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Los Juegos Olímpicos han sido y seguirán siendo el evento turístico más importante y de mayor perfil a nivel global. En materia de resultados superan por goleada cualquier otro certamen con capacidad para atraer corrientes de viajeros, bien sean estos reputados torneos deportivos, como el Mundial de Fútbol, que organiza la FIFA, o la Fórmula 1; o festivales culturales de gran concurrencia, como el de cine en Cannes, o el de música de Glastonbury en Inglaterra.
La considerable presencia de delegaciones nacionales, sumada a la amplia y competitiva gama de disciplinas deportivas y a su envolvente ambiente festivo, los catapultan en lo más alto del pódium, en la carrera por enganchar visitantes de todos los rincones del planeta. Es así que durante el par de semanas que dura su realización generan un considerable movimiento de turistas domésticos e internacionales, igual o mayor al que registran algunos países a lo largo de un solo año.
Son, además, un colosal fenómeno de masas, que llega a millones de espectadores en el planeta, con el potencial de provocar un impacto positivo en el destino que los acoge. Este multitudinario evento es el más visible a nivel mundial, con una cobertura mediática extensa y una audiencia global que los sigue en vivo, dándole a la sede la oportunidad de exponer sus atractivos turísticos, colocarse en primera plana del portafolio de la industria y dejar un legado duradero en términos de percepción de imagen y promoción del destino.
En esta oportunidad, París se jugó la carta con una inversión presupuestada en 9.000 millones de euros, provenientes tanto de recursos públicos y privados, como del Comité Olímpico Internacional y de empresas asociadas. La Alcaldía destinó una partida de 385 millones de euros, representada en infraestructura con impacto social a largo plazo, que, además, de beneficiar a la población local, mejora la experiencia turística del destino y dinamiza los subsectores de hotelería, gastronomía, comercio, transporte y otra variada clase de actividades económicas.
Buena parte del retorno de estas inversiones está soportada en el turismo, cuyos primeros balances muestran indicadores favorables. Se estima que 11,2 millones de visitantes aterrizaron en la capital francesa para integrarse a las Justas -que terminaron el pasado 11 de agosto- y que cuatro millones más lo estarán haciendo para los Paralímpicos que arrancarán el próximo miércoles. Mientras que la cifra ya lograda supera en un 5 % el volumen de viajeros de las últimas temporadas de verano, al término de los Paralímpicos, se prevé que el flujo de turistas se elevará al 7,9 %.
Durante el período de los juegos la ocupación hotelera en París y su área metropolitana se situó en 84 % -10,1 puntos más que en 2023-; los servicios gastronómicos tuvieron un aumento del 42 %, los establecimientos de alta gama superaron ventas en 16,6 % y las noches reservadas por Airbnb se multiplicaron hasta el 400 %. El flujo turístico que rodea las dos fases del evento proyecta ingresos superiores a los 4 mil millones de euros, sin incluir los relacionados por venta de entradas para los eventos deportivos, los provenientes de patrocinadores y los derechos de transmisión.
Con las justas, el sector de la hospitalidad francesa impulsa la redención de las inversiones y oxigena la economía nacional en estos turbulentos tiempos de inflación y de coste de la vida que se vive no solo en ese país, sino en toda la Comunidad Europea.
Como la Ciudad Luz, en las últimas cuatro justas olímpicas las sedes organizadoras, salvo Tokio, tuvieron su cuarto de hora, recuperando costos y multiplicando los flujos de viajeros. Pekín 2008 recibió en quince días más de un millón de visitantes extranjeros, con ingresos cercanos a los US$2,5 mil millones. Londres 2012 sumó tres millones de visitantes adicionales, con US$2,7 mil millones de ingresos, y Río de Janeiro 2016, con su agregado de 600 mil turistas internacionales, recogió US$2,1 mil millones.
Tokio 2020 no disfrutó del pastel, dado que los juegos debieron aplazarse hasta julio de 2021, debido a la crisis de la pandemia, lo que obligó al Gobierno a descartar la presencia de turistas extranjeros, a fin de evitar riesgos sanitarios y garantizar la seguridad de los deportistas. Su organización terminó siendo, paradójicamente, la más costosa de la historia, con una inversión de 1,7 billones de yenes.
Es evidente que la mayor visibilidad internacional de los Juegos Olímpicos contribuye de manera decisiva a reforzar a promoción del destino y a atraer flujos continuados de turistas, produciendo beneficios a futuro en el sector de la hospitalidad, con implicaciones positivas en toda la economía local y nacional.
París, que el año pasado, con 19,1 millones de turistas extranjeros, ocupó la segunda plaza del listado encabezado por Bangkok, será, sin duda, en este 2024, la favorita para ganarse la medalla de oro en dicho ranking. Y aunque Colombia está lejos de celebrar un certamen de tal envergadura, la calidad de sus atractivos naturales podría llegar a merecerle, algún día, al menos otro diploma olímpico, esta vez en la competencia turística internacional.
En el sector: A partir del 1 de septiembre, las medidas y el peso del equipaje de mano que se puede llevar de forma gratuita en la cabina de los aviones en los vuelos comerciales que cubren el territorio de la Unión Europea serán homogenizados, con el propósito de armonizar las normativas existentes, garantizar una competencia justa entre los operadores y facilitar la gestión del equipaje. Según la resolución aprobada por la Eurocámara, las dimensiones estándar de las maletas de mano que se permitirán en la cabina de todas las aerolíneas serán de 55 cm x 40 cm x 20 cm.
