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                                                                                                                                Salman Rushdie en Bogotá

                                                                                                                                La izquierda mojigata, la izquierda que desprecia las “libertades burguesas” (de expresión, de prensa, de sufragio, de movimiento), la izquierda biempensante que se llena la boca con palabras grandes (antiimperialismo, neocolonialismo, unión de los pueblos oprimidos del sur), considera un error criticar al Islam y a los islamistas. La suya sería una lucha desesperada de un pueblo oprimido que por casualidad asume el ropaje de la religión.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Ahora Rushdie pudo venir a Colombia sin escoltas y tuve el honor de presentar su libro más reciente: Dos años, ocho meses y veintiocho noches. Se trata de una especie de novela filosófica (a la manera de Swift o de Voltaire) en la que luchan la luz y las tinieblas por el control del mundo. El inmenso problema del Islam contemporáneo se trata aquí delicadamente como la continuación de la lucha entre las visiones antagónicas de dos filósofos musulmanes: Ibn Rushd (más conocido como Averroes) y Al-Ghazali. El primero, defensor de un examen racional de las cosas, que pone límites naturales al dominio divino; y el segundo, el que se impuso entre los integristas, con una visión cerrada y triste que se apega a la letra del Corán y a las doctrinas más estrictas.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

                                                                                                                                Conversar con Rushdie en Bogotá (mucho más sobre el oficio de escribir que sobre su posición política) fue una manera de reivindicar el derecho a la libertad de pensar y de discutir. Un pensador laico y liberal como él cree que se debe respetar al adversario, pero no necesariamente sus ideas, que en cambio pueden ser criticadas con furor. Y que ni en la literatura ni en el periodismo se puede desterrar el humor, porque una caricatura sin sátira es como un río sin agua, y un libro sin la gracia de la risa y de la fantasía, podrá ser un texto doctrinario, pero no una verdadera obra de creación. Estas Mil y una noches futuristas, reales y fantásticas al mismo tiempo, son también una invitación en pensar con libertad sobre el gran tema de la violencia terrorista contemporánea, que se está volviendo tan horrible y frecuente como los terremotos, y tan peligrosa como el calentamiento global.

                                                                                                                                La izquierda mojigata, la izquierda que desprecia las “libertades burguesas” (de expresión, de prensa, de sufragio, de movimiento), la izquierda biempensante que se llena la boca con palabras grandes (antiimperialismo, neocolonialismo, unión de los pueblos oprimidos del sur), considera un error criticar al Islam y a los islamistas. La suya sería una lucha desesperada de un pueblo oprimido que por casualidad asume el ropaje de la religión.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!
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                                                                                                                                Ahora Rushdie pudo venir a Colombia sin escoltas y tuve el honor de presentar su libro más reciente: Dos años, ocho meses y veintiocho noches. Se trata de una especie de novela filosófica (a la manera de Swift o de Voltaire) en la que luchan la luz y las tinieblas por el control del mundo. El inmenso problema del Islam contemporáneo se trata aquí delicadamente como la continuación de la lucha entre las visiones antagónicas de dos filósofos musulmanes: Ibn Rushd (más conocido como Averroes) y Al-Ghazali. El primero, defensor de un examen racional de las cosas, que pone límites naturales al dominio divino; y el segundo, el que se impuso entre los integristas, con una visión cerrada y triste que se apega a la letra del Corán y a las doctrinas más estrictas.

                                                                                                                                PUBLICIDAD

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                                                                                                                                Read more!

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