internacional que contó con algo de acceso efectivo al proceso electoral venezolano. Fueron claros, sí, en que su misión tenía un alcance limitado; no harían “una evaluación exhaustiva de la votación, conteo y tabulación de resultados”. Aunque habríamos celebrado que la tarea del Centro Carter fuera mayor, lo visto por sus observadores bastó para emitir un comunicado en el que afirmaron de manera contundente que la elección presidencial “no puede ser considerada como democrática”. Un proceso sin transparencia ni credibilidad.
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El Centro Carter fue al parecer el único observador internacional que contó con algo de acceso efectivo al proceso electoral venezolano. Fueron claros, sí, en que su misión tenía un alcance limitado; no harían “una evaluación exhaustiva de la votación, conteo y tabulación de resultados”. Aunque habríamos celebrado que la tarea del Centro Carter fuera mayor, lo visto por sus observadores bastó para emitir un comunicado en el que afirmaron de manera contundente que la elección presidencial “no puede ser considerada como democrática”. Un proceso sin transparencia ni credibilidad.
Iniciando con el reconocimiento de “las graves dudas que se establecen alrededor del proceso electoral venezolano”, el presidente Gustavo Petro publicó el 31 de julio su primer mensaje directo sobre las elecciones. Fue ponderado. Se requería un manejo prudente de la información, en especial en el marco del trabajo conjunto con Brasil y México. De hecho, la valoración de esa cautela alcanzó para justificar, en alguna medida, que el pronunciamiento del presidente se hubiera dado tres días después de las elecciones. Como dijo Gonzalo Sánchez: “Colombia no está a mil kilómetros de Venezuela. Tiene más de dos mil kilómetros compartidos de frontera”. Frontera en sentido amplio: migratorio, comercial y de seguridad nacional.
Vino luego, sin embargo, la abstención de Colombia en el voto de la OEA, priorizando la desconfianza en el organismo por encima de una diplomacia internacional más dura y exigente de democracia en el país vecino. Era importante el llamado regional conjunto a mostrar las actas. Importante también exigir la protección de la oposición. En todo caso, ante lo evidente, no hay fuerzas políticas en Colombia apoyando los resultados de las elecciones del domingo pasado. Eso es positivo.
Lamentablemente, la situación en Venezuela difícilmente tiene espacio para el desescalamiento. Que los resultados oficiales de las elecciones no tengan credibilidad lleva —o llevará tarde o temprano— a que las posiciones se reduzcan, así no sea explícito, a un llamado a que Nicolás Maduro dé un paso al costado o a un respaldo injustificado a su permanencia. El Pacto de Barbados (2023) quedó infortunadamente a mitad de camino; la negociación sobre un eventual cambio de gobierno debió ser de cartacter permanente para que, llegado el eventual resultado de victoria de la oposición, se pudiera dar una transición pacífica. Los países, como Colombia, que intentan ahora la posición equilibrista tendrán como mejor resultado la apertura de un nuevo ciclo de negociaciones. Y dudo que esto cuente con la paciencia del pueblo venezolano.
Cierto también es que el camino de la diplomacia internacional dura carece de pronóstico optimista. Por eso, con tan pocos instrumentos efectivos, puede ser preferible una combinación de aproximaciones, que dependen de las relaciones específicas de cada uno de los países con Venezuela. Si esto es correcto, por controversial que sea, nada mejor que lo que están haciendo el presidente Petro y el canciller Murillo, dadas las características de la relación Colombia-Venezuela: mantener abiertos los canales de diálogo con Venezuela como parte de una estrategia de diplomacia mixta internacional.
Enormes tristeza y preocupación por Venezuela. Enorme frustración ante la posibilidad de un nuevo caso de inútil diplomacia internacional, o que sin ser inútil podría llegar tarde otra vez.
* Exviceministro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universidad Javeriana.