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                                                                                                                                Comprar el centro

                                                                                                                                Cuando yo era niño, la gente más poderosa de Medellín vivía en el centro, en casonas muy bien construidas, o en apartamentos inmensos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Aun así, decaído, el centro de mi ciudad valía y vale mucho. Pero hoy hay una mafia dispuesta a todo para comprarlo barato. Y hay una manera muy buena de abaratar el centro: volviéndolo mierda. Esto es lo que está consiguiendo un grupo mafioso de Medellín que cobra vacunas, maneja la delincuencia y compra propiedades. ¿Cómo espantar a los trabajadores y comerciantes honestos del centro de la ciudad? Muy fácil: atracándolos, extorsionándolos, volviéndoles la vida imposible. ¿Y a la Policía? Comprándola, y si no se deja comprar, poniéndoles petardos a sus comandos. Uno pensaría que la delincuencia (el robo, los atracos, los expendios de drogas, la prostitución infantil) es una cosa espontánea. Delitos generados por la pobreza de la población, por las dificultades de la vida. ¿Y si no fuera así? ¿Si para ser ladrón también hubiera que tener un permiso o una franquicia de un poder superior que te permite atracar en esta esquina y no en esta otra, tener un prostíbulo en esta cuadra y no en esta otra, una tienda de películas piratas en este local y no en el de más allá? Y casinos, y cantinas con música a todo taco. Pagando vacuna. Es lo que está pasando en Medellín: una mafia te ofrece el servicio de seguridad privada (convivir), a cambio de un chantaje. Si no pagas la vacuna, exactamente frente a tu negocio empiezan a atracar, a vender drogas, a desfilar prostitutas y proxenetas. Cuando te aburres de que te atraquen o te apuñalen o te maten, y los herederos quieran vender, aparece de inmediato el comprador. Curioso, es del mismo grupo que organiza las vacunas, las salas de juego, los prostíbulos, las tales convivir.

                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Cuando yo era niño, la gente más poderosa de Medellín vivía en el centro, en casonas muy bien construidas, o en apartamentos inmensos.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Aun así, decaído, el centro de mi ciudad valía y vale mucho. Pero hoy hay una mafia dispuesta a todo para comprarlo barato. Y hay una manera muy buena de abaratar el centro: volviéndolo mierda. Esto es lo que está consiguiendo un grupo mafioso de Medellín que cobra vacunas, maneja la delincuencia y compra propiedades. ¿Cómo espantar a los trabajadores y comerciantes honestos del centro de la ciudad? Muy fácil: atracándolos, extorsionándolos, volviéndoles la vida imposible. ¿Y a la Policía? Comprándola, y si no se deja comprar, poniéndoles petardos a sus comandos. Uno pensaría que la delincuencia (el robo, los atracos, los expendios de drogas, la prostitución infantil) es una cosa espontánea. Delitos generados por la pobreza de la población, por las dificultades de la vida. ¿Y si no fuera así? ¿Si para ser ladrón también hubiera que tener un permiso o una franquicia de un poder superior que te permite atracar en esta esquina y no en esta otra, tener un prostíbulo en esta cuadra y no en esta otra, una tienda de películas piratas en este local y no en el de más allá? Y casinos, y cantinas con música a todo taco. Pagando vacuna. Es lo que está pasando en Medellín: una mafia te ofrece el servicio de seguridad privada (convivir), a cambio de un chantaje. Si no pagas la vacuna, exactamente frente a tu negocio empiezan a atracar, a vender drogas, a desfilar prostitutas y proxenetas. Cuando te aburres de que te atraquen o te apuñalen o te maten, y los herederos quieran vender, aparece de inmediato el comprador. Curioso, es del mismo grupo que organiza las vacunas, las salas de juego, los prostíbulos, las tales convivir.

                                                                                                                                Read more!
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