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La meta de reducción de las emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 es una posibilidad, cada vez, más refundida, en un planeta que sigue lanzado de cabeza, echándole leña al calentamiento global. El pretendido objetivo de las Naciones Unidas de combatir el cambio climático se mantiene cuesta abajo. Hasta el momento, las emisiones no dejan de aumentar, el clima continúa cambiando y los gobiernos, tan comprometidos en alcanzar cero emisiones para mediados de siglo, no asumen suficiente liderazgo en la aplicación de políticas públicas que permitan enfrentar esta amenaza global.
Según un informe sobre la brecha de emisiones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el planeta avanza hacia un calentamiento global de 2,4 ºC, en contravía de lo requerido para evitar un panorama desolador. El desafío está en no superar los 2 ºC durante los próximos siete años y mantener un ritmo continuado de disminución hasta llegar a “cero neto” para 2050. El año pasado, la temperatura media global fue 1,15 ºC superior a la de la época preindustrial, lo que indica que las pretensiones de la Agenda 2030, programada para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de esos 2 ºC, se aleja cada vez más.
El turismo figura entre los emisores de GEI que más aporta al calentamiento global, dado su elevado consumo de energía y de combustibles fósiles, consecuente con la variedad y demanda de los servicios ofrecidos. Siendo el transporte el principal responsable de estas emisiones, con cerca del 75 % del total del sector, la industria hotelera, conformada por millones de empresas grandes, medianas y pequeñas, registra una significativa cuota de participación. Para las consultoras Booking. com y EY Parthenon, representa el 15 % de las emisiones anuales.
Hoteles y alojamientos emiten 264 millones de toneladas métricas de CO2 equivalente al año. Si el propósito está en alcanzar las “cero neto” emisiones en 2050, deberán reducir las emisiones en un porcentaje promedio entre el 6 % al 7 % anual de los niveles actuales. Para un sector seriamente afectado por el coronavirus, que viene marchando en lenta recuperación, la tarea no será fácil por los elevados costos que acarrea cumplir con este proceso de transición. Sin embargo, son numerosas las empresas que se están metiendo la mano al bolsillo en aras de consolidar una cultura por la gestión y el cuidado ambiental.
En Colombia, donde esta industria ha adquirido un desarrollo acelerado en el último par de décadas, son varios los ejemplos empresariales que se encaminan en la dirección correcta para abordar esa enrevesada ruta, con destino a los niveles mínimos de emisiones. La conversión de los hoteleros se enfoca en optimizar la eficiencia administrativa y de servicios y en promover un comportamiento más sostenible, mediante la adopción de prácticas eficientes y de nuevas tecnologías y sistemas de gestión.
La firma hotelera EM Hotels es uno de ellos. Esta operadora maneja una decena de establecimientos en el país -Cartagena Plaza, Andes Plaza Bogotá, Azor en Cali y Karlaka y Camelias en el Eje Cafetero, entre otros- y en el exterior -México, Santo Domingo y Punta Cana-, en los que viene adelantando planes de reestructuración, mediante el uso de las herramientas tecnológicas, para disminuir costos, crear productos y servicios diferenciales y potenciar la satisfacción del cliente.
Los hoteles de la compañía orientan sus indicadores en términos de sustentabilidad económica, social y ambiental, a través de inversiones de impacto y de campañas encauzadas a reducir, a la mitad, la huella ambiental, al término de esta década. Como parte de sus políticas de sostenibilidad, promueven eventos corporativos para fortalecer las relaciones con comunidades vulnerables, entre ellas, los pequeños productores y fabricantes locales, a quienes buscan integrar a sus programas y beneficios ambientales.
La operadora Habitel S.A.S, reconocida por sus hoteles Salvio, Habital Prime y Habitel Select, en Bogotá, ejemplariza, también, los esfuerzos del sector para mejorar el rendimiento ambiental. Como alternativa de energía renovable, dentro de las transformaciones para reducir el impacto ambiental puso en marcha un programa de paneles solares, con una cobertura proyectada para 2033 del 100 %. Suma a sus acciones cambio de equipos obsoletos y aprovechamiento de aguas lluvias y residuos orgánicos, junto a una extensiva campaña de reforestación y mantenimiento de árboles.
Puesto que el desarrollo sostenible no solo debe garantizar la sostenibilidad económica y ambiental, sino la sociocultural, con la que se busca coexistir, tanto con la identidad de las comunidades, como con los valores de las personas, Habitel promueve una política de desarrollo económico de los entornos, apostándole, igualmente, a los proveedores locales y a la generación de empleo, mientras proyecta en sus hoteles ambientes de trabajo respetuosos e inclusivos.
Estas dos jóvenes cadenas colombianas de hoteles asumen otra serie de desafíos en su propósito de hacerse tecnológicos e innovadores, respondiendo, de esta manera, a la tendencia global que llama, urgentemente, hacia un turismo sostenible.
El cambio climático no se detiene y con el 2030 encima, muchos otros empresarios hoteleros del país se la juegan por la defensa del medio ambiente, invirtiendo recursos, en tiempos de crisis, para mejorar la sostenibilidad, competitividad, rentabilidad, eficiencia y calidad de sus empresas. Solo una industria hotelera sostenible permitirá contribuir a revertir la amenaza de una temperatura que sube y sube, convirtiendo al planeta en una verdadera papa caliente.
En el sector: Tal y como lo viene haciendo EM Hotels, que tiene la mira puesta en un proceso de reconocimiento y consolidación dentro del mercado colombiano, como lo anuncia Gustavo Pinedo Polo, su director de Mercadeo; Habitel se prepara para dar el salto definitivo, a través de un plan estratégico orientado a operar más hoteles en Bogotá, Medellín y Cartagena. De acuerdo con Carlos Julio Kellman, director general, la estrategia radica en ampliar el portafolio de servicios con formatos hoteleros nuevos y hoteles independientes para convertirlos en propiedades competitivas dentro de la industria hotelera. Dos muestras de fe en el turismo y en el país.
