Paulo Freire nos ha dejado un legado de humanidad que consiste en pensar de otras maneras, de ahí su invitación a que leamos el mundo, nos comprometamos a sentirlo críticamente y a transformarlo. Por ello, nos hacemos esta pregunta: ¿Qué pensamientos sobre la existencia de otros/as y lo otro, podemos concebir ante discursos eugenésicos y asépticos que despliegan personajes como Nayib Bukele, Javier Milei, y el representante a la cámara Miguel Polo Polo? Este interrogante nos interpela por el lugar central que requiere tener la educación en/para la dignidad.
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Paulo Freire nos ha dejado un legado de humanidad que consiste en pensar de otras maneras, de ahí su invitación a que leamos el mundo, nos comprometamos a sentirlo críticamente y a transformarlo. Por ello, nos hacemos esta pregunta: ¿Qué pensamientos sobre la existencia de otros/as y lo otro, podemos concebir ante discursos eugenésicos y asépticos que despliegan personajes como Nayib Bukele, Javier Milei, y el representante a la cámara Miguel Polo Polo? Este interrogante nos interpela por el lugar central que requiere tener la educación en/para la dignidad.
La difusión masiva, sin mayor crítica de discursos y hechos ofensivos y degradantes, que ocupan un lugar en la esfera pública, nos hace preocupar por el tipo de educación y de formación política que se está construyendo desde el desprecio y el odio hacia otredades. Develamos entonces un repertorio de coincidencias negacionistas y ultraconservadoras de estas voces, las cuales no dependen del azar sino que hacen parte de modelos, políticas, estructuras y maneras de leer el mundo desde la superioridad moral, la individualidad a ultranza y la segregación, pues pretenden legitimar el darwinismo social que entrega mensajes basados en las purezas existenciales, las normalidades vitales y los derechos de sangre, conceptos propios de modelos totalitarios.
Podemos reconocer algunos mensajes y planteamientos como los siguientes: Netanyahu afirma “La claridad comienza por saber la diferencia entre el bien y el mal. Sin embargo, increíblemente, muchos manifestantes antiisraelíes, eligen apoyar al mal, están con Hamas”. Por su parte, Bukele eliminó la conmemoración de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil de El Salvador, aduciendo que “lejos de representar un beneficio para la población salvadoreña, se constituyeron como el inicio de una era de corrupción”. En el caso de Milei, niega que la cifra de desaparecidos en Argentina sea alrededor de 30.000, “reduciéndola” a 8.753 y legitimando los excesos de las fuerzas de seguridad por estar en “guerra” con “terroristas de ultraizquierda”, bajo estos criterios canceló el programa de las Madres de Plaza de Mayo en televisión pública.
En nuestro país, Polo Polo, ante un acto de memoria y resistencia de las madres víctimas de los mal llamados falsos positivos, expresó: “Quién le habrá pagado a esos presuntos campesinos que vinieron aquí a ensuciar la Plaza Alfonso Núñez para poner estas botas haciendo apología a los 6.402 falsos positivos. Esta cifra no puede ser soportada (…) Por esta razón estas botas tienen que ir a donde pertenecen, al canasto de la basura (…)”.
Las vulneraciones a nuestra estudiante del programa de profesionalización, Luz Marina Bernal, a Madres de Falsos Positivos de Soacha y Bogotá –MAFAPO– y a otras madres de jóvenes desaparecidos forzadamente, ejecutados a manos de miembros del Ejército Nacional, constituyen una afrenta a la dignidad, no solamente por ser funcionario del Estado, sino también por su condición étnica y de clase. Su acto despreciativo y humillante ofende la memoria con la destrucción de símbolos sagrados (las botas), suscitando desconfianza sobre una verdad demostrada. De igual modo, distorsiona el debate público ante un crimen de Estado, causa impacto negativo frente a una realidad de conocimiento social y, sobre todo, atenta contra los derechos integrales de las víctimas de delitos de lesa humanidad.
Lo anterior hace parte de las expresiones del odio que, históricamente, se han instalado en distintos espacios de socialización política. Recordemos, el fascismo y el nazismo mostraron interés en el carácter simbólico de la formación-educación, además de intervenir los centros educativos, recurrió a otros espacios donde la propaganda, discursos, lenguaje, gestos, personajes y “moralización” se convirtieron en los principales medios de instalación de sentido.
En las dictaduras del Cono Sur se “remantizó” la información para romper lazos de comprensión, “decodificando” la aprehensión de significados: “el enemigo” no merece tener derechos; la defensa del orden y las instituciones amerita ciertas “extralimitaciones”.
Afortunadamente, en Colombia seguimos sosteniendo pedagogías de la memoria, que han hecho resistencia desde otras formas de ver, leer, estar, sentir y asumir el mundo. Estas entienden que las enseñanzas desde los dolores más profundos debidos a las guerras, violencias políticas, genocidios, nos implican y nos comprometen a hacer las cosas de otra manera.
La Universidad Pedagógica Nacional asume la presencia de otredades vulneradas, dolidas, pero infinitamente dignas. Gracias a Luz Marina, a MAFAPO y a las demás madres de todo Colombia, hemos sabido de vejámenes cometidos contra jóvenes, hemos aprendido la fuerza y templanza para exigir verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición.
Precisamente, como maestras/os, seguimos haciendo presencia en muchas partes, exigiendo con bondad y firmeza que la dignidad en acción se vuelva costumbre, ello requiere responsabilizarnos con la lección más urgente: no eliminarnos de ninguna forma.
*Rector UPN