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Si fracasaron los diálogos de paz…

Gonzalo Mallarino Flórez
29 de enero de 2025 - 05:04 a. m.
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Las actuales bandas criminales no tienen otro propósito que enriquecerse con las economías ilegales: narcotráfico, minería ilegal, secuestro, extorsión y todo lo que puedan derivar de aterrorizar y asesinar a la población civil. Además, como buenos asesinos y gángsters que son, se enfrentan entre ellos a muerte, a ver quién se queda con la tajada más grande de los negocios criminales, y esto trae inmenso peligro y sufrimiento a las comunidades, sobre todo rurales.

No es que las FARC no tuvieran rentas criminales, claro que las tenían hacía años, pero algo del espíritu político insurgente subsistía en ellas y eso hizo posible la firma de los tratados con el Estado y la desmovilización de más de 13.000 combatientes. El Gobierno de Santos logró algo en el terreno jurídico y político de inédito valor histórico para Colombia: establecer la conexión entre el narcotráfico y el delito de rebelión. Eso salvó al proceso porque fue posible crear sistemas de justicia transicional, ya que de otra forma los jefes guerrilleros no hubieran tenido otro destino que ir a la cárcel. Y eso hubiera hecho imposibles los acuerdos.

El presidente Santos tuvo esa genialidad, esa osadía, ese coraje, e hizo prevalecer esa tesis de la conexidad de los dos delitos. La visión de un gran estadista. Yo entiendo que a cambio de la paz que se firmó, hubo que conceder un quantum de impunidad, lo acepto, pero creo que de haber hecho las cosas bien, es decir, de haber implementado cabalmente los acuerdos, Colombia estaría en paz en la actualidad. Nada menos. Valía la pena ceder en impunidad y ganar en posibilidades de paz y convivencia.

Ahora, nada de eso es posible porque los grupos criminales se han fortalecido tanto con la ausencia del Estado en la casi la mitad de territorio nacional, que no solo no se puede negociar con ellos una desmovilización -pues ya no les interesa para nada-, sino que es imposible derrotarlos militarmente. Las fuerzas de defensa del Estado ya no les dan un brinco a los criminales organizados y sus aparatos de guerra.

Entonces, ¿qué hacer?

Ir a lo local, corregimiento por corregimiento, vereda por vereda, municipio por municipio, y darle a los gobernantes locales el poder político y jurídico de negociar con los criminales en el territorio. Eso sería mucho mejor que los pomposos procesos de paz internacionales, en los que los asesinos posan de estadistas. A cambio de lograr la seguridad de sus comunidades, los gobiernos locales tal vez logren establecer una nueva relación de fuerzas entre impunidad y pacificación territorial. “Usted puede seguir fabricando cocaína, a cambio de que no me reclute a mis niños, no me extorsione a mis comerciantes, no me asesine a mis líderes sociales”.

Algo así. Mientras se despenalizan las drogas o el Estado logra llegar a los territorios. Una despenalización local, en voz baja. ¿O estoy diciendo una burrada? Los procesos de paz locales, ¿no son una posibilidad?

Gonzalo Mallarino Flórez

Por Gonzalo Mallarino Flórez

Escritor. Autor de varios libros de poesia y de ocho novelas, de las que hacen parte sus célebres Trilogía Bogotá y Trilogía de las Mujeres. Es frecuente colaborador de importantes periódicos y revistas

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Felipe(94028)30 de enero de 2025 - 04:58 a. m.
No falta el simple que pide legalizar "las drogas", así en general, como si el guaro fuese ilegal. Ni el Congreso USA ni el Parlamento Europeo legalizaràn la cocaína, al menos en décadas. La marihuana no es un problema para ellos, el problema es la cocaína ¿Se entiende?: COCAÍNA. Colombia tiene casi que el monopolio mundial. Cada país combatirá el narcotráfico como quiera o pueda, es su responsabilidad, pero la nuestra es no producir ni exportar cocaína, porque es lo que nos mata y nos hunde.
Felipe(94028)30 de enero de 2025 - 04:45 a. m.
Perfecto, a estado muerto, estadito local puesto, mininarcoestados que se disputarán territorios y rutas, a bala obviamente. El resultado será un país paria, proveedor de mafias internacionales y sin siquiera cobrar el IVA, pero con los mismos muertos, o más. El estado de derecho sometido por el narcotráfico, renunciando a evitar el delito y a poner al delincuente ante un juez. La cafeína metida por la nariz produce delirios, como esta ocurrencia del articulista.
alfonso(9763)29 de enero de 2025 - 08:54 p. m.
Gonzalo. Sólo le faltó sugerir que legalicen las bandas narcorruptas de las regiones. Legalizar los Villamizar?, los Gnecco?, los Aguilar, oficina de Envigado? , Marquitos Figueroa? Ummmmm
Sentipensante(72875)29 de enero de 2025 - 04:53 p. m.
los procesos de paz local podrían ser una posibilidad; sin embargo, la institucionalidad local suele estar cooptada por actores irregulares...
Manuel(9808)29 de enero de 2025 - 12:32 p. m.
La democracia se desbordó en anarquía por cuenta del mercado, en el que solo vale el avasallamiento de la competencia al precio que ponga el más fuerte, dejando a la zaga a los inermes de turno en un mundo sin más opciones que la muerte, porque las treguas solo se dan cuando ninguna de las partes ven una opción de triunfo hasta el momento en que el triunfo se pone a la vista. Catatumbo no es sino una copia en miniatura del panorama orbital y, Colombia es un chiste.
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