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                                                                                                                                El furor de los libros

                                                                                                                                Este fin de semana es el “Día del Libro”. Alrededor de estas fechas, aunque en distintos calendarios, murieron grandes escritores (Cervantes, Shakespeare, el inca Garcilaso, Josep Pla…) y la Unesco decidió que el 23 de abril, o el fin de semana más próximo a esta fecha, se aprovechara para fomentar la lectura, defender los libros, la industria editorial, etc. La ocasión la pintan calva, y hay que agarrarla de los pelos que no tiene, al vuelo. A eso voy.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Muchos libros son así, compañeros de ruta en una noche de angustia o en un día de asueto. Los que tenemos tantos libros que no nos caben en la casa (ya invaden la cocina, el comedor, los baños), y aunque ya no haya tiempo para leerlos todos, los seguimos guardando porque sabemos que alguno de ellos nos va a salvar, alguna vez, de la desesperación. Bien decía Montesquieau: “Jamais j’eu de chagrin qu’une heure de lectura n’ait dissipée”, es decir, “Jamás tuve un desconsuelo que una hora de lectura no hubiera disipado”. Porque eso es la lectura, como el amor o la música, como la amistad o las películas: aquello que nos salva. ¿Se puede pedir más?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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                                                                                                                                Este fin de semana es el “Día del Libro”. Alrededor de estas fechas, aunque en distintos calendarios, murieron grandes escritores (Cervantes, Shakespeare, el inca Garcilaso, Josep Pla…) y la Unesco decidió que el 23 de abril, o el fin de semana más próximo a esta fecha, se aprovechara para fomentar la lectura, defender los libros, la industria editorial, etc. La ocasión la pintan calva, y hay que agarrarla de los pelos que no tiene, al vuelo. A eso voy.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Muchos libros son así, compañeros de ruta en una noche de angustia o en un día de asueto. Los que tenemos tantos libros que no nos caben en la casa (ya invaden la cocina, el comedor, los baños), y aunque ya no haya tiempo para leerlos todos, los seguimos guardando porque sabemos que alguno de ellos nos va a salvar, alguna vez, de la desesperación. Bien decía Montesquieau: “Jamais j’eu de chagrin qu’une heure de lectura n’ait dissipée”, es decir, “Jamás tuve un desconsuelo que una hora de lectura no hubiera disipado”. Porque eso es la lectura, como el amor o la música, como la amistad o las películas: aquello que nos salva. ¿Se puede pedir más?

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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