En medio del alboroto, las grandes palabras (¡golpe, comunista, dictador!), los ataúdes, los gritos, las proclamas, es muy difícil pensar. No se razona, se escupen miedos, se exagera hasta el delirio y se dicen mentiras gigantescas. El adversario, para unos y otros, es una especie de enviado del demonio, un ángel del apocalipsis. Haría falta calma, tranquilidad y perspectiva histórica, pero casi nadie parece tener la sensatez de poner las cosas en su sitio. Humberto de la Calle es uno de los pocos que se sienta, piensa y dice las cosas como son, según la Constitución y las leyes:
¿Por qué no se calman?
12 de mayo de 2024 - 05:05 a. m.